El Papa condena a los "soberbios, vanidosos, que se creían superiores a los demás" Francisco: "Ser pecadores nos da la oportunidad de que Jesús venga a buscarnos"

(J. Bastante/Aica).- Aunque el Papa ha suspendido sus audiencias públicas -salvo el Angelus del domingo-, Francisco quiso presidir una misa para los trabajadores del centro industrial del Vaticano. En su homilía, el Papa recodó que "Jesús vino a llamar a los pecadores, no a los justos", por lo que invitó a los cristianos a reconocernos "imperfectos", lo que "nos da la oportunidad de que Jesús venga a buscarnos".

El pontífice reflexionó sobre el Evangelio del día que narra el llamado de Jesús a Mateo, el recaudador de impuestos, se encargaba de recaudar impuestos para los romanos. Era considerado un traidor, y sin embargo Jesús lo llama: "Jesús eligió un apóstol, entre toda la gente, eligió al peor".

El Papa recordó que cuando se alojaba en la vía romana de Scrofa, "me gustaba ir a la iglesia de San Luis de los Franceses para mirar la pintura de Caravaggio, La conversión de Mateo, donde el apóstol figuraba agazapado sobre el dinero y Jesús lo señala con el dedo".

"Viendo aquello, los fariseos, que se creían justos y que lo juzgaban todo, decían: ‘Pero, ¿cómo es posible que su maestro busque esa compañía?'. Y Jesús contesta: ‘Yo no vine para llamar a los justos, sino a los pecadores'".

Francisco reconoció que esta escena del Evangelio "me consuela mucho, porque pienso que Jesús vino por mí. Porque todos somos pecadores. Todos. Todos tenemos esa marca. Estamos marcados. Cada uno de nosotros sabe dónde es más fuerte su pecado, su debilidad".

"Lo primero de todo que debemos hacer es reconocer esto: ninguno de nosotros, ninguno de los que estamos aquí, puede decir: ‘Yo no soy pecador'. Los fariseos sí que lo decían, y Jesús los condena. Eran soberbios, vanidosos, se creían superiores a los demás. En cambio, todos somos pecadores. Ese es nuestro título y es también la oportunidad que tenemos de atraer a Jesús a nosotros. Jesús viene junto a nosotros, junto a mí, porque soy pecador".

El Papa concluyó su homilía insistiendo en que "nuestro consuelo, nuestra confianza, es que Jesús siempre sana el alma" y pidió que "en este primer viernes, pensamos en el corazón de Jesús, para hacernos comprender esto, pensemos en su corazón misericordioso, que sólo nos dice: 'Dame tus debilidades, dame tus pecados. Jesús perdona todo, siempre perdona. Esta es nuestra alegría".

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