"Si algo caracteriza su itinerario vital y religioso ha sido su ubicación en el Sur global" León XIV, en camino hacia un cristianismo liberador

León XIV, el nuevo Papa
León XIV, el nuevo Papa Vatican Media

Tengo las mejores impresiones del cardenal estadounidense Prevost, elegido papa con el nombre de León XIV, que ofrece la primera pista de una de las posibles prioridades de su pontificado: la defensa de los derechos de la clase trabajadora

Por mis viajes a Perú durante los últimos 25 años, he seguido de cerca la trayectoria del agustino Robert Prevost como misionero y obispo de la diócesis peruana de Cliclayo

Tengo las mejores impresiones del cardenal estadounidense Prevost, elegido papa con el nombre de León XIV, que ofrece la primera pista de una de las posibles prioridades de su pontificado: la defensa de los derechos de la clase trabajadora. León XIII fue el papa de la Rerum novarum, de 1891, encíclica que dio origen a la doctrina social de la Iglesia, continuada por sus sucesores con documentos de gran importancia como Octogessima adveniens, de 1971, del papa Pablo VI, Laborem exercens y Centessimus annus, de Juan Pablo II y La alegría del Evangelio, de 2013, del papa Francisco, sin duda la más revolucionaria de todas en la que afirma que el neoliberalismo es injusto en su raíz. Me gustaría que siguiera la orientación social de Francisco y siguiera ejerciendo la denuncia del neoliberalismo, que el obispo y teopoeta de la liberación Pedro Casaldáliga consideraba “la gran blasfemia del siglo XXI”.  

Especial Papa León XIV

Por mis viajes a Perú durante los últimos 25 años, he seguido de cerca la trayectoria del agustino Robert Prevost como misionero y obispo de la diócesis peruana de Cliclayo. Tengo las mejores impresiones sobre su actividad teológica y pastoral compartida con colegas teólogas, teólogos y obispos amigos peruanos. Perú ha sido el país latinoamericano donde surgió la teología de la liberación. Tuvo oportunidad de conocer y seguir el desarrollo de la teología de la liberación precisamente en el país donde nació bajo la paternidad del teólogo peruano Gustavo Gutiérrez. Jugó un papel importante en la supresión del Sodalicio, organización cristiana peruana envuelta en casos de pederastia, de enriquecimiento ilícito y de corrupción económica.

Si algo caracteriza su itinerario vital y religioso ha sido su ubicación en el Sur global, donde ha vivido varias décadas. Espero que tal ubicación contribuya a que en su pontificado dirija su mirada y su práctica liberadora con especial preferencia hacia los lugares donde la pobreza, el hambre y la injusticia estructural golpean con especial dureza a las mayorías populares y camine por la senda del cristianismo liberador, que inició su andadura en América Latina a mediados de la década de los sesenta del siglo pasado. Confío en que mi esperanza no se frustre.

Mons Robert Prevost, en 2014 cuando fue ordenado obispo en Chiclayo (Perú)
Mons Robert Prevost, en 2014 cuando fue ordenado obispo en Chiclayo (Perú)

Durante los últimos años fue un estrecho colaborador del papa Francisco, quien le nombró obispo y cardenal, le encargó la presidencia de uno de los dicasterios más importantes de la Curia vaticana, el de la elección de obispos. y le puso al frente de la Comisión para América Latina. Me parece importante destacar que el legado del papa argentino Francisco pasa a manos del papa de nacionalidad peruana León XIV, ambos latinoamericanos. Una continuidad geográfica que espero se traduzca en continuidad eclesial y política liberadora.   

En estos momentos me gustaría ofrecer, a vuela pluma, al papa León XIV algunas sugerencias para que su pontificado sea históricamente significativo y pueda responder a los grandes desafíos del cambio de era que estamos viviendo. En realidad, son, más bien, deseos que creo coinciden con un sector importante de cristianos y cristianas de base, congregaciones religiosas, teólogas y teólogos que caminamos por la senda de la liberación del siglo XXI. Es el primero mi deseo de que continúe el pensamiento político, económico, social y ecológico del papa Francisco, que expuso en sus encíclicas La alegría del Evangelio, Laudato si’. Sobre el ciudado de la Casa Común y Fratelli tutti. El horizonte en todas ellas es la defensa del bien común, la denuncia de la globalización de la indiferencia ante el sufrimiento de las mayorías populares empobrecidas y la idolatría del dinero. León XIV sabe muy bien que el pensamiento y la práctica de Francisco en este tema está en plena sintonía con el Evangelio de Jesús de Nazaret que declara la incompatibilidad entre servir a Dios y al Dinero.

La democratización de la Iglesia, que el papa Francisco no logró llevar a cabo, a pesar de su crítica del clericalismo y de la defensa de la sinodalidad

El segundo deseo, que me gustaría se realizara sin demora, es la democratización de la Iglesia, que el papa Francisco no logró llevar a cabo, a pesar de su crítica del clericalismo y de la defensa de la sinodalidad. La Iglesia católica sigue teniendo una estructura jerárquica, piramidal, patriarcal y clerical. En ella detentan todo el poder el papa, los obispos y los sacerdotes. En esta terreno creo que vive instalada en una clara contradicción. Defiende los derechos humanos y la democracia en la sociedad, pero no los practica en su seno. Es necesario que León XIV genere cauces de participación de los cristianos y cristianas en la toma de las más importantes decisiones de la vida de la Iglesia y en la elección de sus dirigentes La democratización en su seno es condición necesaria para que su mensaje sea creíble y para que no se le aplique el refrán “consejos vendo, pero para mí no tengo”.

Francisco, con Prevost
Francisco, con Prevost

Mi tercer deseo es que la democratización se haga desde la perspectiva de género. La jerarquía católica, incluido el Vaticano, es hoy uno de los más eficaces bastiones de defensa del patriarcado. En este terreno el papa Francisco ha hecho algunos avances colocando a mujeres en puestos de responsabilidad dentro de la Curia vaticana. Pero no es suficiente. Es necesario que la reforma de la Iglesia se lleve a cabo bajo dos principios, el de la igualdad y el de la paridad, ambos con base antropológica y evangélica. La base antropológica es la igual dignidad y los mismos derechos y deberes de todos los seres humanos sin discriminación de género. La base evangélica es el movimiento igualitario de hombres y mujeres que puso en marcha Jesús de Nazaret. Si no se democratiza la Iglesia desde la perspectiva de género, llevará la marca del patriarcado, que está en abierta contradicción con la democracia. 

* Juan José Tamayo es teólogo de la liberación y secretario general de la Asociación de Teólogas y Teólogos Juan XXIII. Su último libro es Cristianismo radical (Trotta, 2025).

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