"Es una persona que tiende puentes. Siempre ha buscado unificar e integrar", señala el subsecretario del Sínodo Luis Marín: "León XIV tiene mente y corazón sinodales"

Luis Marín de San Martín, con León XIV
Luis Marín de San Martín, con León XIV RRSS

Monseñor Marín aterrizó en Roma en 2008 por petición de Robert Francis Prevost, entonces prior general de los agustinos, para ocuparse del Archivo General de la Orden y participar en varias comisiones de la Curia agustiniana

Durante cinco años convivió con él en la misma casa, formando parte de la misma comunidad en Roma, y se veían todos los días, lo que le permitió profundizar su amistad

Para él, el nuevo Papa León XIV es un amigo, un hermano y un compañero de camino. Conoce a la perfección sus valores, su empeño, su compromiso, sus sensibilidades y su estilo de gobierno

Monseñor Marín ha compartido momentos y etapas clave de la trayectoria del ahora Pontífice León XIV. En esta entrevista con L’Osservatore Romano descifra importantes claves de lectura para comprender el pontificado que acaba de comenzar y el bagaje intelectual, espiritual y pastoral del nuevo Papa

(L'Osservatore Romano).- Mons. Luis Marín de San Martín, (Madrid, España, 1961), agustino, obispo y subsecretario de la Secretaría General del Sínodo, sintió una emoción particular cuando el pasado 8 de mayo escuchó las primeras palabras con las que el cardenal Mamberti anunciaba la elección del nuevo Papa: “Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum, Dominum Robertum Franciscum Sanctae Romanae Ecclesiae”… y no necesitó escuchar apellido. “Cardinalem Prevost”, se adelantó dentro de sí de inmediato, con gran alegría, antes de fundirse en un abrazo colectivo con sus hermanos agustinos.

Especial Papa León XIV

Para él, el nuevo Papa León XIV es un amigo, un hermano y un compañero de camino. Conoce a la perfección sus valores, su empeño, su compromiso, sus sensibilidades y su estilo de gobierno.

Monseñor Marín aterrizó en Roma en 2008 por petición de Robert Francis Prevost, entonces prior general de los agustinos, para ocuparse del Archivo General de la Orden y participar en varias comisiones de la Curia agustiniana. Durante cinco años convivió con él en la misma casa, formando parte de la misma comunidad en Roma, y se veían todos los días, lo que le permitió profundizar su amistad. Cuando las obligaciones de Prevost le llevaron a otros lugares del mundo siguieron en contacto. El ahora Papa, durante su etapa como obispo de Chiclayo (Perú) también llamó a Marín a Perú en varias ocasiones para encargarle que colaborara en la formación del clero. Más tarde, en 2021, el Papa Francisco lo fichó para ocupar el puesto de subsecretario de la Secretaría General de Sínodo.

Cuando Prevost volvió a instalarse en Roma en 2023, para dirigir el Dicasterio para los Obispos, aunque residía en otro lugar, seguía compartiendo varios momentos cada día con su comunidad de agustinos, rezaban laudes, celebraban la eucaristía y comían juntos a diario.

León XIV se presentó como “hijo de San Agustín”, ¿Qué carácter imprime el hecho de ser agustino? ¿Qué rasgos agustinianos veremos en su pontificado?

El 13 de mayo, cuando vino a celebrar la Eucaristía a nuestra casa y a comer con nosotros, nos dijo unas palabras muy hermosas: “Voy a tener que renunciar a muchas cosas, mi vida ha cambiado, pero no renunciaré jamás a ser agustino”. Esas palabras a mí me emocionaron mucho. Los agustinos somos una orden religiosa nacida en el siglo XIII, pero que recoge toda la herencia espiritual de San Agustín, que es nuestro padre, además de una gran figura de la Iglesia y un personaje muy actual.

Para nosotros, agustinos, el eje de nuestro carisma es la comunidad, entendida como comunión. De ahí la insistencia del Papa en este aspecto. Nosotros entendemos la comunidad no solamente como vivir juntos, bajo un mismo techo, o trabajar juntos, sino, en referencia a la primitiva comunidad de Jerusalén (Hch 4,32), a tener una sola alma y un solo corazón en camino hacia Dios. Ese es el hilo que une los demás elementos de nuestra espiritualidad.

¿Qué otros rasgos se pueden enmarcar dentro de esta perspectiva agustiniana?

Ante todo la interioridad, que lleva a cuidar una profunda vida de oración, entendida como encuentro con el Señor. Podemos ver en el Papa la insistente referencia a la centralidad de Cristo. La comunión con el Señor resucitado nos lleva también a la comunión con los hermanos y hermanas, que son su cuerpo. Podemos entender que, la interioridad, fundamentada en la Sagrada Escritura y en la experiencia de Cristo, resulte imprescindible para los agustinos. Y hay otros rasgos muy importantes.

¿Cuáles son?

La disponibilidad a las necesidades de la Iglesia y la implicación en el mundo. La espiritualidad agustiniana no es de separación o ausencia, sino de presencia. Hay otras espiritualidades diferentes, tan hermosas e importantes como la nuestra, pero los agustinos estamos para ir al mundo a evangelizar, para estar con la gente. Tenemos gran sensibilidad hacia las cuestiones sociales, en lo relacionado con la lucha por la paz y la justicia, y hacia las tareas intelectuales. También nos caracteriza la disponibilidad a lo que la Iglesia necesite. Por eso los agustinos estamos abiertos a todo tipo de apostolados. Tenemos parroquias, universidades, colegios, misiones… Y siempre desde una posición de vanguardia, abriendo caminos en muchos lugares. Esta espiritualidad que nos ilumina a nosotros creo que puede aportar mucho a la Iglesia y al mundo de hoy.

¿Cuáles han sido las primeras señales del papa León XIV que nos permiten anticipar las prioridades de su pontificado?

Las encontramos ya en el propio nombre que ha elegido: León XIV, en referencia a León XIII, un papa que supo leer los signos de los tiempos, que cambian a gran velocidad. No se trata de responder a retos de épocas que ya no existen, ni de vivir en un mundo que ya ha pasado. Es fundamental conocer nuestro tiempo, saber cuáles son sus retos. Además, León XIII inició el desarrollo de la llamada Doctrina Social de la Iglesia, uno de los elementos esenciales de su pontificado, mostrando sensibilidad hacia el mundo del trabajo y los más desfavorecidos.

También hemos visto rasgos importantes en los discursos que ha pronunciado León XIV. Destaca el concepto de Iglesia sinodal, como desarrollo de la eclesiología del Concilio Vaticano II. Una Iglesia en comunión con Cristo y con los hermanos y hermanas, que se asume la corresponsabilidad diferenciada, una Iglesia dinámica y evangelizadora, que lleva la buena noticia a los diferentes contextos culturales, a las diferentes realidades en las que nos toca vivir. Toda la sinodalidad está aquí.

Junto a esto, tenemos una gran insistencia en la paz, con intervenciones muy fuertes y concretas. Esta llamada continúa también en la línea de los anteriores pontífices.

Y siempre creando lazos, integrando, nunca desde el enfrentamiento o el aislamiento. Él es una persona que tiende puentes. Siempre lo ha sido, como religioso, obispo y cardenal ha buscado unificar e integrar.

¿De qué manera considera que la experiencia pastoral del papa León XIV como obispo de Chiclayo ha moldeado su visión de la misión de la Iglesia hoy?

Su carácter misionero tiene varias fuentes. La primera es la formación recibida en la familia, que siempre estuvo muy implicada en la parroquia y en la vida de la comunidad cristiana. Otra fuente la tenemos en la espiritualidad agustiniana, que es una espiritualidad de misión, de testimonio, de salida. Y, en tercer lugar, su experiencia personal.

Él se fue a las misiones muy joven, trabajó como formador de agustinos durante varios años en Chulucanas, Perú. Es muy interesante esa época. Después fue a Chiclayo. Siempre ha tenido sensibilidad misionera. Siendo norteamericano de nacimiento, ha estado mucho tiempo fuera de Norteamérica. No es uno que se queda en casa. Es alguien que sale, que va a otras culturas, en las que se integra perfectamente. Por eso se nacionalizó peruano. En Chiclayo, yo he visto cómo la gente no solo lo aceptaba, sino que lo quería mucho. Es un hombre que se integra en la misión.

Yo creo que su ejemplo nos ayudará también a toda la Iglesia a sacarnos de nuestras seguridades para transmitir la alegría del Evangelio de forma valiente y esperanzada.

Es un hombre de ideas muy claras. Tiene una mentalidad de matemático y de canonista. Es muy ordenado. Muy trabajador. Muy reflexivo. No toma decisiones a la ligera. Él medita, reflexiona y reza. Fiel al estilo agustiniano, es una persona de trabajo en equipo

¿Cómo interpretaría usted el estilo de gobierno episcopal de León XIV en Chiclayo y también en su etapa como prior de los agustinos y qué rasgos de ese estilo pueden extrapolarse a su modo de gobernar la Iglesia Católica globalmente?

Es un hombre de ideas muy claras. Tiene una mentalidad de matemático y de canonista. Es muy ordenado. Muy trabajador. Muy reflexivo. No toma decisiones a la ligera. Él medita, reflexiona y reza. Fiel al estilo agustiniano, es una persona de trabajo en equipo. Nosotros, los agustinos, tenemos estructuras muy colegiales, por tanto, muy sinodales. Dialogamos entre todos para ayudar a tomar las decisiones.

Eso es lo que él ha vivido y en lo que se ha formado. Su estilo de gobierno siempre fue de mucha escucha. Es un hombre que escucha mucho, diferentes opiniones. No quiere decir que esté de acuerdo con todas las opiniones, pero escucha todo y dialoga. Sabe gobernar. Cuando toma una decisión, es firme y seguro. Esto es lo que ha hecho siempre toda su vida. En Chiclayo, ofreció mucha participación, promovió la sinodalidad, la corresponsabilidad de todos, la interacción entre todos. Y también asumió sin vacilar sus propias responsabilidades.

El cardenal Prevost ha participado en el Sínodo, y en los grupos de estudio. Sus intervenciones eran serenas, sólidas, ponderadas y claras. Y esto le hacía ser escuchado y respetado. También es un hombre querido, porque es sencillo, amigable y cordial sin estridencias.

Una de las claves de las que habló en su primer discurso fue la sinodalidad. ¿Cómo la ha vivido y aplicado hasta ahora?

Tiene mente y corazón sinodales. Pero no se trata de una sinodalidad política, sino una sinodalidad eclesial. Y una sinodalidad no solo teórica sino también práctica, concreta, que se debe desarrollar en la vida, en las estructuras y en el estilo de la Iglesia.

Siendo obispo, me pidió ofrecer cursos sobre sinodalidad a los sacerdotes de su diócesis para explicar de qué se trataba y cómo desarrollarla. Ha estado muy implicado en los procesos sinodales. Y los continuará desarrollando. No olvidemos que la sinodalidad es uno de los rasgos constitutivos de la Iglesia.

¿Qué papel otorgará León XIV a los laicos tomando en cuenta su experiencia?

El papel que les corresponde desde esa perspectiva sinodal que brota de la comunión y quese concreta en la corresponsabilidad diferenciada.

No esperemos que clericalice a los laicos, ni que laicice al clero. Cada uno responde a una vocación determinada. Por tanto, partimos de la igualdad básica de todos por el bautismo, teniendo en cuenta que es el bautismo el que nos incorpora a Cristo. Pero hay que considerar la diferencia de vocaciones, carismas y ministerios. Sería absurdo que un obispo quisiera servir a la Iglesia como laico, o que un laico quiera servir a la Iglesia como presbítero. Cada uno, según su vocación, según el servicio al que ha sido llamado. Esto es importante: la actitud no es de poder, sino de servicio. Prevost siempre ha sido un servidor de la Iglesia, un servidor de la comunidad cristiana. Por otra parte, la participación del laico no es una concesión del clero, sino una responsabilidad que procede del bautismo. Debemos desarrollarla totalmente, ir a máximos.

El Papa también procurará poner en interconexión toda la variedad de vocaciones, carismas y ministerios. Esta interrelación entre todos los miembros de la Iglesia es un reto, pero él llega bien preparado porque le ha prestado mucha atención durante toda su vida.

Robert Francis Prevost tuvo un papel relevante en la Conferencia Episcopal Peruana para impulsar la Comisión de Protección de Menores, ¿el tema de los abusos le preocupa? ¿Es importante para él?

Es un tema que le preocupa mucho y ha sido muy claro desde el principio. Su historia lo avala. Hay que destacar también las últimas declaraciones que, sobre este tema, han hecho el actual obispo de Chiclayo y la Conferencia Episcopal de Perú. No hay duda alguna. Primero, ha estado siempre al lado de las víctimas. Desde el primer momento. Y, segundo, ha cumplido escrupulosamente los protocolos. Su modo de proceder ha sido intachable. Las propias víctimas lo han resaltado de forma muy clara: ‘Siempre estuvo a nuestro lado, siempre nos acompañó’. Gracias a él se ha hecho justicia.

Víctimas y denunciantes del Sodalicio, con Prevost en Roma cuando era cardenal
Víctimas y denunciantes del Sodalicio, con Prevost en Roma cuando era cardenal

¿El Papa León XIV buscará impulsar un perfil más misionero de la Curia Romana, reflejando el dinamismo evangelizador que vivió en las parroquias de Perú?

Los dos ejes de la reforma de la Curia impulsada por el Papa Francisco y que aparecen en la constitución apostólica Praedicate Evangelium, son la sinodalidad y la evangelización. La Iglesia es constitutivamente misionera. Por tanto, todo lo que es Iglesia debe ser misionero. Debemos considerar de qué manera podemos juntos, todos nosotros, evangelizar, llevar el Evangelio a todos los rincones. Cómo coordinarnos. Cómo ayudar a las diócesis y a las conferencias episcopales en la tarea evangelizadora. La Curia Romana está al servicio de toda la Iglesia. La misión, la evangelización, será, sin duda alguna, uno de los ejes del pontificado León XIV. Lo avala su trayectoria.

¿Cuál considera usted que será la marca distintiva de estilo del pontificado de León XIV?

Lógicamente debemos esperar para ver cómo se desarrolla. Aunque podemos fijarnos en la persona. Robert Prevost ama profundamente a Cristo y a la Iglesia. Es un hombre de Dios, de fe profunda, que sirve a la Iglesia con total disponibilidad. Esto es esencial. También es una persona con los pies en la tierra. Conoce muy bien el mundo de hoy, sus retos, a los que trata de responder, implicándose en ello. Un hombre de nuestro tiempo. Creo que León XIV va a ser un gran líder a nivel mundial. Una voz autorizada y un sólido punto de referencia.

Además, tiene una mente muy abierta, donde cabe la pluralidad como riqueza. También dentro de la Iglesia. Lo encontramos en sus discursos, como, por ejemplo, el ofrecido a las Iglesias Orientales con motivo del Jubileo. Destaca esa variedad de expresión y vivencia que hay en la unidad e inmutabilidad del depósito de la fe. Si hay amor (caritas) las diferencias enriquecen la comunión.

Me gusta utilizar la expresión de ‘continuidad en la discontinuidad’. Es Francisco quien descubre la brillante y rica personalidad de Robert Francis Prevost. Lo hace obispo del Chiclayo, lo trae a Roma para ser prefecto del Dicasterio de los Obispos, lo hace cardenal, lo recibe a menudo… Es un hombre de Francisco

¿Cree que transitará por las sendas que abrió su predecesor, el papa Francisco?

Me gusta utilizar la expresión de ‘continuidad en la discontinuidad’. Es Francisco quien descubre la brillante y rica personalidad de Robert Francis Prevost. Lo hace obispo del Chiclayo, lo trae a Roma para ser prefecto del Dicasterio de los Obispos, lo hace cardenal, lo recibe a menudo… Es un hombre de Francisco. En cuanto al pensamiento, ambos son hijos del Concilio Vaticano II y de su eclesiología. Habrá continuidad en los procesos de renovación, en la opción por la Iglesia sinodal, corresponsable, misionera, en salida, por la Iglesia de la misericordia, que cuida la creación, abierta al diálogo y de fuerte carga social. Habrá continuidad, pero en la discontinuidad. León XIV no será una fotocopia de Francisco. Tiene su propia personalidad y su propio estilo. Será él mismo, con su modo de ser, su formación, sus intuiciones, sus opciones. Es un nuevo Papa, no un clon del anterior.

La Iglesia está viva y va siempre hacia adelante, se renueva incesantemente unida a Cristo. Hacer posible esta renovación cuidando las raíces será tarea del papa Prevost, como lo ha sido de sus predecesores. Debemos ayudarle con nuestra oración, rodearle con nuestro cariño y asegurarle nuestra colaboración. La Iglesia mira al futuro con enorme esperanza.

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