Hacia un nuevo modelo de vivir.

En su homilía de este domingo, Monseñor Romero cita literalmente algunas frases del discurso[1] del presidente General Carlos Humberto Romero en los EEUU. Dice:  “Yo quiero destacar algunas frases porque son precisamente el pensamiento de la Iglesia y, por eso, me extraña que muchas veces, por expresarse así, la Iglesia sea tildada de comunista y subversiva”.  Luego cita algunas frases.

La paz social es posible cuando existe un clima de armonía entre el sector laboral y el sector empresarial. La comprensión mutua de las justas aspiraciones de uno y de las reales posibilidades del otro, constituyen el punto de equilibrio de  ambas fuerzas, propicio para el trabajo que da riqueza y bienestar para todos”. Parece muy genial y acertada la frase: “ Las posibilidades de un sector y las aspiraciones del otro sector, si se equilibran con justicia, no habría que lamentar terrorismo ni violencias, represiones ni otras cosas que han ensangrentado tanto nuestra patria.” También cuando dice: “Queremos una nación saludable, en donde la libertad del hombre siga siendo el sustento de la democracia,]”. “Alcanzar mejores niveles de vida para los grandes núcleos de población de menores recursos económicos.”  Y sobre todo cuando dice: “Un nuevo modo de vivir, en donde el régimen económico responda ampliamente a principios de justicia social que tiendan a asegurar a todos los habitantes, una existencia digna del ser humano.”. “Modernización del sistema de explotación y tenencia de la tierra mediante una participación más amplia de la propiedad”. Es lo que la Iglesia ha dicho.   Y también este otro pensamiento. “ debemos satisfacer las aspiraciones del ser humano de participar en el gobierno, de exponer libremente su pensamiento, de tener igualdad de oportunidad de estudio y de trabajo, así como de fortalecer permanentemente sus facultades creadoras. El hombre, además de la libertad de querer gozar, también tiene el derecho a vivir con decoro y dignidad.”  

En primer lugar llama la atención la inmensa distancia entre el discurso del presidente (un general del ejército) y la realidad de las acciones de su gobierno.  Es algo que sucede frecuentemente: los discursos de los presidentes fuera del país, en las Naciones Unidades u otras instancias internacionales, parecen siempre hablar de otro país, de otra realidad, de otro gobierno.  Más bien la dura realidad de la política contradice totalmente el discurso político afuera, presentando una cara bonita.

En segundo lugar, Monseñor Romero reclama que esos mensajes, compartidos y divulgados por la misma Iglesia, son aplaudidos cuando sean pronunciados por el señor presidente y considerados comunistas o subversivos cuando aparecen en las homilías de sacerdotes en sus parroquias y del arzobispo o en su escritos pastorales.     Claro, cuando el discurso político está lejos de la realidad política, el mensaje de la Iglesia en esa realidad va a provocar resistencia, crítica, condena, acusación y persecución de parte del estado. 

Retomemos algunas de esas ideas políticas como espejo para evaluar la realidad política que vivimos hoy en nuestros países.   Empecemos con el tema obrero – patronal.  Dice el presidente general del ejército: La paz social es posible cuando existe un clima de armonía entre el sector laboral y el sector empresarial. La comprensión mutua de las justas aspiraciones de uno y de las reales posibilidades del otro”.  La historia nos enseña que de parte del sector empresarial no les interesa en primer lugar las reales posibilidades de pagar salarios justos y demás beneficios sociales al sector obrero, sino la ansiedad por la ganancia ilimitada que los convierte en grandes explotadores.  La mayor parte de los logros de la población obrera ha sido resultado de grandes luchas sociales y sindicales. En tiempos de crisis se quiebran empresas y sus trabajadores pierden su trabajo.  Son situaciones dramáticas. Pero se ve también grandes empresas (transnacionales) que hacen ganancias enormes sin la menor preocupación por compartir ni con la población afectada ni con sus propios obreros/as.   Ese clima de armonía entre ambos sectores exige mucho madurez y sinceridad.  El estado debería ser la garantía de que la voz obrera sea escuchada de verdad.  Lastimosamente en los países de América Latina los gobiernos, a pesar de ser electos, son más bien representantes de las clases dominantes (oligárquicas o burguesas).

“Queremos una nación saludable, en donde la libertad del hombre siga siendo el sustento de la democracia,”. “Alcanzar mejores niveles de vida para los grandes núcleos de población de menores recursos económicos.” Frases como éstas suenan siempre en las campañas electorales y en los discursos oficiales.  Siempre se plantea que la gente pobre (llamada de menores recursos económicos) lo es por fatalidad, por mala suerte, porque Dios lo quiso así,… Pero nunca se vincula los procesos de empobrecimiento con los mismos procesos de enriquecimiento. La riqueza de la oligarquía y de la burguesía es en gran parte el fruto de la explotación laboral de las y los trabajadores.  No es su dinero que genera la gran ganancia, sino el trabajo humano es fuente de riqueza.  El señor presidente general del ejército parece entender muy bien que la democracia se sustenta sobre la libertad y sobre una economía justa que garantiza bienestar y vida saludable para toda la población.  Un nuevo modo de vivir, en donde el régimen económico responda ampliamente a principios de justicia social que tiendan a asegurar a todos los habitantes, una existencia digna del ser humano.”. “Modernización del sistema de explotación y tenencia de la tierra mediante una participación más amplia de la propiedad”.  ¡cuán lejos estamos de todo eso! 

Debemos satisfacer las aspiraciones del ser humano de participar en el gobierno, de exponer libremente su pensamiento, de tener igualdad de oportunidad de estudio y de trabajo, así como de fortalecer permanentemente sus facultades creadoras. El hombre, además de la libertad de querer gozar, también tiene el derecho a vivir con decoro y dignidad.”   Es increíble que un alto militar, electo (fraudulentamente), convertido en un sangriente represor del pueblo, se atreve a decir esas palabras en un foro internacional. 

“Debemos satisfacer las aspiraciones del ser humano de participar en el gobierno, de exponer libremente su pensamiento, de tener igualdad de oportunidad de estudio y de trabajo, así como de fortalecer permanentemente sus facultades creadoras.”  Esta frase incluye muchos elementos fundamentales para un plan serio de un gobierno.  La participación activa y amplia, y a todo nivel, en los espacios políticos y de gobierno, es tan importante. No basta la participación en elecciones como que el resultado de esas dé luz verde para cualquier cosa que el gobierno municipal, la asamblea nacional o el gobierno hagan.  El pueblo tiene el derecho a toda la información posible sobre el quehacer de las instancias estatales, también los informes financieros sobre el uso de los ingresos que provienen de los impuestos, de préstamos y donaciones.   No olvidemos el derecho de exponer libremente sus ideas, sus lecturas de la realidad histórica, sus preocupaciones, sus esperanzas… también si difieren con o cuestionan las versiones oficiales.  Exactamente ese fenómeno de la falta de libertad de expresión política era una de las causas estructurales del conflicto en El Salvador el tiempo de Mons. Romero.   El estado tiene la obligación de garantizar esa igualdad de oportunidades de educación, estudio, trabajo.  Por la falta grave del desarrollo de calidad de la educación estatal escolar, técnica y universitaria se desarrollaron las instituciones educativas privadas.  Lo mismo en cuanto a la salud.  Es decir: hay educación y hay atención en salud, siempre y cuando se tiene (mucho) dinero para pagarla. En muchos países no son derechos de la población.  Un gobierno que está al servicio del pueblo debe asumir su responsabilidad de generar oportunidades para que la creatividad del mismo pueblo pueda desarrollarse en todos los espacios de la vida.

Ahora bien,   Monseñor Romero estaba muy de acuerdo con estos planteamientos del señor general presidente del país en aquel tiempo, pero denuncia que cuando la Iglesia promueve las mismas cosas es calumniada y perseguida.  De todos modos vale la pena reflexionar en cada país de que manera se está avanzando (o retrocediendo) en estos aspectos fundamentales de derechos que se ha mencionado aquí. No tengamos miedo para exigir que se cumplan, estos y todos los derechos humanos.  No tengamos miedo

Reflexión para el domingo 5 de marzo de 2023.    Para la reflexión de este día hemos tomado una cita de la homilía  durante la eucaristía en el segundo domingo de cuaresma, ciclo A , del 19 de febrero de 1978.  Homilías, Monseñor Oscar A Romero, Tomo II,  Ciclo A, UCA editores, San Salvador, p.277- 278.

[1] Discurso del general Carlos Humberto Romero en la Tercera Conferencia Anual Centroamericana de Comercio, realizada en Nueva Orleans, Louisiana, el 16 de febrero de 1978. Los textos entre comillas que siguen son citas literales del discurso. 

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