¡Alégrate!



¡Feliz martes! Ojalá pudiéramos vivir haciendo nuestra esta expresión, ¿verdad? Hay tantas cosas que nos alejan de la alegría de la vida que muchas veces parece un objetivo inalcanzable. Sea como fuere y, puesto que en este blog no se habla de filosofía, vamos a escuchar una pieza muy bella, compuesta para unos medios muy reducido pero a los que se le saca un tremendo partido. La cosa no siempre es fácil pero cuando quien maneja las notas sabe lo que tiene entre menos, solo cabe el éxito.



Y exitosa es la carrera de Sofia Gubaidulina (1931), compositora tártara nacida en Chistopol. En su obra apreciamos una mezcla muy interesante entre música occidental y oriental. Se graduó en el conservatorio de Kazán y se marchó a Moscú para estudiar allí con Pevko y Shebalin y se la calificó de compositora «irresponsable que había tomado un camino equivocado». Shostakovich la animó a seguir componiendo en ese camino equivocado (en una especie de «ladran, luego cabalgamos»). Fundó un grupo de música folk y siguió componiendo hasta hacerse una de las mejores compositoras actuales. Los elementos religiosos están siempre presenten en su obra, en especial la cruz pero desde el punto de vista de encrucijada de caminos, de lugar donde se relacionan la salvación y el sufrimiento. Entre la formalidad de los instrumentos que incorpora a su obra también destaca una voz personalísima, apasionada y llena de intensidad y que interpela al oyente. Incluso en las composiciones de contenido más apocalíptico está presente una sonoridad que nos mantiene totalmente vivos.

Te propongo escuchar su obra titulada Rejoice!, sonata para violín y chelo dividida en cuatro movimientos y compuesta en 1981 y dedicada a Natalia Gutman y Oleg Kagan. La autora se expresa así: «El tema de mi obra "Freue dich!" es la presentación metafórica de la transición hacia otra realidad, expresada por medio de la yuxtaposición de notas habituales y armónicos. La habilidad del instrumento de cuerda para producir notas de diferente altura en la misma posición sobre el mástil puede experimentarse musicalmente como una transición de un nivel de realidad a otro. Tal experiencia no es otra cosa que el gozo... es una cuestión de experimentar estos sonidos no solamente como timbre, color, como un velo ante algo sino también como la verdadera esencia de las cosas, la esencia de su forma como una "transfiguración"». Sabias palabras para una música no menos sabia.

La interpretación es de Goumang Heng (violín) y Sofia von Freydorf (violonchelo).

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