¡Feliz domingo! Hoy es cuarto domingo de Adviento y para celebrarlo vamos a hacerlo disfrutando de la música del viejo peluca, con una obra impresionante llena de serenidad, como solo él sabía hacerlo. Se trata de un canto a Dios lleno de esperanza y de consuelo. Es quizá en sus obras para órgano (muchas perdidas) en donde el compositor nos destila su arte más lleno de sabiduría y de profundidad. Su faceta de organista podemos decir que durante toda la vida la llevó hasta el extremo.

Un domingo más nos quedamos en compañía de Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido en Eisenach. Vamos a repasar hoy algunos amigos ilustres del maestro. Quizá el primero sería Georg Philipp Telemann quien además fue padrino de Carl Philipp Emmanuel (y de quien tomaría el nombre de Philipp). El organero Gottfried Silbermann también era un viejo conocido del compositor y ambos colaboran en la construcción de varios instrumentos. Precisamente entre los padrinos de sus hijos debía contarse también sus amigos. Georg Christian Eilmar era el ministro encargado de la Marienkirche de Mühlhausen y fue el padrino de Catharina Dorothea. Esto se reflejaba en los nombres y la hija de Eilmar se llamaba Anna Dorothea de ahí el de la de Bach. De su hijo mayor, Wilhelm Friedemann fue el padrino Konrad Meckbach, alcalde de la localidad. El hijo de este se llamaba Paul Friedemann, y de ahí el del retoño de Bach. Como puedes ver, antiguamente no se hacían las cosas, ni mucho menos, a la ligera y, créeme, en el caso de Bach, muchísimo menos.

Hoy te traigo el preludio coral «Aus tiefer Not schrei ich zu dir», BWV 687. Se trata de una obra menos ambiciosa que la homónima siguiente BWV 686. Es una obra que dentro de la misa alemana tiene un carácter penitencial. La obra está calificada como pequeña pero para nada se queda ahí ya que lo que escuchamos es realmente grande. La complejidad contrapuntística domina toda la obra desde que se presenta el cantus firmus del coral al principio hasta los cambios que podemos ir desgranando en la escucha de la obra. Una composición que envuelve con su lamento quejoso y lleno de dolor.

La partitura de la composición puedes conseguirla aquí.

La interpretación es de Gustav Leonhardt al órgano van Hagerbeer/F. C. Schnitger de la Laurenskerk de Alkmaar.