Beethoven se pone solemne



No es que a lo largo de su vida compositiva no lo hiciese en ninguna de sus obras sino que en esta lo hace no solo por la música en sí sino por su título. Sin embargo, la obra no es de las más conocidas del compositor (ni mucho menos). Beethoven ha dado obras gloriosas al mundo y esta es una de ellas. Te invito a que descubras (si no la conoces) o vuelvas a disfrutar de este magno monumento.

Ludwig van Beethoven (1770-1827) es uno de los compositores más geniales de la historia. Nació en Bonn, y recogió las tradiciones de la Escuela de Viena (de Mozart y Haydn) y las extendió mucho más allá. Su afán de exploración y creación de nuevas formas y la calidad de sus composiciones lo convirtieron en el compositor más importante del siglo XIX y una de las figuras más sobresalientes de la historia de la música.

Durante su vida, Beethoven tuvo dos taras que le marcaron y dejaron su impronta en su estilo de composición: su sordera (descubierta en 1801) y su falta de éxito a la hora de tener relaciones sentimentales estables. Poco a poco, estos aspectos hicieron que el compositor adquiriese un estilo cada vez más profundo y sublime.

Una de sus obras consideradas como más bellas y perfectas es su Missa solemnis (Misa en Re), compuesta entre 1819 y 1823 y con número de opus 123. Por su estatus en el catálogo del compositor estaría emparejada con la Novena Sinfonía y la Sonata para piano titulada Hammerklavier. La obra está dedicada al Archiduque Rodolfo de Austria, uno de los patrones (que fue amigo y discípulo) más importantes en la vida de Beethoven.

Hoy te traigo uno de los movimientos más intensos de la obra, como es el Kyrie. Lo tienes en una estupenda grabación histórica interpretada por Edda Moser (soprano), Hanna Schwarz (mezzosoprano), Rene Kollo (tenor), Kurt Moll (bajo) y el Coro y la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam, dirigidos por Leonard Bernstein. ¡Que lo disfrutes!

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