Después que Jesús nació en Belén

Cum esset, Morales

¡Feliz martes! Ya hace algunas semanas que terminó el tiempo de Navidad pero eso no quita para que podamos seguir disfrutando de música para él, que siempre es de la más alta emoción. Hoy lo hará un maestro español, que aparece por aquí a menudo, y que nos va a traer una obra bastante larga pero que nos va a envolver desde el comienzo. Mi recomendación es que te dejes rodear por la misma y dejar que te lleve a territorios que incluso a lo mejor ni siquiera conoces.

Cristóbal de Morales

El encargdo de ello será Cristóbal de Morales (1500-1553), compositor español nacido en Sevilla. El teórico Juan Bermudo dijo de Morales que era «la luz de Espaá en música», por lo que casi van sobrando algunas otras palabras. Tenía una voz tan impresionante que fue contratado para cantar en el coro papal de Roma (no se sabe bien si por el propio  papa Pablo III, según confesó el propio Morales). En esa institución habían cantado otros grandes maestros como Jacques Arcadelt o Costanzo Festa y eso les hizo ganar una gran notoriedad no solo en la capital sino en toda Europa. El coro contaba con cantores franceses, italianos, flamencos y algunos españoles, como Bartolomé Escobedo o el propio Cristóbal de Morales. Ahí radica parte de la causa de la notoriedad de su música: que hizo carrera en el extranjero, algo que no pasó, por ejemplo, con Francisco Guerrero, Alonso Lobo o Sebastián de Vivanco. La reputación y la fama de Morales no se estableció aquí cuando llegó de Roma sino que lo hizo allí mismo.

Disfrutemos de su motete Cum natus esset Iesus. Es una composición a cinco voces para el día de la Epifanía. El texto está tomado del relato evangélico según aparece en Mateo, casi palabra por palabra, y Morales nos narra la conocida historia con un especial dramatismo. La técnica usada por Morales en esta obra es el canon a la quinta (canon in diapente, como era conocido en la época). Es cantado entre la voz de altus II y la de cantus (lo que vendría a ser contralto y soprano) y, a pesar de ese rigor técnico, la obra no carece de inventiva sino que nos muestra una polifonía fresca y llena de sabor navideño y de admiración por la manifestación de Dios en forma de niño pequeño. Las líneas van fluyendo de forma delicada y terminan en cadencias de lo más conseguidas.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Weser-Renaissance dirigidos por Manfred Cordes.

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