¡Feliz lunes! Empezamos semana y lo hacemos con calores, quizá no demasiado propios para este tiempo. No es que parezca verano, pero casi, por lo menos aquí en España. La luna de verano suele ser especialmente brillante, como nos describe esta pieza.

Es de Rebecca Clarke (1886-1979), compositor británica nacida en Harrow. Su seudónimo era Anthony Trent, lo cual indica que le tocó vivir una época en la que las mujeres compositoras no eran bien vistas. A pesar de todo, era una mujer pionera en cuanto a la composición a comienzos del siglo XX y se especializó en música de cámara, la cual interpretaba ella misma como violista. Fue su padre quien le inculcó su amor por la música de cámara que a él le gustaba también. Poco a poco así se vio atrapada por la composición y fue copiando diversas partituras para aprender. Finalmente, su padre accedió a que se matriculase en la Royal Academy of Music, donde uno de los profesores le propuso matrimonio.

Disfrutemos de su obra titulada Midsummer Moon. Es una composición para violín y piano compuesta en los alrededores de 1924. Es una bella miniatura en la que el violín toca casi como si fuese una flauta. Hay quien ha señalado que la pieza es caprichosa, pero muy evocadora. La compositora nos regala una pieza con una atmósfera muy especial. Fue dedicada al violinista Adila Fachiri y tiene armonías que nos recuerdan a las de Scriabin e incluso Vaughan Williams y Debussy, con lo que se aprecia que la compositora conocía perfectamente lo que se estaba componiendo en su época. Escuchamos melodías populares británicas que hacen que la composición una amalgama de estilos, bellamente construida.

La interpretación es de Alexi Kenney (violín) y Anna Polonsky (piano).