Magníficat



¡Feliz sábado! Como te comenté ayer, esta semana vamos a tener doble ración de música religiosa dedicada a la Virgen, dada la festividad de ayer. Además en dos días seguidos, ¡qué bien! La compositora que te traigo hoy creo que sí ha aparecido por aquí pero no importa porque su música es de gran calidad. Una vez más se pone de manifiesto dos cosas: que nos queda mucho por descubrir y disfrutar, y que esto se cumple en especial con la música compuesta por mujeres. ¡Vamos a disfrutar hoy!

Hoy nos pone la música Isabella Leonarda (1620-1704), compositora italiana nacida en Novara. Parece ser que su nombre original era Isabella Calegari y recibió el nombre de Leonarda cuando se hizo monja ursulina. Su papel era poco usual porque no solo compuso música religiosa sino también profana y, es más, instrumental. Su padre era aristócrata y ella entró en el convento con 16 años. Es posible que el maestro de música de la catedral le diese clases pero sí sabemos que organizó la publicación de su música. Nunca dejó de componer y su música siempre si iba publicando. Como monja también era apreciada y llegó a superiora e incluso consejera regional. El corpus principal de su obra está formado por motetes religiosos pero también tenemos salmos, misas y magníficats. Muchas contienen partes instrumentales que, además de acompañar a las voces, brillan por sí mismas. Como he comentado, también compuso obras estrictamente instrumentales, como sus «sonatas da chiesa» o para violín solo. Por tanto, estamos en presencia de una compositora muy completa que no se dejó arredrar por su condición ni de mujer ni de monja.

De Leonarda vamos a escuchar su Magnificat, compuesto para cuatro voces e instrumentos. Aquí tenemos una de esas piezas religiosas que compuso esta mujer y que no eran motetes. Esta mujer siempre sabe sorprendernos por su calidad y por la audacia con que compone la pieza. En la composición, Leonarda hace uso prácticamente todo el tiempo del coro estando enriquecido por la parte superior por dos violines. En la escritura de la voz se alternan momentos homofónicos con otros en imitación siendo la composición en todo momento una buena prueba de la maestría con que la compositora manejaba el contrapunto. En las diversas secciones, que se van sucediendo sin solución de continuidad, usa el mismo compás, que solo se ve alterado en la doxología final. Una bella obra, de una gran compositora.

La interpretación es del Cæcilia Consort dirigido por Antonio Eros Negri.

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