Música para la noche
¡Feliz martes! Hoy sí que vamos a disfrutar de la música de un verdadero mago del piano. Sus obras, sus composiciones inmortales, se meten en nuestro interior y nos sacuden hasta que las emociones afloran. No, no exagero con la música de este maestro.
No podía ser otro que Frédéric Chopin (1810-1849), compositor polaco nacido en Żelazowa Wola. Fue un verdadero revolucionario de la música para piano, transformando formas de danzas en piezas verdaderamente profundas y llenas de introspección. Muy pronto fue reconocido como un niño prodigio y sobrepasó el talento de sus maestros y de casi cualquiera de Polonia. Cuando se graduó fue calificado de genio. Empezó a componer de una forma casi frenética, lo que conjugó con una gran cantidad de conciertos que dio por Europa. Incluso el mismo Schumann lo alabó mediante las palabras: «¡Quitémonos el sombrero, caballeros, ante un genio!». En 1832 se trasladó a París, donde interpretó para la nobleza y los salones aristocráticos. Allí presentó de forma exitosa sus nuevos géneros como el nocturno, el vals, la mazurca o la polonesa.
Hoy escucharemos su Nocturno en si mayor, op. 62 n.º 1. Hay quien calificado su melodía inicial como procedente de un canto popular. Poco a poco, la narrativa se va desplegando hasta llegar a la segunda parte de la obra, con una voz más interna y unos acordes partidos. La dulzura inicial de la melodía se va haciendo más declamatoria y más dramática. La espontaneidad da paso a la reflexión, de forma que casi parece que escuchamos una música distinta a la que uno esperaría. Casi como por sorpresa, la sección principal regresa con el tema inicial modificado y la melodía más adornada, cosa que nos recuerda al canto popular italiano. La melodía principal suena llena de encanto y regresa, como ha dicho algún comentarista, llena de perfume.
La partitura de la melodía puede descargarse aquí.
La interpretación es de Kate Liu al piano.