Proclama mi alma la grandeza del Señor



¡Feliz sábado! Espero que disfrutes mucho de el fin de semana que ahora comienza. Si sigues puntualmente este blog sabrás que todas las semanas me gusta poner música dedicada a la Virgen cada sábado. También deducirás que suelo traerte un día en el que disfrutamos de música española, cosa que hasta hoy no he hecho. En el día de hoy concurren las dos cosas, por lo que vamos a pasarlo bien, por así decirlo, doblemente. Una obra que es una sorpresa, de uno de nuestros grandes del Barroco.

Hoy viene con nosotros Antonio Soler (1729-1783), compositor español nacido en Olot (Girona). Es casi lo que podemos llamar un polímata ya que era sacerdote, compositor, estudiante, matemático, inventor, organista,... Pasó gran parte de su vida en monasterios, sobre todo en El Escorial. Parece ser que procedía de una familia de músicos y, entre 1752 y 1757, estudió con Domenico Scarlatti, algo que se aprecia en sus obras para teclado. Comenzó en Lleida pero pronto fue destinado a El Escorial, justo en 1753, y allí permaneció durante toda si vida. Unos años más tarde lo nombraron maestro de capilla y compuso obras para órgano. Por ese tiempo ya daba clases y entre sus alumnos estaba el infante don Gabriel, hijo de Carlos III. También es famoso su tratado de armonía titulado «Llave de modulación». Su producción es principalmente religiosa pero también son famosas sus sonatas para teclado y sus quintetos para cuerdas.

Soler nos invita a disfrutar de su Magnificat, compuesto en 1770. Es una obra en la que se mezclan gravedad e intimidad. Soler mira hacia atrás ya que usa técnicas policorales típicas del XVII. Recurre el maestro a otros elementos como la repetición, para destacar algunas partes, y los elementos contrapuntísticos, para otras. Ciertamente es una composición conservadora que no comparte demasiadas características con ese clasicismo incipiente que también se entreveía en sus obras pero también nos permite comprobar cómo de bien manejaba Soler la armonía y el contrapunto en un estilo muy próximo el de Palestrina o Victoria.

La interpretación es del conjunto Concerto Italiano dirigido por Rinaldo Alessandrini.

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