Sensemayá



Seguro que estas palabras te dicen mucho, incluso quién es el autor de la obra de hoy. Tiene reminiscencias entre ancestrales y arcanas, desconocidas. El tipo de obra sobre la que está basada es como una especia de invocación (literaria, claro), así que la música intenta reflejar ese ambiente medio hipnótico medio alucinado.

El compositor no es otro que Silvestre Revueltas (1899-1940), mexicano nacido en Santiago Papasquiaro. Fue también un violinista reconocido. Aunque en sus obras no cita textualmente las melodías populares mexicanas sí ideó melodías de tipo popular que integró en sus obras. Estas destacan por una complejidad rítmica, con amalgamas de ritmos que confieren en ellas un sabor especial. Igualmente, la disonancia y el contrapunto aportan un especial carácter a sus composiciones que, salvo contadas excepciones, no son muy conocidas por el gran público. Compuso obras sinfónicas y de cámara así como canciones e incluso bandas sonoras. Su modelo musical era la música mexicana moderna, no la azteca (en el sentido de antigua).

Una de esas excepciones es el poema sinfónico Sensemayá, compuesto entre 1937 y 1938. Está basado en el poema homónimo del cubano Nicolás Guillén. La obra lírica se subtitula "Canto para matar a una culebra". Revueltas lo escuchó en labios del propio Guillén y quedó cautivado por su cadencia rítmica, sobre todo por esas palabras: ¡Mayombe-bombw-mayombé!. Fascinado por esa rítmica poética Revueltas compuso una obra también musicalmente rítmica, con un ritmo de amalgama en 2+2+3, y con texturas que directamente se graban en el oído y la mente del oyente. Con esta obra, Silvestre Revueltas alcanzó un reconocimiento mundial y es de las pocas obras suyas que se interpreta regularmente en las salas de conciertos.

El texto del poema de Guillén lo puedes leer aquí.

Aquí tienes este poema sinfónico interpretado por la Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por Gustavo Dudamel.

Volver arriba