Sonata teórica



¡Feliz martes! ¿Qué, como va esta primera semana de diciembre? Espero que bien y que estés aprovechando y disfrutando este tiempo de Adviento en el que ya vamos caminando. No te traigo hoy música relacionada con este tiempo litúrgico sino que vamos a quedarnos por estos lares para escuchar una pieza del todo desconocida. Pero bueno, aunque me repito mucho, espero que escucharla por aquí sirva de granito de arena para ir poco a poco descubriendo cosas nuevas.



La de hoy pertenece a Emiliana de Zubeldía (1888-1987), compositora española nacida en la localidad navarra de Salinas de Oro; posteriormente se nacionalizó mexicana. A la edad de ocho años comenzó a estudiar música en Pamplona y con quince pasó a Madrid, terminando sus estudios en 1906. Tras un regreso a Pamplona marchó a París para entrar en la Schola Cantorum y estudiar con Vincent d'Indy. Empezó a dar concierto y en 1931 tocó nada menos que en el ayuntamiento de Nueva York. Allí conoció al músico mexicano Augusto Novaro y sus teorías que influyeron en carrera que ya estaba, por otra parte, establecida. Había compuesto sinfonías, música para piano y canciones. Se marchó a México a profundizar con Novaro y se quedó allí puesto que consiguió la nacionalidad en 1942. Allí es fueron estrenando sus obras con gran éxito. Según un catálogo de sus composiciones, compuso 116 obras. Muchas de ellas las donó a la Universidad de Sonora en Hermosillo y algunas fueron publicadas en Pamplona bajo el seudónimo de Emily Bydwealth.

Te ofrezco hoy su Sonata en tres estancias. Se trata de una composición basada en las teorías de Novaro y su peculiar lenguaje microtonal que permea toda la composición. Las tres estancias a la que se refiere el título son sus tres movimientos: Allegro, Lento y Piú Vivo, de forma que la composición parece que tiene algo de vida, como si estuviese habitada. La armonía puede resultar algo parca, debido a la influencia de su maestro Novaro, pero siempre tenemos un lenguaje atractivo, austero, sí, pero que resulta muy interesante. Una obra que merece ser conocida como Dios manda, además de la obra de esta mujer cuya música merece la pena.

La interpretación es de Jorge Robaina Pons al piano.

Volver arriba