Sublime gracia



¡Feliz lunes! Otra semana que comienza y lo vamos a hacer con una música que solo puede calificarse de emocionante, por lo menos en la versión que te traigo. La obra e va a sonar no mucho sino muchísimo. El autor seguro que sí pero esta obra la hemos escuchado cientos de veces, aunque quizá no completa. La historia que hay tras ella es algo fascinante y brevemente te voy a dar cuenta de ello. Tras cada obra suele haber alguna historia por ahí, y la de hoy es curiosa cuando menos.

El autor, lo reconozco, es un perfecto desconocido llamado John Newton (1725-1807), compositor de himnos británico nacido en Wapping. También, y sobre todo, destacaba por ser marinero y comerciante de esclavos. En sus actividades comerciales se vio envuelto en una tremenda tormenta de la que logró salvarse por los pelos. Meditando cómo era su vida, decidió dejarla atrás, se casó y en 1764 se hizo sacerdote de la Iglesia de Inglaterra, luchando contra el tráfico de personas. Sus sermones eran especialmente emotivos y calaban en la gente. Se dedicó a componer muchísimos himnos para coro que fueron publicados en diversos lugares y se hicieron poco a poco conocidos, alguno de ellos muy conocido. Trabajó en las aduanas de Liverpool y allí decidió aprender latín, griego y teología por su cuenta. Su destino principal fue en la localidad de Olney, en la que fueron publicadas algunas de sus obras más reconocidas. Bueno, en realidad, deberíamos decir que la única conocida...

Entre esos himnos de Olkney está uno titulado «Faith's Review and Expectation». Suelo poner en negrita los títulos pero este no porque no es conocido así sino como Amazing grace. Curiosamente, una obra concebida por un inglés, nacida en Inglaterra pero que ha sido casi tomada como himno por los estadounidenses. Es el himno 41 de la colección y en ella Newton da gracias a Dios por, como diría San Ignacio de Loyola, tanto bien recibido. Está basado en el primer libro bíblico de las Crónicas (capítulo 17, versículos 16-17). Ese pequeño gesto de agradecimiento a Dios por su conversión se ha hecho universal para reconocer el poder redentor del Creador. Ahora bien, Newton fue el autor del texto y no se sabe con qué melodía lo cantaban. Parece ser que fue William Walker quien asoció por primera vez a ese texto la melodía llamada New Britain para crear esta obra mundialmente famosa.

La interpretación, de las mejores, es de la cantante americana Judy Collins acompañada por un coro.

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