Un poco de alegría

¡Feliz jueves! Coincidirás conmigo que un poco de alegría nunca viene mal, ¿no? La música está llena de ella y hoy te traigo un ejemplo. Y ello a pesar de que su compositor llevó una vida dura de persecución y silencio, pero a pesar de ello siempre le salía la vena optimista, a veces cargada de una bella irónica amargura. Se trata de uno de los grandes compositores del pasado siglo XX, de esos a los que siempre que acudimos a él nos deleitamos con su impresionante música.

Disfrutemos de su Obertura festiva, op. 96. Surgió en la época posterior a la muerte de Stalin, periodo de libertad y cierto optimismo. Su estilo se hizo conservador y lleno de crítica a la música contemporáneo, y de todo ello salió esta obra en 1954. El objetivo era celebrar el 37.º aniversario de la Revolución Bolchevique y está llena de alegría y carente de pomposidad, como siendo la abertura a un nuevo mundo. Está llena de colorido y con unos temas que incluso son pegadizos, propios de la vena ligera de Shosta. El maestro sacó aquí toda esa alegría que tenía contenida en su interior y la expresó en una obra que suele interpretarse mucho. Desgraciadamente le duró poco ese optimismo porque en 1962 otra obra suya volvió a sufrir la mayor de las censuras.
La interpretación es de la Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo dirigida por Yuri Temirkanov.