Los animales son los protagonistas



¡Feliz lunes! Espero que la semana que ahora empieza (la última completa de abril) te traigas cosas bonitas. Yo voy a contribuir humildemente a ello desde el punto de vista musical. La obra que te propongo hoy casi puede calificarse de mítica, muy escuchada en su tiempo pero que poco a poco va cayendo en el olvido, lo cual es una verdadera pena. ¿Alguna vez has escuchado música en la que los protagonistas de ella, los solistas son los animales? Aquí tienes una, ¡y qué maravilla!

El compositor de hoy es Einojuhani Rautavaara (1928-2016), maestro finlandés nacido en Helsinki. Su obra es perfectamente reconocible pero durante mucho tiempo ha dado giros y giros para conseguir su estilo. Ello le ha convertido en el compositor finlandés contemporáneo más conocido. Su carrera se vio relanzada cuando su "Requiem de nuestro tiempo" ganó un concurso. En 1954 estudió con Merikanto e incluso el mismísimo Sibelius le recomendó para una beca en Tanglewood. Se interesó por el serialismo pero luego lo abandonó y se decantó por aspectos más políticos y sociales pero a la vez apostando por lo meditativo y profundo. Su prestigio fue creciendo y fue consolidado gracias a su «Sinfonía nº 7». Su producción se despliega a largo de diversas décadas, y con una variedad de géneros increíble: desde la ópera a los conciertos pasando por la música de cámara. Cuando murió en 2016 Rautavaara era una de las figura predominantes en el panorama musical mundial no solo de Europa o incluso su país.

Su obra más icónica es el famoso Cantus Articus, op. 61. Es una composición orquestal escrita en 1972 que lleva el subtítulo «Concierto para pájaros y orquesta». Ello se debe a que Rautavaara presenta en una cinta pájaros grabados cerca del círculo polar ártico. Esa cinta se va entremezclando con la orquesta, a modo de solistas. Está dividida en tres movimientos, cada uno con un canto de pájaro. El primero, «La turbera», presenta una impresionante melodía de las flautas, a las que se le unen otras maderas y los pájaros de ese lugar. Se les superpone una rica melodía de las cuerdas. El segundo, «Melancolía», está construido con una melodía de las cuerdas, que poco a poco va ganando intensidad. Aquí aparece la alondra. El movimiento final, «Cisnes en migración», se abre con un sonido caótico de los cisnes combinado con los trémolos de la la cuerda, que imitan a otros pájaros. La obra termina con un sonido de los platillos a modo de clímax, con los pájaros en la distancia y el sonido del arpa y la percusión. Memorable.

La interpretación es de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Leipzig dirigida por Max Pommer.

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