¡Qué bella eres, amiga mía!

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¡Feliz sábado! ¿Qué, cómo se presenta este primer fin de semana de diciembre? Espero que los disfrutes a tope y que descanses. Si me permites mi intromisión en él, quiero traerte una bellísima música. Y nos va a venir de la mano de un maestro de esos que algunos de nuestros monarcas le echaron el ojo por su valía y no lo dejó escapar. En otras épocas, la música era muchísimo más importante de lo que es ahora. En cualquier caso, su música es celestial. ¿Te apetece?

Otra vez viene con nosotros Nicolas Gombert (c. 1495-c. 1560), maestro franco-flamenco nacido posiblemente en La Gorgue. Poco tiempo tras su muerte, un teórico de la música alemán dijo de él que era «el camino perfecto al refinamiento». Él mismo afirmó que Gombert había estudiado nada menos que con el gran Josquin Desprez, aunque no hay forma de comprobarlo. Estilísticamente es cierto que Gombert de alguna forma se asemeja a Josquin. Gombert, junto con Willaert y Clemens non Papa llevaron el renacimiento musical a las más altas cotas. A partir de 1529 trabajó para Carlos V y compuso diversas obras para conmemorar los acontecimientos familiares del emperador. Parece ser que tuvo problemas con la justicia por la violación de uno de los chicos a su cargo y fue condenado a las galeras. Siguió componiendo y se dice que envió algunos motetes al emperador para calmar su ira. La fama de Gombert era tal que el mismísimo Claudio Monteverdi usó un motete suyo para componer una misa con la que se ofreció para ser maestro de capilla en San Marcos de Venecia.

El motete mariano que te traigo hoy es su Quam pulchra es, compuesto a cuatro voces y usa un conocido texto del Cantar de los Cantares. Las voces toman el motivo inicial de la voz aguda pero en general hay poca imitación. Este motete parece que está construido a partir de pequeños motivos iniciales que dan lugar a las entradas de las otras voces, aunque siempre con alguna sutil variación. En su composición, Gombert muestra una alegría contenida, exuberante, pero no hasta los extremos de otros compositores y sin abandonar el rigor tan característico de las piezas de la polifonía franco-flamenca.

La partitura de la pieza puedes conseguirla aquí (página 76).

La interpretación es del conjunto The Hilliard Ensemble.

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