El nostálgico sonido de la mandolina



Aunque la música de hoy no tiene nada de nostálgica, creo que el sonido de la mandolina tiene un cierto punto nostálgico y ensoñador. Quizá porque es un instrumento muy arraigado con la música popular (sobre todo italiana) y seguramente por ese especial timbre que tiene, tan suave pero a la vez tan chispeante y juguetón.

Hoy, se encarga de traernos la música el gran Antonio Vivaldi (1678-1741), maestro italiano nacido en Venecia. Vivaldi tuvo que luchar contra la enfermedad durante toda su vida ya que padecía asma bronquial. Incluso se dice que el asma fue lo que le impedía decir misa una vez ordenado sacerdote. Tenía una gran capacidad para componer y redactó unos 500 conciertos. A veces era algo petulante y decía que era capaz de componer un concierto en menos tiempo del necesario para ser copiado. Evidentemente habilidad para hacerlo tenía que tener dada la cantidad de obras que escribió.

Hoy te traigo el Concierto para mandolina, cuerdas y clave en Do Mayor, RV 425. Fue compuesto en 1725 y es una obra muy violinista para el mandolinista. Las cuerdas, excepto las del bajo continuo, como puedes apreciar, siempre tocan en pizzicato, lo cual añade más espectacularidad al concierto. Está lleno de crescendos y decrescendos. Esto añade al concierto aún más virtuosismo. Es probablemente la obra más famosa para la mandolina de Vivaldi y quizá el concierto que exigen mayor demanda por parte del solista. Su estructura es en los habituales tres movimientos (en este caso, Allegro - Largo - Allegro), con los dos rápidos sirviendo de contraste entre los dos lentos.

La bella interpretación de este concierto se debe a Duilio Galfetti (mandolina lombarda) y el conjunto Il Giardino Armonico.

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