Un trío sorprendente

Trío, Berger

¡Feliz viernes! Vamos a ir terminando la semana laboral y hoy quiero traerte una música que puede costarte su escucha la primera vez pero que poco a poco irá recompensándote cada vez más. A veces la música llamada contemporánea tiene el sambenito de ser complicada y esto es cierto en la gran mayoría de las veces pero otra no lo es tanto, aunque es cierto que se necesita una escucha más intensa y cuidadosa. Vamos con la obra de hoy.

Arthur Berger

El compositor es Arthur Berger (1912-2003), compositor estadounidense nacido en Nueva York. Estudió en Harvard con Walter Piston y fue catedrático en diversas universidades e instituciones, incluyendo nada menos que la Juilliard School. Además, trabajó intensamente como crítico, editor y articulista de diversos periódicos. Todo ello propició que Berger se convirtiese en uno de los principales compositores de su país. Aprendió de Stravinsky y Webern y supo dotar a su música tanto de verticalidad como de horizontalidad, siendo una característica de la misma el uso de intervalos amplios y relaciones entre alturas orientadas solo a la riqueza de la obra. Aunque en muchas obras demostró un estilo diatónico, poco a poco fue dotando de espacio a sus obras y llegó a interesarse por el serialismo, aunque de forma particular. Su obra es muy particular y tiene una sonoridad que pocos maestros son capaces de conseguir.

Comprobémoslo con su Trío para guitarra, violín y piano. Es una composición de 1972 y en ella utiliza un piano preparado, es decir, con piezas entre las cuerdas para cambiar su sonoridad y darle un sonido aún más percutivo. El medio musical lo moldea Berger con maestría y crea un sonido discontinuo en su superficie. El puntillismo es una característica que sobresale entre todas las demás, siendo el elemento conductor de la composición. El maestro también deja algo de espontaneidad de forma que la composición tiene momentos que casi parecen improvisados. La composición tiene un misterioso sonido rapsódico con una imponente construcción técnica.

La interpretación es de Gilbert Kalish (piano), Joel Smirnoff (violín) y David Starobin (guitarra).

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