Escuchar, contemplar y respetar la presencia de Dios en todas las cosas Religiosas en la Amazonía: trabajando por una Iglesia autóctona

La hermana Giovanna Llerena, en el Amazonas
La hermana Giovanna Llerena, en el Amazonas Vatican Media

En el corazón de la selva de Cusco, Perú, la hermana Giovanna Llerena Alfaro, Misionera Dominica del Rosario, camina junto a las comunidades indígenas del Bajo Urubamba, promoviendo una Iglesia indígena autóctona y una predicación que nace de la contemplación

"Compartimos nuestra vocación tres hermanas Misioneras Dominicas del Rosario y dos frailes Dominicos. Estamos embarcados en la misión de acompañar a los pueblos indígenas del Bajo Urubamba, impulsando una Iglesia autóctona con rostro amazónico desde la formación de agentes pastorales en las diferentes comunidades que visitamos"

La misión de la hermana Giovanna, consiste en caminar junto a 26 comunidades, pertenecientes a cuatro etnias: Matsigenkas, Asháninkas, Kakintes y Nantis

(Vatican News).- La Amazonía peruana es un vasto territorio protagonizado por una inmensa biodiversidad, comunidades indígenas y un rico patrimonio cultural. Es un lugar de espiritualidad, donde la naturaleza y lo sagrado están entrelazados en cada rincón. En este contexto, la misión de vivir y anunciar el Evangelio adquiere un valor especial, pues requiere escuchar, contemplar y respetar la presencia de Dios en todas las cosas.

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Un llamado de caridad en la selva

Desde hace siete años, la hermana Giovanna Llerena Alfaro, Misionera Dominica del Rosario, ha tenido la gracia de habitar en un rincón de la selva de Cusco, Perú, en un entorno privilegiado que le permite continuar la misión de los primeros misioneros llegados a estas tierras: “compartimos nuestra vocación tres hermanas Misioneras Dominicas del Rosario y dos frailes Dominicos. Estamos embarcados en la misión de acompañar a los pueblos indígenas del Bajo Urubamba, impulsando una Iglesia autóctona con rostro amazónico desde la formación de agentes pastorales en las diferentes comunidades que visitamos”, explica la hermana.

En un espíritu de comunión, la misión de Giovanna, recuerda la importancia de “descalzarse, porque el lugar que pisas es sagrado”, y añade: “es importante descalzarse de ideas, de estructuras mentales, de protagonismos, y reconocer que estamos en un lugar sagrado, lugar de encuentro, de interconexión, de riqueza cultural y espiritual; un lugar lleno de Dios”.

Hermana Giovanna Llerena Alfaro, Misionera Dominica del Rosario, junto a las comunidades indígenas del Bajo Urubamba

Hermana Giovanna Llerena Alfaro, Misionera Dominica del Rosario, junto a las comunidades indígenas del Bajo Urubamba

La vocación que surge del corazón

Lo que mueve a la hermana Giovanna a dedicar su vida a la selva peruana es una profunda convicción que nace en su mismo ser y en el carisma de su Congregación. En sus propias palabras, expresa: “siento que está en mi ADN congregacional, mi vocación misionera se complementa con el Carisma de mi Congregación, el cual es la evangelización en aquellos lugares donde la Iglesia más nos necesite, y en estos momentos creo que la Iglesia nos necesita en la Amazonía.”

Recuerda que, desde joven, tenía claro que quería ser misionera en la selva, en ese espíritu, en 2017, comenzó su servicio como obstetra en un hospital en la ceja de la selva de Cusco, y fue entonces cuando su Congregación inició su presencia en la Amazonía peruana. “En 2018, se concretó la búsqueda y se formó la primera comunidad dominica mixta e itinerante en el Bajo Urubamba”.  

Amor y servicio a las comunidades indígenas

La misión de la hermana Giovanna, consiste en caminar junto a 26 comunidades, pertenecientes a cuatro etnias: Matsigenkas, Asháninkas, Kakintes y Nantis. Para llegar a estos pueblos, ella y su comunidad navegan durante horas por ríos caudalosos, llevando la palabra de Dios y la esperanza allí donde parece que el tiempo se ha detenido.

Desde los primeros misioneros que llegaron a estas tierras, la amistad y la cercanía con los pobladores fueron los pilares de su labor. La hermana Giovanna y su comunidad continúan con la misión de predicar, formando agentes pastorales que construyen paso a paso una Iglesia autóctona, arraigada en la cultura y las costumbres de estas comunidades.

En los puestos de misión de Kirigueti y Timpía, a cargo de la hermana, se encuentran residencias para estudiantes pertenecientes a las diferentes comunidades nativas. Allí, los jóvenes concluyen sus estudios de nivel secundario, un paso fundamental ante la carencia de este nivel educativo en sus propios pueblos. La presencia de estas residencias va más allá de la formación académica; son espacios de encuentro y crecimiento integral, donde la hermana Giovanna y su comunidad trabajan para que los jóvenes puedan convertirse en futuros líderes capaces de transformar sus comunidades desde la fe y el compromiso.

Fr. Gerard Timoner, O.P. Maestro General de la Orden de Predicadores visita a la comunidad de la Amazonía

Fr. Gerard Timoner, O.P. Maestro General de la Orden de Predicadores visita a la comunidad de la Amazonía

Testigos de un silencioso reclamo

Desde su primera visita a Kirigueti, en 2018, la hermana ha sido testigo de un silencioso reclamo de las comunidades, un llamado a la presencia y al acompañamiento. A lo largo de estos años, la comunidad ha experimentado cambios profundos, fortalecidos por un proceso de formación y de construcción de confianza. La hermana explica que, en su misión, «los agentes pastorales tienen más elementos y herramientas para defender sus derechos y su postura frente a las empresas extractivas presentes en el territorio». Los lazos de amistad y cercanía, sembrados en tiempos de silencio y espera, ahora florecen en una Iglesia indígena que se reconoce como parte integral del territorio y de su cultura.

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