(Arquidiócesis de la Santísima Asunción).- “Lo que hoy comprendemos por sinodalidad es fruto del gran giro eclesiológico impulsado por el Concilio Vaticano II a partir de la incorporación de la categoría Pueblo de Dios que destaca la común dignidad y misión de todos los bautizados en el ejercicio de la multiforme y ordenada riqueza de sus carismas, de su vocación, de sus ministerios” (Comisión Teológica Internacional, Sinodalidad, N.6), enfatiza Rafael Luciani, teólogo venezolano, miembro de la Comisión Teológica del Sínodo de los Obispos durante el “Conversatorio Sinodal” organizado por la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), con el Equipo Nacional del Sínodo en el marco de los 10 años de pontificado del Papa Francisco y en preparación del Sínodo de Obispos en Roma.

Obispos, Vicarios pastorales, secretarios ejecutivos y representantes pastorales participaron de un “Conversatorio Sinodal” con la disertación del Dr. Rafael Luciani, teólogo venezolano, miembro de la Comisión Teológica del Sínodo de los Obispos. El encuentro fue impulsado por la Conferencia Episcopal Paraguay (CEP), Comisión Episcopal de Pastoral, en conjunto con el Equipo Nacional del Sínodo.

Rafael Luciani
Rafael Luciani

“Si no estamos atentos a los signos de los tiempos actuales podemos romper el ciclo de la fe” afirma Rafael Luciani al explicar la necesidad de adecuarse como Iglesia para no perder el seguimiento de la evangelización. Sínodo es pasar de la tradición católica a la realidad que vive la humanidad en este tiempo. “La sinodalidad implica dos ejes que están conectados; primero entender este camino como uno de aprendizaje conjunto y no como una Iglesia que enseña y esto se cumple, no desde la individualidad, sino con los otros, este camino sinodal se hace con los otros”.

Otro factor clave de este proceso es respetar, conocer la cultura local, adaptarse a ella y aprender de ella. “Se debe dialogar para lograr consensos de todo el Pueblo de Dios, que requiere aplicar procesos: Lectura de los signos de los tiempos, mediación, escucha y discernimiento, que es entender y aceptar que Dios nos hable en la historia, en los acontecimientos”, expuso Luciani.

El desafío es crear instituciones para llevar adelante los cambios, cuyo pilar es la educación, la escucha. “La sinodalidad nos reta a un camino de conversión, entender que no hay “superbautismos”, que no hay nadie más que el otro. Los cambios vendrán desde las personas no solo desde los bautizados o las jerarquías de la iglesia. Y para esto la recuperación de la presencia Pneumatológica (Espíritu Santo, Teología que se refiere a la tercera persona de la Trinidad) es esencial”.

Camino

Otro pilar para este camino, a la mirada de Luciani es el Sensus o Consensus Fidelium que refleja la intuición del sentido de la fe dada por el mismo Espíritu a toda su Iglesia, de tal manera que no puede haber error en él. A ello se refiere la Teología al decir que la Iglesia es indefectible o infalible como totalidad (“infabilidad ordinaria”). Una capacidad que solo se activa en conjunto, con capacidades colectivas, no solo desde las jerarquías, entiéndase presbítero, diáconos, obispos, otros. La transición para este cambio de mentalidad en la Iglesia requiere el discernimiento personal y comunitario, cuyo requisito previo indispensable es la escucha y ambos implican procesos de consulta, que es el sínodo en sí mismo.

"La ignorancia hace gran daño a la iglesia"

Dijo que los que critican al Papa Francisco por este modelo lo hacen por ignorancia de la historia de la Iglesia que, desde hace siglos, incluso desde los primeros apóstoles es sinodal. Agregó que para lograr cambios las personas deben entender los procesos. “La ignorancia hace gran daño a la iglesia”.

Durante su larga exposición, el experto hizo hincapié en entender esto como un llamado a la conversión y a la reforma eclesial, entendiendo que los modos de hacer pastorales son sinodales y si no lo vemos así, no habrá sinodalidad.

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