María-José Peña: ¿Justicia Española vs. Justicia Alemana?

Desde Bruselas compartimos, apoyamos y agradecemos la llamada de atención de María-José Peña ante la sorprendente precipitación de la Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein. "No apreciando el delito de rebelión con que el Juez Llarena ha imputado al cesado President de la Generalitat y hoy prófugo de la Justicia española, y que por ese motivo ha declarado su libertad bajo fianza."
Seguro que a María-José Peña como a nosotros le ha impresionado la contradicción flagrante entre la fiscalía de Schleswig-Holstein y la decisión del juez corrector, que no del tribunal completo de la Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein, suponemos. También la precipitación de este corrector por dejar en libertad a Puigdemont contra 75000 €.
¿Se nos ha mentido anunciando que la decisión de ejecución de la euroorden podía durar hasta 60 días e incluso 90, debido a la dificultad del trabajo comparativo entre el Derecho Penal Español y el Derecho Penal Alemán?
Maria Jose Peña:No sé, querido Salvador, si se nos ha mentido. Más bien me inclino a pensar que hay una inexplicable desinformación sobre nuestra verdadera realidad en los miembros del tribunal alemán que se ha pronunciado. O peor aun, la asunción entre los mismos de una información tendenciosa expandida por el nacionalismo catalán en el poder durante tantísimos años, que el Gobierno de la Nación ni ha intentado corregir, y que a la postre ha cuajado en unos tribunales extranjeros excesivamente garantes con la letra de la ley que no les ha preocupado abrir la puerta en territorio ajeno a comportamientos que como representantes de la Ley no tolerarían en el propio. Una ofensa inmerecida a la justicia española, una decisión peligrosa para todos!.
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María-José Peña
JUSTICIA ESPAÑOLA, JUSTICIA ALEMANA
Ayer, nos sorprendió a todos la noticia de que la Justicia alemana no apreciaba el delito de rebelión con que el Juez Llarena ha imputado al cesado President de la Generalitat y hoy prófugo de la Justicia española, y que por ese motivo declaraba su libertad bajo fianza a la espera de la decisión respecto a otra de las imputaciones menos graves.
Vamos a ver, a mi parecer en esta cuestión lo que en último extremo se está dilucidando es el asalto al Estado desde parte de las instituciones de ese estado, las autonómicas de Cataluña, y la correspondiente pretensión de dejar sin derechos, por lo menos sin los derechos que hoy les asisten como españoles, a algo más de la mitad de la población catalana que se resiste a ello. Esta es, digo, la cuestión fundamental. Y se está planteando en unos términos exclusivamente jurídicos. Ello es así debido a que en momentos muy anteriores, momentos en que hubiera sido necesario que el poder político respondiera con firmeza y sustentándose en la Ley a la levantisca acción política del Gobierno Autonómico, la inacción política del Gobierno central permitió que se llegara a extremos tales de quebrantamiento de la legalidad que el poder judicial tuvo que actuar ante las graves infracciones perpetradas por los poderes públicos autonómicos. Y ahora seguimos en esa vía.
Llegados aquí, la maquinaria judicial tiene sus tiempos, sus cauces y sus procedimientos y nos adentramos así en tecnicismos jurídicos, fases y recursos de una complejidad mucho mayor que la habitualmente conocida y comprendida por la generalidad de los ciudadanos. Y, sin embargo, es en esta lid dónde todos nos vemos obligados a contemplar lo que va a ser determinante para nuestros derechos y, en definitiva, para los derechos, los valores y los principios que constituyen la civilización occidental. Con la fuga de Puigdemont y sus consiguientes y desafiantes paseos por Europa, la acción judicial española se ha visto "exportada" tratando de recuperar al prófugo para someterlo a su acción. Y es en estos vericuetos jurídicos entre la Justicia de los Estados miembros de la Unión Europea dónde debemos tratar de entender ahora lo que acontece porque es, en realidad, lo que nos acontece.
En esta situación, el rechazo de la justicia alemana a la consideración de rebelión en la imputación del Juez Llarena nos arroja a la consideración jurídica de que no se da el principio de la doble incriminación que resultaría necesario para estimarla. Muy bien; parece que en Alemania exigen una violencia que produzca la consumación del delito y aquí nos arreglamos con otro tipo de violencia, la que pervierta el orden constitucional. Matices.
Líbreme Dios, de intentar enmendarle la plana a la parte de la justicia alemana que hasta ahora se ha pronunciado, pero es algo inaudito que un asalto al Estado como el que aquí se ha practicado: anunciado, voceado, demostrado, apoyado tanto en multitud de leyes autonómicas contrarias a Derecho como en multitud de sentencias del TS desobedecidas, radiado día a día, televisado casi hora a hora… un asalto al Estado así contemplado por todos y en todo lugar, minuto a minuto, como en la Guerra de Irak, y de espaldas, más aún, en contra, de más de la mitad de la población, requiera mayor demostración para ser entendido y atendido por la justicia alemana, aunque el principio de doble incriminación presente alguna disfunción.
Por supuesto, este asunto no está acabado pero la necesidad de un juez alemán de remarcar respecto al vecino del Sur la pequeña diferencia de un tipo penal, aparte de que a mi juicio resulta ofensiva para el vecino del Sur, tan democrático, al menos, como el vecino del Norte, y máxime cuando la rebelión en entredicho ha sido retransmitida en directo y le habrá llegado al Sr.Juez con todo lujo de detalles, requiere que la Unión Europea revise las relaciones de la justicia entre vecinos porque si al final todo va a depender de la mínima diferencia entre legislaciones todas ellas presididas por el culto a la civilización que sustentamos y el respeto a los Derechos Humanos individuales ( los de los que están a punto de perder los suyos por la actuación del sujeto rebelde en cuestión, también cuentan) entonces estamos perdiendo el tiempo todos manteniendo la ficción de una Unión Europea entre iguales. Parece, más bien, que lo que mantenemos es una Unión Europea con pies de barro que quizá en la propia tierra dónde tan prontamente se ha apreciado la diferencia de tipos penales esté abriendo la puerta otra vez a los nacionalismos.
Ojalá que ni allí ni aquí tengamos que llorarlo.
Fuente: María-José Peña: JUSTICIA ESPAÑOLA, JUSTICIA ALEMANA