María-José Peña: El camino recto hacia el naufragio de un gobierno desnortado


Con una pena tan profunda como la tuya y la de millones de Ciudadanos, querida María-José, explicitamos desde Bruselas el laconismo del título que pones a esta excelente crónica tuya de un naufragio anunciado:

EL CAMINO RECTO HACIA EL NAUFRAGIO DE UN GOBIERNO DESNORTADO

Ahora sabemos que la embarcación no solamente carecía del piloto adecuado, sino que incluso el que imaginábamos buen vigía tenía la manía de cerrar los ojos para no ver y tener que gritar lo que se anunciaba como inevitable naufragio.

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María-José Peña
Ayer a las 00:19 ·
EL CAMINO RECTO


Pues nuevo lío del Gobierno.

Desde el primer momento se vio, tanto por la personalidad del hoy Presidente del Gobierno, como por el irrefrenable deseo de llegar a ocupar la Moncloa a toda costa, y más aún, por el deslavazado perfil de su Gobierno, que la cosa no podía salir bien.

Y no ha salido.

De ¡ay! en ¡ay!, de dimisión en dimisión, de escándalo en escándalo, de torpeza en torpeza, los meses de Gobierno de Sánchez son los meses de mayor número de desatinos: los “gestos” del Presidente; los “donde dije digo digo Diego”; las declaraciones enfáticas sobre integridad, moralidad y ética exigible, sobre todo al Gobierno del PP, para acabar asumiendo que sin integridad, moralidad ni ética también se puede tirar; todo ello nos han ido situando en una situación de degradación de las formas políticas. Vamos a dejar para luego lo de el fondo.

El Ministro Borrell era el de perfil político más acusado y el único que daba a todos la cobertura de que, efectivamente, aquello se trataba de un Gobierno.

No sabemos, aunque podamos imaginarlo, cuán arrepentido pueda estar el Ministro Borrell de haber apostado en esta apuesta verdaderamente ciega y algo arbitraria, entre opositores que escupen y compañeros de gobierno que no ven, entre su inclinación a los modos altaneros y su necesidad de dejar de usarlos con los aliados del Presidente, entre su algo de soberbia y su necesidad de acomodarse a los vaivenes del patrón. No sabemos.

Tampoco sabemos, aunque también imaginemos, cuán arrepentido pueda estar el Presidente de haber escogido como ministro a quien por haberlo sido ya, es menos maleable ante sus indecisiones, a quien le sobrepasa en bagaje y experiencia política, en estimación propia, y quien probablemente le enjuicia íntimamente con seriedad y displicencia. No lo sabemos.

Pero sí sabemos algo que dice nuestro refranero popular “quien con niños se acuesta…”

Y en medio de ese clima de imaginadas equivocaciones sentidas por una y otra parte, ocurre algo que hace saltar por los aires la imagen política y personal de la que el Ministro Borrell se enorgullecía, y a la que el Presidente Sánchez se acogía.

No señor, un Consejero de Abengoa no puede vender sus acciones, pocas o muchas, directamente o por persona interpuesta, antes de que se derrumbe en Bolsa, atendiendo a una información privilegiada que, como Consejero, tiene en su poder. Eso es lo que le ha dicho la Comisión Nacional del Mercado de Valores y eso es lo que ha merecido una sanción económica que, aunque muy superior a las multas que pueda recibir cualquier español de a pie por las trampas o infracciones de casi cualquier tipo que cometa, es nada comparado con la bofetada ética y moral que recibe el ministro Borrell y que destruye ya, por completo, las enfáticas exigencias éticas de las que antes presumía y exigía a los demás el Presidente.

Y si bien en el caso del Presidente debemos concluir, como dice la ministro Calvo, que “es que antes no era Presidente” y que por ello puede tener ahora los presupuestos de conducta que negó antes, en el caso del Ministro Borrell, acogido desde siempre a una mayor exigencia de seriedad, la “colleja” es sangrante.

Sr. Ministro, no se lo tome a mal, pero yo creo que usted ha arruinado su prestigio. Yo creo que usted se equivocó al aceptar formar parte de ese Gobierno; yo creo que le pudo su soberbia, mayor que su supuesto antinacionalismo, y le pudieron también las mieles de los últimos aplausos, cuando ya casi los tenía olvidados, en estos últimos tiempos en que en Cataluña se aplaude, aplaudimos, a quien dé algún mandoble al nacionalismo de la secesión. Y todo eso, y su prestigio anterior en Europa, lo empleó usted en una apuesta incierta.

Pero todo eso que le hizo ganar enteros entre los sufridos catalanes y sirvió también para barnizar a su Presidente y al resto de su Gobierno cuando aceptó el cargo, no puede sostenerse cuando sobre ello y su persona cae la vergüenza de un comportamiento personal absolutamente inadecuado, que hoy recae también sobre su cargo pues diluye de la peor manera el respeto a su función. Y ello porque usted, a diferencia de sus compañeros de Gobierno, que se aferran al cargo con uñas y dientes, usted sabe que esa sanción por esos hechos convierte su gestión ya en políticamente inmoral y, por tanto, insostenible.

Está usted apresado en una difícil tesitura: por un lado, su dignidad , ya muy maltrecha, le debería obligar a dimitir; por el otro, hacerlo sería el reconocimiento de su error personal cuando vendió las acciones, de su error político cuando aceptó el cargo de Ministro, y del error de lo que hoy es este Gobierno Socialista. Difícil asumirlo de golpe cuando se está al final del camino político. Por eso, yo le deseo, Sr. Ministro, mucho acierto al resolver esto, porque en política los errores no es fácil subsanarlos pero son susceptibles de agravarse si no se toma el camino recto.

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27 Dolores Agenjo Recuero, Elebro Carpio Gonzalez y 25 personas más
20 comentarios
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Comentarios

Elvira Fuentes Luengo : Perfectamente analizada la situación. Cada día pensamos: no puede empeorar más y ¡zas! la realidad nos da otra nueva sacudida. Con lo bien que estaba jubilado {Borrell}, dando caña a Junqueras hasta la humillación, prestando su voz el 8-Oct a ese millón largo de marginados en Barcelona, escribiendo libros interesantes, viviendo de las rentas, en fin. Embarcarse en este Gobierno apoyado en lo peor de cada casa, ya resultó extraño, (al menos a mí así me lo pareció), no sé si vanidad o qué. Lo cierto es que al final del camino ha arruinado su prestigio, no sé si merecido, visto lo que hemos conocido.

Difícil encrucijada, pero sólo una salida honrosa. La mejor: #elecciones ya, que son 5 los ministros pringados.
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María-José Peña : Sí, Elvira, con lo bien que estaba... Elecciones es lo único que nos queda.
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Encarni Macias Medina : Que elegancia escribiendo querida amiga ! El señor Borrell tendría que dimitir. Me da hasta pena ... porque quienes lo conocemos de siempre le seguimos admirando. Aunque hace tiempo que no voto PSOE..
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María-José Peña: Gracias, Encarni. Yo creo que todos lamentamos en qué se ha convertido el socialismo del PSOE. Un besito.
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Elvira Fuentes Luengo : De todos modos no es la primera vez, hay que tener #memoria
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María-José Peña : Elvira Fuentes Luengo : en aquel tiempo se habló mucho de este asunto, pero una dimisión digna cortaba más habladurías. Hoy a las habladurías no renuncian ni los ministros; la exigencia política esta más degradada, casi todo vale.
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Elvira Fuentes Luengo : Cierto. Resulta difícil aceptar que el Gobierno tire adelante con esa mochila llena de piedras. Todo asuntos que, dejando a salvo la presunción de inocencia, son constatables y se han publicado los datos. Todo sin contar el master del #doktor Snchz.
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Elvira Fuentes Luengo : No tengo datos, pero pienso que nunca se ha dado una situación tan vergonzante manteniendo los ministros en sus puestos
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Margarita G. Soto : A veces pienso que en la política Española, tal y como está concebida, no es posible la ética, ni los buenos principios si no es para utilizarlos demagógicamente. Me pregunto si habrá algún auténtico que no nos defraude, antes o después.
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María-José Peña : Yo no pido ni espero demasiado de la política, Margarita, pero es el único instrumento que tenemos para transformar nuestra sociedad, se supone que para bien. Y aunque transijamos en muchas cosas, un fondo último de moral debe tener. Al menos, eso creo.

Margarita G. Soto : María-José Peña : Claro que si, M. José. En cualquier caso, no deberíamos de tener que transigir, las normas deberían de ser claras y el control sobre los políticos férreo. No somos los ciudadanos los que incumplimos y la prueba es que el orden funciona, a pesar de la ineptitud de los políticos. Visto esto insisto en que habría que tener mecanismos de más control efectivo.
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CristinaCasanova Seuma : Ufff... duro, duro...
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María-José Peña : Pues no quería...
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Nuria Nadal : Borrell paseaba por los pasillos del parlamento europeo más atento a la cotización bursátil que a lo que estaba representando allí.

Recuerdo la manifestación de octubre en la que se puso, para mi alegría, al lado de los antinacionalistas. Ese maravilloso día, en vez de alzar la voz con todos nosotros, y si cabe gritar más que el resto, ávidos como estábamos de expresar todo lo que hemos callado durante tanto tiempo, vino primero a compararnos con la turba. ¿Tanto le molestaban nuestras reivindicaciones? ¿Qué hacía allí, Sr. Borrell, si no quería encarcelar a los golpistas?

Ese comentario, Sr. Borrell, que dejó a los allí presentes a la altura de la turba, hizo que ya ese día pensara que usted no tiene remedio y que es y siempre ha sido el tipo que bien describe mi querida MJ.
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Elvira Fuentes Luengo : Aquel día nos mandó callar, a nosotros, a los que llevábamos callando 30 años. Gesto elocuente
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Nuria Nadal : Elvira Fuentes Luengo : ¡exacto! Quería gritarle: ¿“yo turba?, ¿ yo? Pero como siempre lo respeté. Ya se ha acabado, basta ya!
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Esteban Blasco Trasobares : Al 100%
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Marieta Rodriguez Valero : ¿Cómo va a dimitir Borrell, si es el único que le da lustre al gobierno, el resto no vale ni para barrer las calles. Hasta el Marlasca me ha decepcionado
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Carmen A. Fernández : Muy claramente analizado... Su doble vara de medir es evidente, en esta situación crucial y en otras de gran importancia.

Salvador García Bardón : Con una pena tan profunda como la tuya y la de millones de Ciudadanos, querida María-José, explicito el laconismo del título que pones a esta excelente crónica tuya de un naufragio anunciado: EL CAMINO RECTO HACIA EL NAUFRAGIO DE UN GOBIERNO DESNORTADO. Ahora sabemos que la embarcación no solamente carecía del piloto adecuado, sino que incluso el que imaginábamos buen vigía tenía la manía de cerrar los ojos para no ver y tener que gritar lo que se anunciaba como inevitable naufragio.

Fuente: María-José Peña : EL CAMINO RECTO

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