Sociogenética y educación

La aproximación sociogenética es una visión alternativa al individualismo, que limita y reduce los aspectos sociales, culturales e históricos en la formación de la identidad. Dos supuestos esenciales son la emergencia y la mediación, una se refiere a que lo social permanece primero mientras que el individuo emerge de la interacción, la otra se refiere al papel constitutivo de las funciones semióticas (el lenguaje, los signos y los símbolos).

«La identidad emerge sólo dentro de una red de relaciones del yo con los otros; en aislamiento, los atributos personales son irrelevantes; solamente por el lugar de nuestros familiares al socializarse con los otros hacen nuestros atributos personales y en la relación a sus propios atributos llegar a orientar y a estructurar la existencia humana» (Davies & Harré, 1990).


La emergencia y la mediación, fundamentales para la identidad
por Graciela Galicia Segura




Gover y Gavalek (1996), siguiendo a Davies & Harré, también consideran la emergencia y la mediación como aspectos centrales en la configuración del funcionamiento humano. Sostienen que las funciones psicológicas humanas son evidentemente dependientes del cerebro, sin embargo, aunque los aspectos de la neurofisiología de nuestra composición son vitales para el funcionamiento psicológico, estos no son suficientes. «Hay propiedades continuamente emergentes cuando un movimiento atraviesa estratos ontológicos, como resultado, aunque los fenómenos psicológicos emergen y están limitados por sus constituyentes biológicos, no pueden ser reducidos a ellos. Similarmente, aunque el fenómeno social emerge de y está limitado por sus constituyentes psicológicos, no puede reducirse a ellos y así sucesivamente. Los múltiples estratos en los cuales la aproximación socio-genética intenta situar la actividad humana (por ejemplo lo individual, cultural, histórico y biológico) constantemente combate contra el tirón hacia el reduccionismo disciplinario» ( Gover y Gavalek, 1996:4).

La emergencia por tanto se presenta cuando hay un movimiento de un estrato ontológico a otro, y en cuanto a la mediación una forma importante de que ocurra es a través de las prácticas semióticas sobre todo aquellas que involucran el lenguaje. La incorporación de los signos mediados en la acción no simplemente la facilitan sino que la transforman fundamentalmente, aunque la acción podría haber ocurrido sin ellos, sin embargo, como lo apunta Vygotsky, por estar incluidos en los procesos de la conducta, las herramientas psicológicas alteran el flujo y la estructura de las funciones mentales.

Debido a lo anterior, la identidad es construida en relación y en diálogo con los otros, su esencia ni es totalmente individual ni totalmente social, más bien es un proceso dialéctico por el cual «la experiencia de sí mismo fluye en y se cumple por el ser social (persona) y viceversa, y no existen aislados uno del otro, ambos son componentes de la identidad, y las raíces de éstos están indisolublemente incluidas y nutridas en la tierra de la acción humana» (Gover y Gavaleck, 1996:2).

En esta aproximación hay una integración entre lo publico y lo privado, entre el sí mismo y la persona, aquí se define a la persona «como lo socialmente visible, públicamente dotado de todo tipo de poderes y capacidades para lo público» y se define al sí mismo «como la experiencia privada de un origen, el centro de nuestra existencia, donde la percepción de uno mismo es la constante de este fenómeno continuo» (Harré, 1983:26). Por consiguiente, ningún hecho publico puede ser sostenido sin ningún sentido privado, y ningún sentido privado puede ser sostenido sin ningún hecho público. La persona definida como lo social y el sí mismo como lo «experienciado» son componentes necesarios de la identidad.

Por su parte, Medina Liberty trata sobre el papel de los instrumentos semióticos en el desarrollo psicológico: «Toda vez que nace un ser humano, éste llega a un medio que le preexiste y en el que anticipadamente se le ha asignado un papel». El niño, entonces, llega al dominio de su mundo y del papel de sus instrumentos físicos y semióticos gracias a un proceso enteramente humano. Los adultos, y en general todas las personas que rodean al niño, hacen explícito el orden implícito ya existente en el entorno humano y revelan continuamente las adecuaciones que le son propias entre distintos símbolos y sus significados. Es decir, organizan el mundo para el niño por medio de la organización manifiesta de su propio contexto» (Medina, 1999:45). Entonces, el ser humano nace en un mundo de prácticas culturales que deben ser apropiadas en un orden para que el individuo sobreviva y pueda integrarse a su cultura.

Bruner nos muestra por medio de las prácticas semióticas que «nuestra forma de vida, adaptada culturalmente depende de significados y conceptos compartidos, y depende también de formas de discursos compartidos que sirven para negociar diferencias de significado e interpretación» por tanto, en virtud de nuestra participación en la cultura, el significado se hace público y compartido (Bruner, 1991:29). Igualmente para Gergen «los términos y las formas por medio de las que conseguimos la comprensión del mundo y de nosotros mismos son artefactos sociales, producto del intercambio situado histórica y culturalmente y que se dan entre personas» (Gergen, 1996:73).

Desde el enfoque sociocultural, la identidad se constituye colectivamente, estructurándose en virtud de los significados que cada cual le otorga a su entorno y a sí mismo, es decir, gracias a nuestra participación en la cultura que compartimos podemos negociar los significados y las interpretaciones que le damos a los signos y a los discursos compartidos, en tanto los signos poseen un carácter convencional son culturales, su significado varía de cultura a cultura y de un periodo histórico a otro. En este sentido, ninguna persona individualmente posee una identidad por sí misma, la identidad emerge socialmente, no es estática, está activamente en movimiento entre lo privado y lo público, entre lo personal y lo cultural, y entre el pasado y el presente.
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