II MARTES DE PASCUA , Conversación con Nicodemo

“TE LO ASEGURO, DE LO QUE SABEMOS HABLAMOS; DE LO QUE HEMOS VISTO DAMOS TESTIMONIO”
En esta segunda semana de Pascua, continúa la conversación de Jesús con el docto Nicodemo, que desde la perspectiva pascual, las palabras que le dirige el Señor al pensador judío adquieren una mayor resonancia, y se convierten en verdadera profecía de lo que después dirán los Apóstoles para demostrar que Jesucristo ha resucitado.
¿Cómo no recordar el paralelismo de las expresiones juaneas “Lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, -pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio-, lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos” (1 Jn 1, 1-3)?
La primera lectura de este día apela también al testimonio. “Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor” (Act 4, 33).
Hay que tener experiencia de algo para poderlo comunicar con autoridad. La fe cristiana, como reitera la enseñanza de Benedicto XVI, se funda en la experiencia del encuentro personal con Jesucristo, como refiere el cuarto Evangelio que sucedió entre Jesús y Nicodemo, quien saldrá después en defensa del Maestro de Galilea ante las autoridades, y acudirá, sin respetos humanos, en el momento de dar sepultura a su cuerpo, con gran valor frente a los fariseos – “Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a verle de noche - con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras” (Jn 19, 39).
Si observamos, los perfumes de la ofrenda que hace Nicodemo para el cuerpo de Cristo –mirra y áloe-, coinciden con los aromas de esponsales del príncipe real: “Por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros; a mirra y áloe y casia huelen tus vestidos” (Sal 45, 8-9). Estas concordancias nos permiten vislumbrar en el relato de las conversaciones con Nicodemo, el icono del Resucitado, Maestro, Señor y Esposo, cuya divinidad ya no podemos silenciar porque ha vencido a la muerte, como lo testifican quienes se han encontrado con Él, a los tres días de su muerte en cruz.
DISCERNIMIENTO
¿Tienes experiencia Jesús, de su presencia en tu vida, de algún encuentro con su Palabra? ¿Podrías traer a la memoria, como en el caso de Nicodemo, alguna conversación profunda con alguien entendido, interesándote por la verdad del Evangelio? Aunque sea de noche, en privado, ¿tienes experiencia de mantener algún trato con la persona de Jesús, a través de la oración personal?
TESTIMONIO
Es tiempo de Pascua, tiempo de dar razón de la fe, de testificar la certeza de creer en Alguien que está vivo, en Cristo resucitado. ¿Tienes la fuerza del testigo, porque has visto o has sentido el paso del Señor? No te arredres. No tengas miedo, ten valor y profesa tu fe en Él.