CUARESMA 2015: “Fortalezcan sus corazones” (St 5,8) DOMINGO 1º (22.02.2015)

Introducción:El Espíritu empujó a Jesús al desierto” (Mc 1,12-15).
Suena a impulso o apremio casi violento. Se insinúa una cierta necesidad de vivir la vida humana en plenitud. Jesús “ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado” (Hebr 4, 15; 2,18). El pecado deshumaniza, pervierte lo humano. Jesús vive la tentación humanamente. Es fruto de la libertad condicionada, limitada, histórica. “Ir al desierto” es medida sana para descubrir las fuerzas que nos pervierten. En la soledad, descubrimos lo esencial para vivir. El desierto se hace signo del mundo sediento de verdad y de vida. Las tentaciones representan las ofertas de sentido, los modos de vida, las fuentes de inspiración... que no llenan, engañan, pervierten, envenenan...

Se quedó en el desierto cuarenta días”. Número en la Biblia a menudo simbólico: período inconcreto, normalmente cargado de penas y desafíos. Suelen citarse estos: duración del diluvio (Gn 7,12), estancia de Moisés en el Sinaí (Ex 34,28), etapa de Israel en el desierto (Núm 14,34; Sal 95,10), camino de Elías hacia el Horeb (1 Re 19,8). “Desierto” puede ser también la vida pública de Jesús: etapa vivida en aislamiento e incompatibilidad con la sociedad judía. Como el pájaro sin pareja, solitario, del que habla Juan de la Cruz: “se pone en lo más alto, tiene vuelto el pico de afecto hacia el espíritu de amor, está en soledad de todas las cosas, canta muy suavemente, no es de algún determinado color porque es abismo de noticia de Dios” (Cántico Espiritual. Canción XV, comentario 24).

Dejándose tentar por Satanás”. Fruto de la humanización, Jesús, “como uno de tantos”, está sujeto a la tentación del poder, del dinero, del prestigio influyente... para el egoísmo. “Satanás”, personificación del mal le tienta como a nosotros. Igualmente la misteriosa indicación, exclusiva de Marcos de que “vivía entre alimañas y los ángeles le servían”, es posible que aluda al Salmo 91, 11-13: “porque ha ordenado a sus ángeles que te protejan en todos tus caminos ... caminarás sobre áspides y víboras, pisarás leones y dragones”. Otros creen que se refiere a Adán (Gn 2,19-20; Is 11, 6-9): Jesús restaura la armonía conviviendo pacíficamente con alimañas y sintiendo la divina protección, simbolizada en los ángeles. Otros preferimos interpretarlo en el sentido de la dureza de la vida tentada. “Las fieras” representan a los grupos influyentes o personas que pretenden destruir a Jesús, enemigos mortales del Reino de Dios. “Los ángeles” son los colaboradores del Reino, los que siguen a Jesús: María, Juan Bautista, los discípulos... Conocer qué fuerzas negativas y positivas nos rodean es tarea nuestra, ayudados por el Espíritu Santo. Jesús no claudica ante las fuerzas del mal porque se deja llevar del Espíritu de Dios. El mismo Espíritu nos ha sido dado en el bautismo, habita en nuestra person, nos da conciencia de ser hijos de Dios, es también guía nuestro.

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios... La detención del Bautista fue un signo del Espíritu para Jesús. Descubre la urgencia de anunciar el Reino. “Galilea” es en Marcos espacio pastoral primario y ámbito de encuentro con el Resucitado (Mc 16,7). “El Evangelio” sobre Dios (o venido de Dios). Jesús es predicador y objeto de su evangelio (Mc 1,1).

Se ha cumplido el plazo quiere decir que ha llegado la ocasión, el momento preciso, el tiempo señalado por Dios. Pablo dirá: “pero cuando se cumplió el tiempo envió Dios a su Hijo, nacido de mujer...” (Gal 4,4; Ef 1,10). Con Jesús “ha aparecido la Bondad de Dios y su Amor al hombre” (Tit 3,4). Su reino está al alcance de la mano. Mirad hacia él y creed esta buena noticia. Acoged esta Bondad y este Amor, y que sean vuestros soberanos en el ser y hacer vuestra vida.

Oración:El Espíritu empujó a Jesús al desierto” (Mc 1,12-15)

Jesús, movido por el Amor:
Hoy el evangelio nos dice que
fuiste empujado por el Espíritu al desierto..., dejándote tentar por Satanás.
Vivías entre alimañas y los ángeles te servían
”.

Creo, Señor Jesús, Hijo del Hombre, que como tú:
somos “empujados por el Espíritu” a vivir el desierto de nuestra vida.
Nos consideramos “la única criatura terrestre que Dios ha amado por sí misma” (GS 24).
“Llegamos a conocer y a realizar nuestro ser sólo por obra del Espíritu Santo” (Juan Pablo II: encícl. “Dominum et vivificantem”, 59. Ed. BAC. Madrid 1986: “El misterio trinitario”, p. 196).

“Cree la Iglesia que Tú, Cristo, muerto y resucitado en favor de todos,
ofreces al ser humano luz y fuerzas por medio de tu Espíritu
para que pueda responder a su máxima vocación” (GS 10).
Tu Espíritu nos hace “contemplar el misterio del plan de Dios y saborearlo por la fe”(GS 15).
Con la sabiduría antigua seguimos creyendo que el Misterio de Dios:
“nos llenó de saber e inteligencia, nos enseñó el bien y el mal;
puso su ojo en nuestros corazones, para mostrarnos la grandeza de sus obras” (Ecclo 17,7-8).

“Tú, Jesús hermano, moriste a favor de todos...;
por consiguiente, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos
la posibilidad de asociarnos al misterio pascual,
en la forma de sólo Dios conocida” (GS 22).

“Hecho Señor por la resurrección,
actúas por tu Espíritu en los corazones de los hombres:
suscitando el deseo del siglo futuro,
animando, purificando y robusteciendo los deseos de humanizar la vida
y someter toda la tierra a este fin de humanización” (GS 38).

A todo hombre, Cristo Jesús, “le incitas incesantemente por tu Espíritu
para que no sea del todo indiferente al problema religioso” (GS 41).
Tú, Resucitado, “has infundido el Espíritu de amor en los corazones de los hombres” (GS 78).

Por eso, Jesús de todos, “el anhelo mayor nuestro es servir a los hombres de hoy;
sabemos que por este servicio seremos juzgados;
entramos en el reino de los cielos quienes hagamos la voluntad del Padre;
quiere el Padre que te reconozcamos a ti, Cristo Hermano, en todos;
que te amemos eficazmente, de palabra y de obra, en todas las personas;
que comuniquemos con los demás el misterio de amor del Padre.
Por este camino en todo el mundo las personas serán despertadas a una esperanza viva,
que es un don del Espíritu Santo,
para que por fin seamos recibidos en la paz y felicidad suma,
en la patria que brillará con la gloria del Señor” (GS 93).

A pesar de la presencia del Espíritu Santo,
vivimos tentados de mil modos, como Tú, Jesús de nuestra vida.
Seguimos pensando en “ser dioses”, no aceptando el Amor primero.
Nuestras metas soñadas siguen siendo el poder, la gloria, la riqueza;
no nos reconocemos hermanos, hijos del mismo Amor primero;
necesitamos buscar quien nos adore, nos exalte, se haga esclavo nuestro;
buscamos acumular como sea, para vivir seguros entre alimañas.

Contigo “apareció la Bondad de Dios y su Amor al hombre(Tit 3,4):
el Espíritu te dio a conocer el alimento, la voluntad del Amor primero (Jn 4,34);
tu amor despertó “ángeles”: María, Juan Bautista, discípulos, amigos...;
“las fieras”, aunque rompieron tu vida, no te apartaron del Amor.

Que el mismo Espíritu nos fortalezca en tu amor;
que nos haga ángeles, colaboradores tuyos, siempre en servicio;
que nada ni nadie nos aparte del Amor primero.

Rufo González
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