“La subordinación del sacramento del Orden Sagrado al celibato produce clericalismo” Comentarios que merecen reconocimiento (1)

El Papa emérito y el cardenal Sarah sostienen la exigencia ontológica del celibato

“Hay gente para todo”, solemos decir ante situaciones u opiniones muy dispares. Eso pasa con los comentarios. Cuando no se comparte una opinión, hay gente que, en vez de razonar su parecer, atacan al autor en la vida personal. Es el argumento “ad hominem” de la lógica clásica. Se trata de una clase de falacia que pretende difamar o desacreditar a la persona que propone una tesis. Aprovecha la ocasión para revelar o señalar una cualidad negativa o impopular de esa persona. No critica la argumentación ni razona su postura contraria. Es argumento de necios, envidiosos, innobles, mezquinos, bergantes... En RD leemos de vez en cuando comentarios llenos de insultos, descalificaciones, acusaciones graves... por pensar o defender razonadamente modos o actitudes vitales contrarias a las oficial o tradicionalmente admitidas. Frente a estos, hay una mayoría de comentaristas razonables: aportan aspectos y razones que enriquecen, llaman la atención sobre aspectos olvidados, hacen avanzar la reflexión...

Entre estos últimos están los dos comentarios recibidos en mi post del 29.04.2022. El tema era: “Sacerdotes casados y célibes tienen las mismas `columnas constitutivas´”. Es uno de mis comentarios al Discurso del Papa Francisco en el reciente Simposio “Hacia una teología fundamental del Sacerdocio” (Roma 17.02.2022). En dicho comentario va incluida mi opinión sobre la ley pastoral del celibato, que vengo proponiendo hace años: “El celibato `obligatorio para el ministerio´ no concuerda con la conducta de Jesús: `el Nuevo Testamento, en el que se conserva la doctrina de Cristo y de los apóstoles, no exige el celibato de los sagrados ministros, sino que más bien lo propone como obediencia libre a una especial vocación o a un especial carisma (cf. Mt 19,11-12). Jesús mismo no puso esta condición previa en la elección de los Doce, como tampoco los apóstoles para los que ponían al frente de las primeras comunidades cristianas (cf. 1Tim 3,2-5;Tit 1,5-6)´ (Encíc. Sacerdotalis coelibatus, 5). Dada la conciencia adquirida hoy sobre derechos humanos, hay que decir que la disciplina del celibato obligatorio para el ministerio atenta contra uno de los derechos humanos `universales e inviolables´, que la misma Iglesia recoge en el Vaticano II (cf. GS 26)”.

Denunciaba también “la pobre `parresía´ (`libertad para decirlo todo´, franqueza, valentía, libertad confiada) de muchos obispos y Conferencias Episcopales... ¡Qué difícil encontrar obispos que pidan cambios de leyes clericales!... La sociedad actual no puede comprender que, ante miles de sacerdotes y obispos secularizados por una ley humana (mejor: inhumana), los dirigentes de la Iglesia no quieran cambiarla. Todo el mundo sabe que dicha ley no procede del Evangelio ni del mandato de Jesús ni de los Apóstoles...”.

Quiero agradecer a estos comentaristas su aportación. Quizá lo mejor para agradecer es destacar su pensamiento y ofrecer mi comentario. Los lectores, creo, se verán mejor servidos y tendrán más información para formarse su propia opinión.

Guille Kxw (29.04.2022): “Mientras no deje de subordinarse el sacramento del Orden Sagrado al celibato, continuará el clericalismo que impide todo el potencial de la evangelización y la comunión de la Iglesia”.

No puede negarse la “subordinación” legal, vigente hoy, “del sacramento del Orden Sagrado al celibato”. Subordinación que algunos quieren hacer “ontológica”: exigencia de la naturaleza o esencia del sacerdocio ministerial. El Vaticano II rechaza esta tesis: “La perfecta y perpetua continencia por el reino de los cielos... no es exigida ciertamente por la naturaleza misma del sacerdocio, como aparece por la práctica de la Iglesia primitiva [Cf. 1Tim 3,2-5; Tit 1,6] y por la tradición de las Iglesias orientales” (PO 16).

A pesar de esta clara afirmación conciliar, un sector de la Iglesia, apoyado nada menos que por el Papa emérito y el cardenal Sarah, sostienen la tesis de la exigencia ontológica del celibato para el sacerdocio ministerial. Lean esta pequeña selección:

- “De la celebración diaria de la eucaristía, que implica un estado permanente de servicio a Dios, nace espontáneamente la imposibilidad de un vínculo matrimonial... La abstinencia sexual se convierte por sí misma en una abstinencia ontológica” (p. 50).

- “Para el sacerdote el celibato no es un `suplemento espiritual´ bienvenido en la vida del sacerdote. Una vida sacerdotal coherente exige ontológicamente el celibato” (p. 79-80).

- “El celibato sacerdotal deriva de lo que el concilio señala como la esencia del carácter y la gracia propios del sacramento del Orden...” (p. 96).

- “El vínculo entre la continencia y la celebración eucarística percibido siempre por el `sensus fidei´ de los fieles, tanto en Occidente como en Oriente.. es una honda percepción de la `forma eucarística de la existencia cristiana´” (p. 135). (“Desde lo más hondo de nuestros corazones”. Ediciones Palabra, febrero 2020). 

Si alguien tiene dudas sobre la tesis conciliar, puede leer las enmiendas sugeridas por algunos Padres conciliares y las respuestas de la Comisión redactora:

- Enmienda: A la frase de “el celibato tiene mucha conformidad con el sacerdocio” añádase: “de modo que mana de él genuinamente como de una fuente”.

Respuesta: “La enmienda no puede aceptarse. Si el celibato manase del sacerdocio como de una fuente, todos los sacerdotes deberían ser necesariamente célibes, cosa que no puede afirmarse”.

- Enmienda: Dígase que el celibato conviene porque los sacerdotes ofrecen “el sacrificio del Cordero inmaculado”.

Respuesta: “La enmienda no se admite, pues parece insinuar que el sacrificio de la Misa no pudiera ofrecerse con dignidad más que por los que guardan el celibato. Y la alusión al “Cordero inmaculado” que solo podría ofrecerse por célibes parece suponer que la vida conyugal “manchase” a los casados, cosa que no puede admitirse”.

- Enmienda: Dígase que por el celibato los sacerdotes “cumplen más plenamente su misión”.

Respuesta: “No se admite, porque parece insinuar que los presbíteros casados cumplieran menos plenamente su misión”.

- Enmienda: Dígase que el celibato “conduce más libremente a un más ardiente amor de Cristo”.

Respuesta: “No puede admitirse. Pues si es cierto que el celibato puede conducir a un más ardiente amor de Cristo, no podemos insinuar que los no célibes no puedan conseguir tal amor estando como están todos los cristianos llamados al perfecto amor de Cristo” (J. L. Martín Descalzo: Un periodista en el Concilio. PPC, 1966. IV, pp. 500-505).

¿Hay vinculación entre celibato y clericalismo como dice “Guille Kxw? Creo que entre el celibato obligatorio y clericalismo hay conexión varia. Las distinciones clericales -de poder, indumentarias, titulares...- tienen mucha carga compensatoria. También los vicios más clericales (abuso de poder, carrerismo, hipocresía, envidia, ostentación...) apuntan a desequilibrios celibatarios. No creo que el clericalismo “impida todo el potencial de la evangelización y la comunión de la Iglesia”. Todo no. Mucho sí.

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