“Los evangelios comunican fielmente lo que Jesús, Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, realmente hizo y enseñó para nuestra salvación” (DV 19) Libra, Señor, del espíritu de venganza a la Iglesia (Domingo 3º C TO 23.01.2022)

El cristiano debe ser “evangelio vivo”, “buena noticia” activa

Comentario: “Me ha enviado a evangelizar a los pobres” (Lc 1,1-4; 4,14-21)

Leemos el prólogo de Lucas (1,1-4). Ningún libro del Nuevo Testamento tiene un tal prólogo. El autor se presenta como un historiador de los “muchos que han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros”. Sólo conocemos a Mateo y Marcos (el llamado Q: Fuente de los Dichos, es una reconstrucción de los investigadores). Sigue la ruta transmisora de los “testigos oculares y servidores de la palabra” (“kerigma”: mensaje). Recuerda etapas de la tradición: ocular, oral, escrita. En esta etapa está su relato: “he resuelto escribírtelos por su orden”, le dice a Teófilo, al que califica de “muy fuerte, muy bueno, excelente” (“krátiste”: superlativo de kratos). No se sabe quién es. Hay quien piensa en un nombre simbólico (“amigo de Dios”). El autor se reivindica como historiador genuino: “después de investigarlo todo diligentemente (“acribós”: con precisión, exactitud) desde el principio”. Ofrece así seguridad histórica: “para que conozcas (epignôs: reconocer, comprender) la solidez (asfaleia: seguridad que se apoya en la investigación rigurosa) de las enseñanzas que has recibido”. 

Los vv. 14-15 resumen el inicio ministerial: “Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan”. Antes de ir a su pueblo pasaría tiempo “enseñando en las sinagogas”. No se sabe cuánto tiempo ni qué “enseñaba”. Se cree que haría comentarios sobre la ley y las Escrituras. No lo haría por cumplir la ley, ni por lograr fama o poder. Serían comentarios “con la fuerza del Espíritu”. La gente se sentía ayudada y, por eso, “lo alababan”.

Los vv. 16-21 narran la pretensión fundamenta de Jesús. En la sinagoga de Nazaret “le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor»”. Coincide sustancialmente con el texto de Isaías (61,1-2a). Se considera “ungido” por el Espíritu de Dios para dar buena noticia a pobres, cautivos, ciegos, y “proclamar el año de gracia del Señor” (alusión al año jubilar: condonan deudas, liberan esclavos, restituyen la tierra expropiada -Lev 25,10-). No sigue leyendo la siguiente proclama del profeta: “un día de venganza de nuestro Dios” (Is 61,2b). Esto añadiría más expectación: “Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él”. Leer un texto incompleto y lanzar un programa de actuación en nombre del Espíritu de Dios, supone gran osadía. 

Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír”. Jesús reconoce ante su pueblo que él es el “ungido” de Dios para alegrar la vida de los pobres, liberar a los agobiados, perdonar sin venganza alguna, hermanar a todos. La visita a la sinagoga de Nazaret viene también en Mateo (13,53ss) y en Marcos (6,1ss). Pero los vv. 16b-22 son exclusivos de Lucas. Es, pues, una tradición única. Por ello no es seguro que sean palabras históricas de Jesús. Se cree narración del evangelista, ajustada a la conciencia de Jesús como enviado de Dios Padre. Este mensaje constituye el corazón del Evangelio: dar a conocer el amor gratuito, incondicional, del Padre, lejos de la venganza, dispuesto a curar, a alimentar, a establecer una fraternidad universal basada en su amor perfecto.

Oración: “Me ha enviado a evangelizar a los pobres” (Lc 4,14-21)

Hoy, Jesús,te agradecemos los evangelios:

“comunican fielmente lo que Tú, Jesús, Hijo de Dios,

viviendo entre los hombres, realmente hiciste y enseñaste

para nuestro bien hasta el día de tu ascensión.

Los Apóstoles comunicaron después a sus oyentes hechos y dichos, 

con la mayor inteligencia de que disfrutaban una vez instruidos

por los acontecimientos gloriosos de Cristo

y por la luz del Espíritu de verdad.

Los autores, como Lucas, compusieron los evangelios 

escogiendo datos entre muchos de la tradición oral o escrita,

sintetizando algunos, 

explicándolos en atención al estado de las iglesias,

conservando el estilo de proclamación.

De modo que siempre nos comunicaban 

cosas verdaderas y sinceras sobre ti, Jesús” (DV 19).

Que tu Espíritu, “por quien la voz viva del Evangelio

resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo entero,

nos vaya introduciendo en la verdad plena

y haga que habite en nosotros abundantemente tu palabra (Col 3,16)” (DV 8).

Admiramos, Jesús, tu valentía profética:

En la sinagoga de tu pueblo proclamas el texto de Isaías:

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.

Me ha enviado a evangelizar a los pobres,

a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista;

a poner en libertad a los oprimidos;

a proclamar el año de gracia del Señor”.

Bruscamente cortas una frase conocida por todos:

“y un día de venganza de nuestro Dios” (Is 61,2b).

Tú, Jesús, no compartesla cara falseada de Dios:

cara que el profeta repite un poco más adelante:

porque es el día en que pienso vengarme...;

mi furor fue mi apoyo...;

hice correr por tierra su sangre” (Is 63,4a.5c.6c).

tu programa de vida excluye toda venganza;

lo dibujaste en la parábola de hijo pródigo;

tu Padre Dios ofrece perdón y ayuda, aunque no se merezca.

Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír:

ayúdanos, Jesús, a actualizarlo en nosotros y en la Iglesia;

líbranos del espíritu de venganza que vive en la Iglesia;

danos coraje para liberar a quienes están oprimidos

por leyes inhumanas, aunque sea eclesiales;

que nuestra vida sea “el año de gracia” de tu amor permanente,

de misericordia entrañable siempre.

Preces de los Fieles (D. 3º TO 23.01.2022)

“Los Evangelios son el testimonio principal de la vida y doctrina del Verbo encarnado, Salvador nuestro” (DV 18). En ellos resuena la viva voz del Espíritu de Jesús. Pidamos conocerlos bien, diciendo: “que tu Evangelio, Señor, sea nuestro `espíritu y vida´”.

Por la Iglesia:

- que el Evangelio sea en ella más decisivo que el Código de Derecho Canónico;

- que todas sus normas y leyes estén inspiradas en la vida de Cristo Jesús.

Roguemos al Señor: “que tu Evangelio, Señor, sea nuestro `espíritu y vida´”.

Por las intenciones del Papa (enero 2022):

- por “todas las personas que sufren discriminación y persecución religiosa”;

- que “encuentren en las sociedades en las que viven el reconocimiento

de sus derechos y la dignidad que proviene de ser hermanos y hermanas”.

Roguemos al Señor: “que tu Evangelio, Señor, sea nuestro `espíritu y vida´”.

Por quienes escuchamos el Evangelio:

- que “nos acerquemos a él con un corazón dócil y orante” (EG 149);

- que “nos conmueva y lo hagamos vida concreta” (EG 150).

Roguemos al Señor: “que tu Evangelio, Señor, sea nuestro `espíritu y vida´”.

Por nuestros pueblos y ciudades:

- que se anuncie en ellos tu Evangelio, tu vida;

- que crezca la solidaridad, el respeto al diferente, la atención al más débil.

Roguemos al Señor: “que tu Evangelio, Señor, sea nuestro `espíritu y vida´”.

Por los más débiles:

- que sean el centro de nuestras comunidades;

- que les respetemos, como Jesús, y ayudemos a superarse.

Roguemos al Señor: “que tu Evangelio, Señor, sea nuestro `espíritu y vida´”.

Por esta celebración:

- que sea de verdad participativa, realizada por todos;

- que la palabra y vida de Jesús nos afecte, nos alegre, nos mueva a actuar.

Roguemos al Señor: “que tu Evangelio, Señor, sea nuestro `espíritu y vida´”.

Haznos dóciles a los de deseos de tu Espíritu, Jesús de Nazaret. Queremos evangelizar a los pobres, proclamar la libertad y vivir siempre el año de gracia del Señor”, como has vivido y enseñado tú, que vive por los siglos de los siglos.

Amén.

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