PENTECOSTÉS: ORACION AL ESPÍRITU SANTO
PRECES DE LOS FIELES POR LA RENOVACIÓN DE LA IGLESIA
Dirijamos hoy nuestra oración al Espíritu Santo, que nos hace presente a Jesús resucitado,
que reza con nosotros llamando Padre-Madre al Misterio.
A la invitación de “Oremos”, respondemos: “Ven, Espíritu divino, Ven”.
Inunda la Iglesia para que proclame la Buena Noticia del Reino con palabras y con vida austera, transparente en su economía, preocupada principalmente por los pobres y los más débiles, para que no acumule riquezas ni capital, para que luche activamente contra la miseria y ofrezca condiciones laborales ejemplares para sus trabajadores. Oremos:
Ven, Espíritu divino, Ven.
Queremos que el Papa Francisco, como San Francisco de Asís, oiga la voz de Jesús: “Francisco, ve y restaura mi casa, mira que está en ruinas”. Para que tenga fuerzas para enfrentarse al uso abusivo del poder, la pompa y el dinero, y a la corrupción moral, como la pederastia, en la que han caído algunos miembros del clero. Oremos:
Ven, Espíritu divino, Ven.
Queremos comunidades fraternales, donde no haya dominio, discriminación ni represión. Que brille entre nosotros la generosidad, el diálogo, la hospitalidad incluso para los inconformistas, el servicio nada pretencioso de los dirigentes, y la solidaridad que no excluye de la Iglesia nuevas fuerzas e ideas religiosas, compatibles con el amor evangélico. Oremos:
Ven, Espíritu divino, Ven.
Hoy, día de Pencostés, invocamos al Espíritu Santo, desde nuestra Iglesia y el mundo:
-por la urgente reforma de la Curia Romana: que sus miembros sean preferentemente laicos;
-por la libertad de las iglesias locales para elegir a sus pastores;
-por la desaparición de símbolos de poder y dignidad mundanos, y el sucesor de Pedro deje de ser jefe de Estado, por no ser conforme con el Espíritu de Jesús;
-por la reconciliación de las iglesias cristianas;
-por la solución evangélica de problemas pendientes:
la situación de los sacerdotes casados, de la mujer en la Iglesia, de los divorciados vueltos a casar, del reconocimiento y valoración del mundo indígena, del cuidado a la madre tierra. Oremos:
Ven, Espíritu divino, Ven.
Por nuestra comunidad: que reine entre nosotros la alegría del Evangelio, la sencillez del amor transparente, sin miedo, donde la norma de vida sea el Evangelio, donde todos nos escuchemos y nos dejemos guiar por la libertad del Amor. Oremos:
Ven, Espíritu divino, Ven.
Ven, Espíritu Santo; llena nuestro corazón; enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Recréanos con tu libertad amorosa.
Por Jesucristo, nuestro Señor...
Rufo González
Dirijamos hoy nuestra oración al Espíritu Santo, que nos hace presente a Jesús resucitado,
que reza con nosotros llamando Padre-Madre al Misterio.
A la invitación de “Oremos”, respondemos: “Ven, Espíritu divino, Ven”.
Inunda la Iglesia para que proclame la Buena Noticia del Reino con palabras y con vida austera, transparente en su economía, preocupada principalmente por los pobres y los más débiles, para que no acumule riquezas ni capital, para que luche activamente contra la miseria y ofrezca condiciones laborales ejemplares para sus trabajadores. Oremos:
Ven, Espíritu divino, Ven.
Queremos que el Papa Francisco, como San Francisco de Asís, oiga la voz de Jesús: “Francisco, ve y restaura mi casa, mira que está en ruinas”. Para que tenga fuerzas para enfrentarse al uso abusivo del poder, la pompa y el dinero, y a la corrupción moral, como la pederastia, en la que han caído algunos miembros del clero. Oremos:
Ven, Espíritu divino, Ven.
Queremos comunidades fraternales, donde no haya dominio, discriminación ni represión. Que brille entre nosotros la generosidad, el diálogo, la hospitalidad incluso para los inconformistas, el servicio nada pretencioso de los dirigentes, y la solidaridad que no excluye de la Iglesia nuevas fuerzas e ideas religiosas, compatibles con el amor evangélico. Oremos:
Ven, Espíritu divino, Ven.
Hoy, día de Pencostés, invocamos al Espíritu Santo, desde nuestra Iglesia y el mundo:
-por la urgente reforma de la Curia Romana: que sus miembros sean preferentemente laicos;
-por la libertad de las iglesias locales para elegir a sus pastores;
-por la desaparición de símbolos de poder y dignidad mundanos, y el sucesor de Pedro deje de ser jefe de Estado, por no ser conforme con el Espíritu de Jesús;
-por la reconciliación de las iglesias cristianas;
-por la solución evangélica de problemas pendientes:
la situación de los sacerdotes casados, de la mujer en la Iglesia, de los divorciados vueltos a casar, del reconocimiento y valoración del mundo indígena, del cuidado a la madre tierra. Oremos:
Ven, Espíritu divino, Ven.
Por nuestra comunidad: que reine entre nosotros la alegría del Evangelio, la sencillez del amor transparente, sin miedo, donde la norma de vida sea el Evangelio, donde todos nos escuchemos y nos dejemos guiar por la libertad del Amor. Oremos:
Ven, Espíritu divino, Ven.
Ven, Espíritu Santo; llena nuestro corazón; enciende en nosotros el fuego de tu amor.
Recréanos con tu libertad amorosa.
Por Jesucristo, nuestro Señor...
Rufo González