Preces de los Fieles (JUEVES SANTO 17-04-2014)
La Cena del Señor es el resumen y la proyección de la vida de Jesús entre nosotros. Por eso “la celebración eucarística es el centro de la congregación de los fieles...” (PO 5). Necesita un profunda renovación en nuestra Iglesia para que no pueda decirse: “tal como os reunís en común, no es posible comer la cena del Señor” (1Cor 11,20). Pidamos esta renovación en nuestra comunidad y en toda la Iglesia, diciendo: queremos vivir como Tú, Señor.
Por las iglesias cristianas:
que mantengan su vida vinculada a la vida de Jesús;
que en la celebración de la eucaristía expresen su sencilla fraternidad;
que sus celebraciones no sean fastuosas, aristocráticas, jerarquizadas.
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
Por los servidores de las comunidades:
que el besar los pies de sus hermanos sea signo de su vida servicial;
que “se distingan del pueblo en la doctrina, no en el vestido; en la vida, no en el hábito” (Papa Celestino a obispos de las Galias a. 428);
que eviten “sus distintivos orgullosos y borlas grandes en el manto” (Mt 23,5).
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
Por los gobernantes de los pueblos:
que trabajen por el bien común de sus gentes;
que sean honrados y generosos en su servicio;
que cuiden especialmente de los más débiles.
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
Por los enfermos:
que acepten la debilidad natural humana;
que tengan fortaleza y combatan la enfermedad según sus posibilidades;
que sientan siempre nuestro amor y ayuda.
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
Por los más débiles de nuestra sociedad:
que se unan y trabajen por encontrar salida a sus problemas;
que sean escuchadas y atendidas sus justas demandas;
que no les falte nunca nuestra solidaridad.
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
Por esta celebración:
que la memoria del Jesús encienda nuestro corazón;
que su Espíritu de fraternidad y ayuda mutua reviva aquí y ahora;
que la comunión sea verdadera, en palabras y en obras.
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
“Tal como os reunís en común, no es posible comer la cena del Señor;
cada uno se adelanta a comer su propia comida y,
mientras uno pasa hambre, otro se embriaga;
se desprecia a la Iglesia de Dios y se avergüenza a los que no tienen;
se come el pan y se bebe el vaso del Señor indignamente,
cuando se come y se bebe sin distinguir ese Cuerpo” (1Cor 11, 20ss).
Que a nuestra comunidad no pueda hacérsele este reproche.
Te lo pedimos a Ti, Jesús, que vives por los siglos de los siglos.
Amén.
Rufo González
Por las iglesias cristianas:
que mantengan su vida vinculada a la vida de Jesús;
que en la celebración de la eucaristía expresen su sencilla fraternidad;
que sus celebraciones no sean fastuosas, aristocráticas, jerarquizadas.
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
Por los servidores de las comunidades:
que el besar los pies de sus hermanos sea signo de su vida servicial;
que “se distingan del pueblo en la doctrina, no en el vestido; en la vida, no en el hábito” (Papa Celestino a obispos de las Galias a. 428);
que eviten “sus distintivos orgullosos y borlas grandes en el manto” (Mt 23,5).
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
Por los gobernantes de los pueblos:
que trabajen por el bien común de sus gentes;
que sean honrados y generosos en su servicio;
que cuiden especialmente de los más débiles.
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
Por los enfermos:
que acepten la debilidad natural humana;
que tengan fortaleza y combatan la enfermedad según sus posibilidades;
que sientan siempre nuestro amor y ayuda.
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
Por los más débiles de nuestra sociedad:
que se unan y trabajen por encontrar salida a sus problemas;
que sean escuchadas y atendidas sus justas demandas;
que no les falte nunca nuestra solidaridad.
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
Por esta celebración:
que la memoria del Jesús encienda nuestro corazón;
que su Espíritu de fraternidad y ayuda mutua reviva aquí y ahora;
que la comunión sea verdadera, en palabras y en obras.
Roguemos al Señor: queremos vivir como Tú, Señor.
“Tal como os reunís en común, no es posible comer la cena del Señor;
cada uno se adelanta a comer su propia comida y,
mientras uno pasa hambre, otro se embriaga;
se desprecia a la Iglesia de Dios y se avergüenza a los que no tienen;
se come el pan y se bebe el vaso del Señor indignamente,
cuando se come y se bebe sin distinguir ese Cuerpo” (1Cor 11, 20ss).
Que a nuestra comunidad no pueda hacérsele este reproche.
Te lo pedimos a Ti, Jesús, que vives por los siglos de los siglos.
Amén.
Rufo González