Preces de los Fieles (D. 4º PASCUA C 17.04.2016): Los servidores eclesiales, imágenes del Buen Pastor
La Iglesia, nuestra parroquia, nuestra comunidad, es una fraternidad. Todos tenemos la misma dignidad de hijos de Dios, hermanos de Jesús. Entre nosotros hay algunos que tienen encargado un servicio comunitario: obispo, párroco, vicarios, catequistas, monitores de liturgia, visitadores de enfermos, etc. etc.). Hoy, día del Buen Pastor, pedimos por ellos diciendo: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por todas las comunidades cristianas:
- que “aprecien a los que trabajan entre vosotros, os presiden en el Señor, y os amonestan”;
- que “les tengan toda estima y amor por el trabajo que hacen” (1Tes 5, 12-13).
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por los servidores (“ordenados” y no):
- que “no dominen ni impongan su autoridad como los jefes de las naciones”;
- que “que sean servidores, como Jesús, y den su vida por los hermanos” (Mc 10,42-45; paralelos).
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por la reforma evangélica de la Iglesia:
- que sea posible el diálogo entre “apóstoles, responsables y la comunidad entera” (He 15, 22ss);
- que los derechos humanos sean respetados y promocionados en la Iglesia.
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por las víctimas de la violencia, del paro, de la injusticia...:
- que sean el centro de nuestra atención, como lo fueron de Jesús;
- que los países ricos les acojan, les ayuden a prosperar...
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por la situación política de nuestro país:
- que los líderes políticos dialoguen y busquen caminos viables para todos;
- que atiendan de modo especial a los más débiles.
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por esta celebración:
- que nos haga “escuchar la voz” del Buen Pastor, Jesús, hermano de todos;
- que su Espíritu nos una en la comunión de vida y acción.
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Danos, Señor, confianza en tu amor. Que nuestra Iglesia, nuestra comunidad, abandone la crítica estéril y trabaje por la vida común. Que seamos capaces de eliminar todo aquello que impide realizarnos como cristianos y de ejercer nuestros carismas en libertad de hijos y hermanos. Te lo pedimos a ti, Buen Pastor de nuestras vidas, por los siglos de los siglos.
Amén.
Rufo González
Por todas las comunidades cristianas:
- que “aprecien a los que trabajan entre vosotros, os presiden en el Señor, y os amonestan”;
- que “les tengan toda estima y amor por el trabajo que hacen” (1Tes 5, 12-13).
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por los servidores (“ordenados” y no):
- que “no dominen ni impongan su autoridad como los jefes de las naciones”;
- que “que sean servidores, como Jesús, y den su vida por los hermanos” (Mc 10,42-45; paralelos).
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por la reforma evangélica de la Iglesia:
- que sea posible el diálogo entre “apóstoles, responsables y la comunidad entera” (He 15, 22ss);
- que los derechos humanos sean respetados y promocionados en la Iglesia.
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por las víctimas de la violencia, del paro, de la injusticia...:
- que sean el centro de nuestra atención, como lo fueron de Jesús;
- que los países ricos les acojan, les ayuden a prosperar...
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por la situación política de nuestro país:
- que los líderes políticos dialoguen y busquen caminos viables para todos;
- que atiendan de modo especial a los más débiles.
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Por esta celebración:
- que nos haga “escuchar la voz” del Buen Pastor, Jesús, hermano de todos;
- que su Espíritu nos una en la comunión de vida y acción.
Roguemos al Señor: “Mis ovejas escuchan mi voz”.
Danos, Señor, confianza en tu amor. Que nuestra Iglesia, nuestra comunidad, abandone la crítica estéril y trabaje por la vida común. Que seamos capaces de eliminar todo aquello que impide realizarnos como cristianos y de ejercer nuestros carismas en libertad de hijos y hermanos. Te lo pedimos a ti, Buen Pastor de nuestras vidas, por los siglos de los siglos.
Amén.
Rufo González