"La Pascua fue también un re-comienzo" Papa Francisco, 12 años con las sandalias del pescador

Las 'sandalias' de Francisco
Las 'sandalias' de Francisco

"Más de una vez en la vida escuchamos esta misma invitación del Señor Jesús: 've a la otra orilla', no te quedes donde estás, no te acomodes ahí"

"Una llamada a salir de situaciones de estancamiento personal y espiritual, a tomar decisiones, a afrontar nuevos desafíos, a remar mar adentro, a salir a los cruces de caminos, a ponerse en camino hacia las periferias…"

"'Prefiero una Iglesia llena de baches, herida y sucia por estar en la calle, que una Iglesia enferma por estar cerrada' Papa Francisco (EG 49)"

"Antes de recibir el nombre de cristianos, los seguidores de Jesús son llamados 'los del camino' -'oi tes odou' en griego-"

«Prefiero una Iglesia llena de baches, herida y sucia por estar en la calle, que una Iglesia enferma por estar cerrada» (EG 49). Haciéndome eco de esta visión del Papa Francisco quiero ecordar un hermoso poema de Jacques Brel: 

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Conozco barcas que permanecen en puerto por miedo

de que las corrientes los arrastren con demasiada violencia.

Conozco barcas que se oxidan en el puerto

por no haberse arriesgado nunca a navegar fuera. 

FARO CABO SAN PABLO - Qué SABER antes de ir (2025)

Conozco barcas que olvidan partir

porque tienen miedo al mar cuando envejecen

y las olas nunca las han llevado a otra parte,

su viaje ha terminado antes de empezar. 

Conozco barcas tan encadenadas

que han desaprendido a liberarse.

Conozco barcas que permanecen balanceándose

para asegurarse de no zozobrar. 

Conozco barcas que van en grupo

para enfrentarse al fuerte viento más allá del miedo.

Conozco barcas que arañan un poco

en las rutas oceánicas donde les lleva su juego. 

Conozco barcas que vuelven a puerto destrozadas por todas partes,

pero más valientes y fuertes.

Conozco barcas rebosantes de sol

porque han compartido años maravillosos. 

Conozco barcas que siempre vuelven

que han navegado hasta su último día

y están listas para desplegar sus gigantescas alas

porque tienen un corazón del tamaño de un océano. 

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En aquellas barcas, que nos remiten a una metáfora muy antigua de la Iglesia, vemos descrita la misma dinámica vital de salir, zarpar, navegar más allá. «Iglesia en salida» es una expresión que se ha hecho viral, una Iglesia que se sumerge en lugar de esperar; que sabe curar heridas, calentar corazones, llorar y acariciar en lugar de encerrarse en normas. 

La salida, el camino, la navegación están en el ADN de la Iglesia. Llamó a los doce y los envió diciendo: «en camino...».  Los apóstoles son los encarnados, los enviados. Toda la Biblia está plagada de cientos de órdenes de levantarse, ponerse en camino, andar, salir…

Palabra para los que estaban abajo, orden para los que estaban encerrados: verbo de la resurrección y de una vida en salida. Es un verbo, levantarse, de todos los comienzos, de los que aman iniciar caminos, comenzar procesos; de los que se ponen en marcha y confían en el camino. Siempre que Dios llama, pone en camino, es una fuerza que se desata y pone en marcha

Te pone en camino, y caminar es un acto de libertad y ligereza, descubrirte a ti mismo mientras descubres el mundo. Pero volviendo a las fuentes, a donde nació la Iglesia, vemos que la primera comunidad nació en los caminos de Galilea, no en las aulas de una escuela, no en una sinagoga, sino en los senderos que rodean el lago de Tiberíades, durante tres años de una itinerancia batalladora, libre y feliz

La Iglesia solamente nace en salida

Jesús camina, pero no solo; un animado grupo de hombres y mujeres se mueve con él, en una intimidad itinerante: los inicios de la Iglesia. Y todo el simbolismo del camino está en el ADN del cristiano. A partir de entonces, la comunidad es extrovertida, se encuentra a gusto en el movimiento itineante y peregrino, ligera de equipaje, por los caminos y amando los horizontes. Antes de recibir el nombre de cristianos, los seguidores de Jesús son llamados «los del camino» -“oi tes odou” en griego-

Jesus em Emaús | ARQFOR

Somos hijos de una bienaventuranza olvidada, proclamada por los salmos de peregrinación: «dichoso el hombre que tiene senderos en su corazón» (Sal 84,6). Es la espiritualidad bíblica: mi padre era un arameo errante. Todos somos hijos de nómadas, no sedentarios sino migratorios, cruzadores de fronteras. La Biblia da a luz una fe nómada, errante, nunca asentada. 

Ve mar adentro, le dijo a Pedro...

Las barcas, las pequeñas barcas están a salvo, amarradas a sus amarras en el puerto, pero no se construyeron para eso. Están hechas para navegar, y también para capear temporales. 

Nuestro lugar no está en los éxitos y logros triunfantes, sino en una barca en alta mar, donde tarde o temprano durante la navegación de la vida habrá aguas bravas y vientos en contra. La verdadera formación que Jesús transmite a los suyos no consiste en saber construir una barca o una balsa, ni en enseñar el código náutico, sino en transmitir la pasión de navegar, el gusto por el gran mar abierto e infinito. 

En Dios descubrimos nuevos mares cuanto más navegamos…La verdadera pedagogía, la verdadera pastoral es la entrega amorosa y contagiosa del evangelio-horizonte, del evangelio-océano

El Evangelio no proclama prohibiciones, ofrece alas. Los verdaderos maestros del espíritu son los que no ponen cuerdas adicionales, sino alas adicionales, las hacen crecer, las acarician, las peinan, las fortalecen, para que vuelen más lejos y más seguras

No sé si se trata tanto de convertirse al Evangelio cuanto de enamorarse del Evangelio.

Id, curad, resucitad, limpiad, expulsad, dad...

Jesús envía a los suyos, a los no salvos, al mundo, encomendándoles cinco trabajos que dibujan el rostro de una Iglesia de hospital de campaña. Que, como en todos los hospitales, se encuentra con heridos, sangre, suciedad, llagas y hasta blasfemias, pero no juzga a nadie, cuida de todos. 

Jesús establece una Iglesia en misión, una Iglesia autoritaria no por doctrina, sino por misericordia; para la que no son negociables los principios, sino sólo el hombre. Una Iglesia autoritaria porque baja, limpia, lava, levanta como el buen samaritano. El mundo no necesita jueces sino samaritanos. 

Escribe el Papa Francisco: Deseo una Iglesia que no espere sino que salga al encuentro; que sepa curar las heridas y calentar los corazones; que sepa llorar y acariciar en lugar de encerrarse en las normas. Una Iglesia que no tenga nada que defender, sino mucho que ofrecer. Que no se enfrenta a los demás en conflictos teóricos, sino que se sumerge en las personas. Soñando la vida en común (EG 74). 

Iglesia soñadora

La separación de Jesús de los suyos es de una sobriedad encantadora

"Jesús los condujo a Betania": es el que va delante, el que muestra el camino, el que avanza seguro incluso aunque el destino sea el Calvario. 

La «Iglesia en salida» comienza en esa colina, con un envío que pide a los apóstoles un cambio de mentalidad. Deben pasar de un grupo que se pone en el centro, a una Iglesia al servicio del hombre, de la vida, de la cultura, de la casa común, de las nuevas generaciones… de todos y de cada uno.

Vosotros sois la luz, que no se ilumina a sí misma, sino que acaricia las cosas y resalta su belleza; vosotros sois la sal, que no se da sabor a sí misma, sino al pan del hombre.

Convertid, es decir, cultivad y custodiad las semillas divinas que hay en cada uno.

Al igual que Jesús que en Galilea andaba en busca de los defectos, de las grietas, de las taras... en las personas, donde fluían aguas sepultadas, como con la samaritana en el pozo, así la Iglesia es enviada al servicio de las semillas santas dentro de cada uno. Para despertarlas. 

Una Iglesia adivina del bien, enviada para captar y hacer brotar las fuerzas más bellas, para el florecimiento del ser, para la potenciación del gramo de luz que está sembrado en cada uno sin que tantas veces nos demos cuenta.

Os precede…

La Pascua fue también un re-comienzo. Los ángeles dicen a las mujeres: no está aquí, os precede, id a Galilea. 

Os precede: está delante de vosotros, está en el camino soportando el viento, el sol, el grito de socorro y las lágrimas. Y también las tempestades; es un Dios al que hay que sorprender en las calles, como los dos de Emaús. Va un paso por delante, y sigue avanzando

Tenemos un Dios migratorio, que ama los espacios abiertos y los horizontes que nos contemplan, que abre caminos. Que atraviesa muros y abre puertas de par en par. Que no ama los espacios cerrados y excluyentes, sino los horizontes abiertos e inclusivos,...

Es el regalo que nos hacen la Buena Noticia y los profetas de todos los tiempos: nosotros, como creyentes, pertenecemos a un sistema abierto, generativo, y no a un sistema cerrado, donde todo está ya definido, proclamado, bloqueado. 

Pertenecemos a una búsqueda, somos habitantes de un sueño, exploradores y navegantes, que nunca renuncian al nombre de Dios ni al nombre del Hijo del Hombre.

Pedro, si me quieres, ama a tus hermanos y confírmales en la fe, en la esperanza, en el amor

¡Felicidades, Papa Francisco, en el 12º aniversario en las sandalias del pescador del Mar de Galilea!

Francisco, nuevo papa, Fotos, Internacional

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