Sacerdotes de película: de la literatura al cine (6)


La adaptación de obras literarias sobre sacerdotes ha tenido especial fortuna en el cine. Podemos comenzar aludiendo a la ya señala El fugitivo de John Ford que adapta magistralmente la obra de Graham Green “El poder y la gloria”.

“Los miserables” de Victor Hugo nos presenta a Monseñor Myriel como uno de los grandes ejemplos de perdón desde la confianza en Dios y en el prójimo cuando ayuda al ex presidiario Jean Valjean en la conversión que transformará su vida. Esta obra ha sido adaptada al cine en muchas ocasiones en 1934 por Raymond Bernard con Harry Baur como estrella protagonista, en 1935 por Richard Boleslawski con Fredrich March en el papel de Jean Valjean y Charles Laughton haciendo del inspector Javert. Y más recientemente ha aparecido adaptaciones dirigidas por Claude Lelouch (1995), Bille August (1998) y Josee Dayan (2000), esta última con Gerard Depardieu en Jean Valjean y John Malkovich en el incansable inspector. Creemos que esta es una de las figuras del sacerdote-obispo más interesantes de la literatura y una de las más significativas de la historia del cine.


No podemos olvidar al padre Brown, el sacerdote detective creado por el novelista inglés G. K. Chesterton, que ha pasado también con éxito al mundo del cine. En 1954 se estrenó la película El detective de Robert Hamer con un elenco destacado. Sir Alec Guinness personificó al padre Brown y Peter Finch al ladrón reformado Flambeau que termina no sólo restituyendo el crucifijo robado sino también convirtiéndose. Este clásico menor presenta al sacerdote-detective que con aparente ingenuidad pero profunda intuición desvela el sentido del delito y busca redimir al culpable. La versión alemana tendrá dos partes La oveja negra (1960) de Helmut Ashley y La pista del crimen (1962) Axel Von Ambesser ambas con Heinz Rühmann como protagonista. Con refrescante sentido del humor y muy particulares métodos de investigación el padre Brown sigue siendo una fuente de sentido humanista y cristiano.


Bernanos es un autor difícil, complejo teológicamente, que nos presenta a sacerdotes generosos pero torturados. Este es el caso de El diario de un cura de aldea (1950) de Robert Bresson, uno de los maestro del séptimo arte. Poniendo en práctica todas sus teorías sobre el cinematógrafo y los actores como modelos, este singular director nos ofrece este trabajo sobre la gracia y la soledad encarnadas en el cura de Aubricout. Representante de la fragilidad humana se topa con el poder del mal y la exigencia de la fe que le abre a un camino de santidad plasmada cinematográficamente con una transparencia que elude toda adorno superficial.


Otro grande del cine francés Maurice Pialat adaptará la obra de Bernanos, Bajo el sol de Satán. En ella se narra la lucha espiritual del cura Donissan (Gérard Depardieu) y su intento de vencer la desesperanza compartiendo su desazón con el decano Menou-Segrais (interpretado por el director del film, Maurice Pialat) que tratará de reconducirlo por el camino de la esperanza. Marcada por la obra literaria que adapta los tonos oscuros nos hablan de la profundidad del mal y de la dificultad de luchar contra él.

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