El solista, la amistad como transfiguración



“El solista” cuenta la historia de una original amistad en formas poco convencionales, situando grandes temas espirituales como el misterio del ser humano y su dignidad, la gracia como compañía de Dios, la manipulación de la religión y de Dios, el problema de los que están en los márgenes y el poder transfigurador de la amistad.

Tiene como punto de partida una historia verdadera y el libro de Steve Lopez que tuvo como base sus artículos en el Los Angeles Times donde cuenta su relación con Nathaniel Ayers, un músico esquizofrénico que vive en la calle. Este itinerario de amistad es dirigido Joe Wright al que conocemos por sus éxitos de “Orgullo y prejucio” (2005) y “Expiación, más allá de la pasión” (2007) y que se ha especializado en adaptaciones literarias, esta vez de la mano de Susannah Grant que es conocida por su trabajo como guionista a través de títulos como "Erin Brockovich" (2000) y "La telaraña de Carlota" (2006).

La interpretación va de la mano de Jamie Foxx, en el papel del músico admirador de Beethoven, que nos ofrece un personaje errático pero profundo, desequilibrado y errático a la vez que verdadero. En el contraplano Robert Downey Jr. como periodista en una fuerte crisis personal que ha perdido el sentido de sus actos y que cada día se ha de enfrentar a buscarlo en las calles para escribir su columna. Su actuación permite la identificación de los espectadores, que así se ven proyectados a realizar su mismo itinerario hacia la luz. Contrastándole en su fracaso matrimonial y la experiencia de su impotencia existencial, su ex-esposa encarnada con solvencia por Catherine Keener.

Como consideración general hemos de analizar el tratamiento formal, que apostando por lo comercial se muestra más bien innovador al centrarse más en los personajes y su entorno que en el dinamismo dramático. Así los flashback y las miradas al mundo de los “sin techo” tienden a contrastar el discurso de la acción abriendo vías a una narración que no es uniforme, lo que exige un esfuerzo de espectador que se ve incomodado al tener afrontar varios registros que se concentran en el giro final. Probablemente por este motivo, la película ha sido criticada para unos por no avanzar según los criterios del melodrama al uso y por otros por no ahondar los suficiente en el problema personal y su vertiente social. Límites probables, pero que para nada anulan los méritos de esta película recomendable.

El film desde el punto de vista social incide en la problemática de los sin techo mostrando distintos aspectos que inciden en lo económico, lo personal y psicológico así como crítica la respuesta social y política. Pero no es una película de análisis sino que el centro de su discurso busca recuperar la dignidad de las personas en unas condiciones sociales donde la inserción es muy problemática tanto por los recursos que se ofrecen como por lo complejo de la situaciones que se han de abordar.

Esta perspectiva centrada en lo personal indice directamente en una dimensión espiritual crítica, ya que cuestiona la manipulación religiosa, representada en el profesor de violonchelo y su intento de montar un concierto con Nathaniel. Pero a la vez propone la fe en medio de las dificultades psicológicas y que se expresa de forma su significativa en el padrenuestro rezado desde los últimos y en la música que es presentada como una manifestación de la Gracia o como dirá la madre del protagonista “cuando te escucho tocar oigo la voz de Dios”. En este sentido la amistad, presentada en su complejidad y dificultades, se nos muestra en una extraña simetría a pesar de la diferencia entre los protagonista (locura/cordura; integración/marginalidad). Steve y Nathanael son trasformados por su amistad. Pero no en la dirección que espera el periodista sino en otra dirección sorprendente, mejor y más profunda: en lo que podríamos llama desde el punto de vista espiritual, una transfiguración.
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