Juan A. Monroy ataca a Benedicto XVI y a la Iglesia Católica ante el holocausto.

Para mi la pregunta no tiene ninguna polémica. Es la pregunta que toda persona se hace, y la hacen hasta los niños, al no entender porque Dios no acaba con las miserias en el mundo.
Pero recientemente descubro volviendo a mirar el blog de J.A Monroy, que encima exclama contra el Papa por realizar una inocente pregunta a Dios, pregunta que cualquier teólogo y cristiano de la cristiandad se hace, y a la cual se intenta dar respuesta. Pues parece que por formular Benedicto XVI esa pregunta a Dios, ya es un blasfemo y un atrevido. Sorprendente que esto salga de la boca de un protestante, con lo que les gusta hablar con Dios, va este señor y critica al Papa por preguntar a Dios.
No contento con esto, habla del antisemitismo, y critica a Benedicto XVI por no mencionarlo. Pues en Auschwitz no solo no murieron Judíos, sino homosexuales, Testigos de Jehová, gitanos, opositores a Hitler o sospechosos de serlo, etc. Judíos murieron en mayoría, pero básicamente los que allí murieron fueron las victimas del odio y los prejuicios que ciertas personas intolerantes poseían.
¿Dónde estaba la Iglesia Católica? Pues la de Alemania poco pudo saber de estos exterminios, apenas supieron de las repentinas muertes de minusválidos y disminuidos protestaron enérgicamente. Con los Judíos allí pocos sabían lo que ocurría, había rumores. Cuando se invadió Polonia, no hay más que ver que casi ninguna familia judía intentó huir, se quedaron en sus casas, sin creerse las crueldades que los rumores anunciaban. Muy enterados estaban los judíos de Europa de lo que en Alemania pasaba, incluso los de Francia y los de otros países invadidos por Alemania ni sospecharon nada hasta que vieron como les imponían llevar las estrellas de David en sus ropas.
Pío XII, que había sido embajador en Alemania, se encontró repentinamente con una guerra al llegar al pontificado. Estoy seguro que oyo los clásicos rumores que en Alemania se hubiesen asesinado judios, estoy seguro que también conocía que Hitler era un criminal, y que no le tenía el más mínimo respeto a la Iglesia. Una cosa hubiera sido que Pio XII hubiese excomulgado a Mussolini o a Franco, algún efecto hubiera tenido, y tal vez hubiera habido una revuelta popular contra estos dos dictadores. Pero a Hitler tal cosa era imposible, y estoy seguro que muerto de la ira, hubiese intentado secuestrar o asesinar al Papa, como ciertos informes han revelado, este contemplaba la posibilidad que Pío XII le pusiese en serios apuros, en cuyo caso intentaría quitárselo de en medio. Pio XII estoy seguro que miedo tenía en desencadenar una oleada de persecuciones contra los obispos y católicos de Alemania, era un hombre diplomático, no tenía el carácter del papa anterior, Pío XI. La diplomacia fue su fuerte, la cual uso consciente del poco éxito de la misma con Hitler, ¿pero acaso algo tenía éxito contra el tirano?.
La Iglesia reacciono contra el Holocausto al verlo directamente en Italia, y así ocurrió que ocultó y ayudó a escapar a montones de judíos. Protestó por la captura de conversos, muchos eran falsos conversos, por parte del ejercito Alemán. Se dice que incluso sobornó a oficiales alemanes, y no fueron pocos los católicos alemanes que ayudaron a los judios, como Oscar Schindler. También esta el ejemplo de Franz Von Papen, que tras arrepentirse de ayudar a Hitler a obtener el poder, acabó en Turquía de embajador ayudando al Nuncio Apostólico Angelo Roncalli (futuro Papa Juan XXIII) a sacar judíos.
Por tanto el señor Monroy me parece un ejemplo de personaje de mentalidad sesgada. Unas veces le da fuerte contra la teoría de la Evolución de las Especies, a la cual ataca sin dar pruebas que expliquen la existencia de todos esos fósiles, o más bien no la conoce bien, y ahora ataca a la Iglesia Católica y a Benedicto XVI por una falsa leyenda negra del pasado y por una preguntita que hasta los niños se la hacen, y que no viene mal que la cristiandad se la plantee y replantee, en busca de cual sería la respuesta que nos daría Dios.
Concluyo con una famosa historieta, que tal vez si nos permita darnos una respuesta a la pregunta que ha formulado Benedicto XVI:
Una noche en sueños ví
que con Jesús caminaba
junto a la orilla del mar
bajo una luna plateada.
Soñé que veía en los cielos
mi vida representada
en una serie de escenas
que en silencio contemplaba.
Dos pares de firmes huellas
en la arena iban quedando
mientras con Jesús andaba,
como amigos, conversando.
Miraba atento esas huellas
reflejadas en el cielo,
pero algo extraño observé,
y sentí gran desconsuelo.
Observé que algunas veces,
al reparar en las huellas,
en vez de ver los dos pares
veía sólo un par de ellas.
Y observaba también yo
que aquel solo par de huellas
se advertía mayormente
en mis noches sin estrellas,
En las horas de mi vida
llenas de angustia y tristeza
cuando el alma necesita
más consuelo y fortaleza.
Pregunté triste a Jesús:
"Señor, ¿Tú no has prometido
que en mis horas de aflicción
siempre andarías conmigo?
Pero noto con tristeza
que en medio de mis querellas,
cuando más siento el sufrir,
veo un sólo par de huellas.
¿Dónde están las otras dos
que indican Tu compañía
cuando la tormenta azota
sin piedad la vida mía?
Y Jesús me contestó
con ternura y compasión:
"Escucha bien, hijo mío,
comprendo tu confusión.
Siempre te amé y te amaré,
y en tus horas de dolor
siempre a tu lado estaré
para mostrarte Mi Amor.
Mas si ves sólo dos huellas
en la arena al caminar,
y no ves las otras dos
que se debieran notar,
es que en tu hora afligida,
cuando flaquean tus pasos,
no hay huellas de tus pisadas
porque te llevo en Mis brazos".