Pienso que Cañizares podria ser un abrazafarolas

Hace ya unos años fueron las elecciones a la presidencia de la Federación Madrileña de Ajedrez (FMA). Hubo dos candidatos significativos, el entonces presidente y actual presidente de la FMA, y un joven aspirante cuyo nombre no digo, pero le conocemos todos los ajedrecistas muy bien. El presidente ofrecía la continuidad que a todos tanto nos molesta, el joven candidato ofrecía una renovación y ponía a parir al presidente de la FMA. Los federados preferimos entonces apostar por la continuidad que por la novedad. ¿Por qué? Porque el joven aspirante no solo no daba confianza, sino que era un chulo y un prepotente. Tras la derrota del joven aspirante, y viéndose por donde iban las tornas, decidió pasarse al bando del actual presidente traicionando a todos los que le habían apoyado. No contento con esto, creó una Web en Internet, con un foro en el que da plena libertad a la gente para decir lo que quiera, salvo atacar a su persona. El foro es un auténtico despropósito en el que se pone a parir a la Federación y a su presidente, y el presidente debiera tomar cartas en el asunto, pero al ser demasiado buena persona, la gente mala y ambiciosa le rodea y se aprovecha de él, en especial los abrazafarolas.

Pues tengo bastante animadversión por los abrazafarolas, se me nota, ¿no? Yo entiendo que a lo largo de la vida cambiemos de opiniones, de ideas, hay quien cambia de religión. Todo el mundo tiene derecho a cambiar. Pero si una cosa me molesta es quien cambia de ideas o de comentarios por propias ambiciones, esta gente es de la categoría de los abrazafarolas. Pero si a esto se añade que vende a sus amistades o vende su conciencia, la cosa pinta peor.

En la Iglesia es triste que tengamos abrazafarolas, alguno de los cuales es obispo o incluso Cardenal. El sujeto que por el momento tiene todas las papeletas es el Cardenal Antonio Cañizares, un prelado inteligentísimo, pero que ha torcido su inteligencia en la búsqueda de un protagonismo desmesurado que de continuamente renombre a su persona.

Ha sido el Cardenal antes de llegar a obispo, profesor de muchísimos teólogos y sacerdotes progresistas que hoy, como ayer, discrepan con la Iglesia. Entonces Don Antonio era un hombre que prefería vestir de calle y se situaba entre los progresistas moderados. Era un hombre forjado por la Pontificia Universidad de Salamanca, hasta el punto de ser catedrático en la misma. De repente, un día le dan un cargo en la Comisión de la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española, entonces comienza a cambiar, y las luces progresistas se le terminan el día que es nombrado Obispo de Ávila, y viéndose cada vez más catapultado, como fue al Arzobispado de Granada. Lo nombran tras sus muestras de radicalismo, Arzobispo de Toledo, para seguir apretando las tuercas. Pues con un capelo apunto de caer, y con unas amistades muy bien labradas, en especial con Rouco, se decide a precipitar la caída de su amigo que estaba al frente de la Conferencia Episcopal.

Rouco como presidente de la Conferencia Episcopal, estaba intentando apostar por una moderación frente al gobierno socialista de Zapatero, para evitar así perder las ventajas ganadas con el gobierno de Aznar. Cañizares optó entonces por erigirse en capitán, en poner en aprietos a Rouco. En una reunión con la ministra de educación Maria Jesús San Segundo, Cañizares dilapido por completo, y a insulto limpio con los medios, cualquier entendimiento entre el ministerio de Educación y la Conferencia Episcopal, dejando a Rouco en bastante mala situación. No contento con lo sucedido, intentó colarle un gol a Rouco con el debate de “España como bien moral”, que el propio Cardenal rechazó a sabiendas que si lo aceptaba, se formaría un gran revuelo que lo dejaría fuera de la renovación al frente de la presidencia de la Conferencia Episcopal.

Dicen que los nacionalistas tuvieron mucho que ver en la caída de Rouco, mi compañero Paco Pepe así lo señala, e incluso buscó posibles culpables de obispos traidores a la candidatura del Cardenal de Madrid. Desde mi discrepancia con Paco Pepe, pienso que debieron de haber obispos nacionalistas que temiendo que fuese elegido Cañizares, votaron a Rouco. Esto lo pienso. Seguro estoy que el propio Cañizares y alguno de sus partidarios no debieron de votar favorable a Rouco, más cuando este fue rechazado, se vio que los nacionalistas y una multitud de obispos moderados tenían preparado un candidato alternativo si Rouco fracasaba Ricardo Blázquez, del que los Rumores ya habían aventurado algo meses antes.

Tras la caída de Rouco, Cañizares tuvo que contentarse con una Vicepresidencia, que sin duda le daría más poder e influencia en la iglesia Española. Si Rouco hubiese ganado, bien sabemos que el vicepresidente que apoyaba Rouco era el cardenal Carlos Amigo Vallejo, curioso que no fuese Cañizares. Con Rouco fuera de la presidencia del episcopado, Cañizares se convertiría en el lider de los obispos Españoles si ensombrece a Ricardo Blázquez. Y no se duda que a ello se está dedicando, a ensombrecer a un obispo que curiosamente ha sido amigo suyo, y a saber si lo seguirán siendo.

Rouco se ha quejado un par de veces sobre Educación para la Ciudadanía, el caso es que Cañizares está todos los días quejándose. No duda en sobrepasarse, generando grandes titulares. Si ayer una asignatura que habla en varios temas del estado de derecho y la constitución es según su criterio inconstitucional, ahora resulta que enseñarla es colaborar con el mal, y colaboraran con el mal hasta los colegios concertados católicos y la FERE. Luego anunciará el Cardenal Cañizares que le preocupa la división de la Iglesia.

Pues esto mismo es lo que me lleva a pensar que Cañizares se retrata como un abrazafarolas, pero de los de peor calaña, ya que parece capaz de morder hasta la mano que le dio un día de comer solo por medrar. El hoy profresor y compañero de muchos sacerdotes y teólogos progresistas, no lo reconocen aquellos que un día lo conocieron por la Pontificia de Salamanca, con ropa de calle y sin alzacuellos. Espero estar en un error, pero es que me recuerda tanto a los abrazafarolas que he conocido y que pululan por la Federación Madrileña de Ajedrez, ninguneando al bueno del presidente…
Volver arriba