En apoyo a Jesús Bastante.

Estimado compañero blogger. He leído justo esta noche y ya de madrugada los pésimos comentarios que te dedica Cristina López apellido impronunciable.

No creo que debas preocuparte mucho por las declaraciones de Cristina, aunque el peor insulto a un periodista sea el de mentir. Pero si vamos a apostar por mentirosos Cristina es mentirosa y además en el arte de mentir es mala. Todavía recuerdo aquel artículo de Cristina en La Razón que me hizo leer Monseñor Francisco Javier Martínez en respuesta a un correo electrónico mío por el Directorio de Pastoral Familiar. Cristina negaba que el documento de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española relacionase revolución sexual y malos tratos. Y además aseguraba que se había leído el documento entero y no había nada. Hombre, dos mentiras le cacé enseguida, la primera es que el documento sí relacionaba violencia doméstica y revolución sexual, por ejemplo en esto:

Sus frutos amargos: violencia doméstica, abusos sexuales, hijos sin hogar

12. El tiempo ha mostrado lo infundado de los presupuestos de esta revolución y lo limitado de sus predicciones, pero, sobre todo, nos ha dejado un testimonio indudable de lo pernicioso de sus efectos. Es cierto que la sociedad, cada vez más farisaica en este punto, ha querido ocultar la multitud de dramas personales que se han producido por la extensión de las ideas anteriores. A pesar de ello, es manifiesto que nos hallamos ante una multitud de hombres y mujeres fracasados en lo fundamental de sus vidas que han experimentado la ruptura del matrimonio como un proceso muy traumático que deja profundas heridas. Del mismo modo nos hallamos ante un alarmante aumento de la violencia doméstica; ante abusos y violencias sexuales de todo tipo, incluso de menores en la misma familia; ante una muchedumbre de hijos que han crecido en medio de desavenencias familiares, con grandes carencias afectivas y sin un hogar verdadero. La Iglesia es consciente de esta desastrosa situación y, por ello, tiene la obligación de denunciarla y acudir en ayuda de todos los que la padecen [18].


La segunda mentira era más curiosa. Cristina aseguraba haberse leído entero el escrito de la Conferencia Episcopal. Tal vez fuese cierto, pero el caso es que si este salía a la luz a viernes 21 de Noviembre, el artículo de Cristina en La Razón salía a 24 de Noviembre, con lo cual era de suponer que lo debió escribir un 23 de Noviembre y el extensisimo directorio lo tuvo que leer en menos de 48 horas. No dudo que haya quien tenga la capacidad de leerse extensos documentos episcopales, pero si creo que Cristina no debe ser mujer ociosa, y también tendrá que dormir. Por ello me cuesta creer que Cristina se hubiese leído realmente el documento, y más que no hubiese reparado en semejante título en el que señalaba que frutos amargos [de la revolución sexual] hubiesen sido los abusos sexuales y la violencia doméstica.

El padre de la criatura del documento es sobre todo Reig Pla, y el primer convencido que la culpable es la revolución sexual, basta con esto que está colgado en Catolic.net:

Recientemente, el Gobierno ha anunciado la entrada en vigor de una nueva ley contra la llamada “Violencia de Género”; hace algunos meses, la Conferencia Episcopal Española fue muy criticada por relacionar el aumento de la violencia doméstica con la revolución sexual. ¿Existe esta relación, y en qué sentido?

Como en todo, pero en estos temas con mayor urgencia, es necesario ser rigurosos con el lenguaje. Hay que aclarar, en primer lugar, que la violencia doméstica, reducida por algunos a la llamada “violencia de género” hunde sus raíces en la condición humana después del Pecado Original, es decir, en el pecado de soberbia y en la inclinación al mal. Desde luego no hay nada nuevo bajo el sol, como dice la Escritura. Ahora bien, dicho esto, los Obispos de la Conferencia Episcopal Española lo que explicábamos no es que la existencia de la violencia doméstica sea consecuencia de la revolución sexual, como si antes de la década de los 60 del siglo XX no hubiera existido dicha violencia, sino lo que afirmamos es que “el alarmante aumento” de la violencia doméstica tiene relación con la llamada “revolución sexual”.


El recordar esto, que seguro lo recuerdas bien, es que quiero enseñar a los lectores quien miente con descaro, la que te acusa de mentir. Cristina es la que además pide en programas de televisión dar más dinero a la Iglesia…, pero de sus impuestos y no de su bolsillo. Si hay que hablar de unos periodistas que se hacen eco de éxitos, fracasos y escándalos de la Iglesia y de otros que solo saben anunciar lo bueno y exitoso y ocultar lo malo, feo y escandaloso, es preferible quedarse en general con los primeros que hacerlo con los segundos.

No os tengo a José Manuel Vidal ni a ti por malos periodistas de información religiosa, al contrario, es impresionante por donde os movéis y las puertas que os abren para hacer entrevistas. También tenéis a vuestras espaldas una gran experiencia lidiando con el difícil mundo de la información religiosa.

Tenéis tanto tú como José Manuel, que habéis hecho una gran labor por este medio llamado Religión Digital. En el caso de José Manuel he visto como se preocupó por dotar de pluralismo a RD, juntando en el mismo posturas eclesiales muy distantes. Algunos adquirimos fama aquí, se podría decir que solo se nos conocía en nuestras casas a la hora de poner la mesa. Y ahora cuando tecleamos nuestro nombre en google, descubrimos algunos de los que nos siguen o escritos nuestros en sitios insólitos.

Algunos se intentan enmascarar en la palabra libertad, cuando bien es cierto que solo reconocen libertad para que en su medio se diga lo que ellos dicen y piensan. Vosotros, los periodistas, hicisteis este medio de comunicación (RD), desde ese ideal vuestro de la libertad de opinión, y así lo habéis cumplido. Bastante sacrificado es lo que a algunos os pasa en vuestros trabajos donde la libertad la fija el director con una estrategia de venta, de público y hasta política, y si no entras dentro de la estrategia a la calle.

Lo malo es que algunos, tanto progresistas como conservadores, no entendieron que no es tan malo recoger en un mismo sitio la opinión de unos como la de otros, y cada cual quiso crear y desarrollar su propio medio montando su versión satisfactoria de Religión Digital donde solo se dieran cabida a quienes ellos pensaban que debían estar.

¿Que alguna ocasión habéis cometido errores? Los comete todo el mundo. En ocasiones es difícil entender a algún obispo, y más con ese lenguaje profundo y académico. En ocasiones seguramente una fuente os utilizó para perjudicar a alguien, en otras, algún obispo o portavoz optó por la ambigüedad en lugar de deciros que no os respondería o que os respondería luego tras previa consulta o pensarlo mejor. Pero errores, cualquiera los comete.

Un saludo
Julián Moreno Mestre
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