Las gilipolleces macrobióticas.

Yo soy muy respetuoso con las ideas ajenas, pero si la idea ajena es arrojar hijos por la ventana me parece un crimen, si es lanzar una cabra por un campanario o acribillar a un toro en una plaza de toros eso me parece una salvajada. Pueden cantar misa sus defensores, las ideas son respetables hasta cierto punto, sobrepasado el mismo trataré frente a frente ser correcto con la persona en cuestión pero dejaré claro que es absurdo ese pensamiento. En mi blog hoy en cambio me desahogo.
¿A que viene todo esto? Pues verán, resultó que celebrando mi cumpleaños nos encontramos con que una invitada y su novio no comían lo allí servido más que algo de lechuga. Temiendo vegetarianismos habíamos comprado hasta tortillas de patatas del Carrefour, pero lo que nos encontramos es con dos personas de estricta y rarísima dieta macrobiótica que decidían si consumían un alimento bajo varias condiciones. La primera es si los alimentos equilibraban o desequilibraban su Yin y su Yang, a mi es que me parecía insólito, ridículo y hasta absurdo.
Después si aquello había tocado el microondas no lo consumían, pues estos dos estaban en el convencimiento que el microondas irradia una radiación que luego nos la comemos. Por más que intenté explicarles que los alimentos no irradian la radiación que reciben del microondas no hubo manera. El caso es que le debe de transmitir el microondas a los alimentos una especie de mal yuyu muy raro.
Hubo más cosas, resulta que dado que ella se había criado en un ambiente estrictamente macrobiótico y con una madre hindú, la única leche que había consumido en su vida era la leche de soja. La de vaca ya se sabe los hindúes. Pues al parecer un día probó la leche de vaca y se le cortó la digestión, y lo mismo le ocurre con una gran variedad de lacteos. Y otro día comió huevos como novedad y le sentaron mal. Comer carne le hace hasta daño al estómago. En fin, que se ve que la absurda rareza de los padres condenó a los hijos a una dieta macrobiótica.
Por lo que tengo entendido, si rara era la hija, el padre era de verlo y menos mal que no lo vi. Según el padre había que rechazar no solo el microondas sino la cocina de inducción y la otra de plancha de calor. No se podía usar con la comida nada eléctrico. Y a la hora de cocinar, el padre rechazaba el gas natural y solo consentía una bombona de camping de gas propano ¿Qué tendrá el butano? Me quedó una duda, si se podían meter los alimentos al frigorífico para conservarlos.
Hasta aquí podría parar de contarles porque la guinda fue que por la alimentación macrobiótica he sabido que en las compras se gastan del orden de 200 € para comer en una semana.
Son tan absurdas estas dietas que parece que con ellas se han documentado casos de escorbuto al desaconsejarse alimentos ricos en vitamina C en ciertas épocas del año. Pues parece que comerlas también depende del calendario. Pero incluso se han documentado casos de deshidratación porque se debe controlar la ingesta de líquidos.
Un absurdo que he leído por ahí es que el cuerpo humano debe tener en su interior algo así como una especie de central de fusión nuclear, porque según sus seguidores, el cuerpo humano transmuta sodio y oxigeno en potasio.
Yo no entiendo bien esto, tan solo he entendido que cuando organice una comida no invitaré a raros y ya está. Con gente así uno queda en muy mal lugar si no sabe que darles de comer. A mi estas ideas orientales raras, que te acribillan el bolsillo, que son criticadas por nutricionistas según Wikipedia, que no tienen fundamento científico, ni demostración empírica, que pueden producir deshidratación, escorbuto, etc, me parece eso, una grandísima gilipollez.
Lo siento pero yo no puedo ser políticamente correcto con esto.