Un hipócrita que se ha ganado un post

Una vez dije que no atacaría a los obispos, pero hay un obispo que me tiene cansado con sus opiniones de atacar a todo el que no le complace, y es asiduo a comentarios radicales, absurdos y muy mal pensados. Se trata de Monseñor Munilla, Obispo de Palencia.
A Monseñor Munilla le parece muy bien la sentencia del constitucional, por ello no le voy a criticar, está en su derecho de parecerle bien o mal. Pero sus argumentos esos merecen mi crítica.
Dice Monseñor Munilla que el derecho de la Iglesia Católica a discernir sobre la idoneidad de los profesores de religión, descansa en el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos. Pues sepa Monseñor que eso no le da derecho a ningún obispo en hurgar en la vida privada de un profesor de religión para discernir su futuro profesional, lo único que debiera preocuparle al señor obispo es la transmisión de esos valores en la asignatura de religión. Debiera saber Monseñor Munilla que en dicha asignatura existen mediocridades por profesores, que acaban enfrentándose a sus alumnos y al resto de profesores del colegio e instituto.
Después Monseñor Munilla habla de los laicistas, como si a estos les importase mucho los profesores de religión. Nuevamente vuelve a equivocarse, la única preocupación de los laicistas respecto a los profesores de religión es utilizarlos para agredir a la iglesia por despedir a los profesores de religión por causas contra las cuales nos estamos socialmente revelando todos. Y ese estatus del que en ocasiones abusan los obispos está desencadenando las situaciones más ridículas, como despedir a una profesora de religión por estar que quita el hipo (o sea, bien buena), suceso ocurrido en Italia, o bien por pertenecer al sindicato de profesores de religión. Los laicistas no quieren defender el estatus del profesor de religión, quieren directamente acabar con la asignatura. A los que Monseñor Munilla llama en realidad laicistas es al propio Sindicato de Profesores de Religión y a aquellas gentes que desde partidos y organizaciones de Izquierdas quieren o pretenden evitar estos abusos que acaban en indemnizaciones por daños y perjuicios ocasionados por despido improcedente. Como bien sugiere Monseñor, los padres con sus impuestos pagan a estos profesores, pero también con sus impuestos están pagando las sentencias judiciales que acaban en indemnizaciones, de las cuales los obispos son directamente responsables.
También habla Monseñor Munilla que los laicistas están minando la convivencia social. Que hipócrita. Ya se me escapó un insulto, pero es que pienso en el infame comportamiento de la COPE, pienso en los innumerables insultos lanzados por los obispos, pienso en las mentiras vertidas contra montones de personas, en la crispación que muchas veces protagonizan, y encima entre los crispantes está Monseñor Munilla con sus continuos escritos agresivos contra todo el mundo, menudo gran defensor de la convivencia pacífica nos ha surgido.
También nos cuenta que algunos sindicalistas han dicho que “no somos ni curas ni monjas”, y Monseñor Munilla se lanza a tergiversar la frase y a afirmar lo siguiente:
Yo no sé si se han dado cuenta de que, al hacer esa afirmación, implícitamente, halagan a los curas y a las monjas; y, al mismo tiempo, –como seglares o laicos- se han tirado una piedra contra su propio tejado. ¿Es que para poder exigir que haya coherencia entre “palabra” y “vida”, hay que ser cura o monja? ¿No se esconde detrás de esto un planteamiento clerical? Los católicos seglares son tan capaces de “enseñar con el ejemplo”, como los sacerdotes y religiosas lo son para “predicar” con su testimonio de vida.
Pero que era lo que decía el sindicato FEPER en relación a esta frase:
Ha confundido a los profesores de religión con sacerdotes o monjas que son parte de la jerarquización de la Iglesia y hacen votos de obediencia a SU Obispo, lo que no es el caso de los profesores de religión.
¿Se dan ustedes cuenta que Monseñor Munilla es un demagogo y manipulador? El sindicato decía algo muy distinto a lo que tergiversó Monseñor Munilla.
Pero nuevamente Monseñor concluye su discurso hablando de la coherencia, criticando que el profesor de religión debe ser con su vida un ejemplo de coherencia, y además concede mucha importancia a que un profesor de la futura asignatura de “Educación para la Ciudadanía” sea un mal ejemplo a seguir como marido y deba ser apartado de la asignatura.
Así, por ejemplo, nos imaginamos que cuando comience a impartirse la famosa asignatura de “Educación para la Ciudadanía”, el profesor de turno no podrá ser despedido por el mero hecho de que sea toxicómano o porque haya dejado abandonada a su mujer e hijos para irse con la querida… (He aquí otra razón añadida por la que consideramos injusto que esta nueva asignatura de contenidos éticos, vaya a ser obligatoria para todos los alumnos, y no optativa como es la de Religión Católica).
Manía muy seria la de Monseñor por atacar a la gente en sus problemas personales o familiares. Valora más la integridad moral de la persona que lo que realmente importa, y es que sea capaz de transmitir el temario de la asignatura, y para eso no se necesita coherencia sino buenas cualidades docentes.
Remata su discurso Monseñor Munilla asegurando que la preferencia de los padres por los centros católicos será por la coherencia de sus profesores. Pues que se entere que conozco centros católicos en los que trabajan divorciados, homosexuales, ateos convencidos y otra gente que no cuadra con lo que Monseñor Munilla proclama. ¿Por qué están en estos centros? Porque desempeñan bien su trabajo, porque no atentan en sus clases con el ideario del centro y porque sobre todo y que resulta muy importante, son buena gente. Y en esto los religiosos saben mucho mejor que usted lo que es valorar a la persona humana sin juzgar sus problemas personales o familiares.
Fuente: El blog de Luis Jabier Moxo Soto