Que manipulación tan descarada.

Recoge Luis Fernando Pérez Bustamante en su blog, una carta que ha escrito la madre de Blanca Diez a José Antonio Marina. Les cito el enlace para que puedan leer la carta en el blog de mi compañero de Religión Digital.

Mi opinión es que esta señora y su hija nos quieren tomar el pelo. Ni que fuésemos idiotas y nos chupásemos el dedo. La madre Margarita Maria Ponce pertenece y colabora con El Foro de la Familia, y no me extraña que la hija sea de tal palo tal astilla. Pero lo que me parece de risa es que esta cría salte a los medios de comunicación por objetar contra lo que no puede, no porque yo opine que no se puede objetar contra educación para la ciudadanía, es que si su edad es 16 años para 17 años, eso significa que ella esta o debiera estar en 1º de Bachillerato o como poco en 3º de la ESO si acaso ha repetido dos cursos. El año que viene en Madrid no habrá Educación para la Ciudadanía, sino al siguiente, y ella ya no podrá cursar la materia, si está en 1º de Bachillerato ahora entonces cuando en Madrid se aplique será ya una Universitaria, y si está en 3º de ESO ahora y repite un curso, la expulsarán de la enseñanza por repetir 3 veces y hacer 18 años en la ESO, de estar en 4º de ESO, ella no cursará Educación para la Ciudadanía ya que esta materia solo está aprobada para los cursos de la ESO y no para Bachillerato.

Corríjanme si me equivoco, pero sé que su Colegio es el Montessory el cual creo que es privado. Por tanto esta chiquilla deben de tener muchas pelas sus padres como para mandarla a objetar al Hispano Francés o a un centro de esos que sigue el sistema educativo de otros países, allí si que puede olvidarse ella de Educación para la Ciudadanía y dejar de dar problemas ella y su familia con estas tonterías. Que tontería es objetar de lo que no tiene ocasión alguna de poder objetar.

Por otro lado, sorprende las declaraciones de su madre, que califica la asignatura de perversión de menores. Pues a la madre yo la acuso de utilizar a su hija con fines propagandísticos. Pero lo que me sorprende es el afán de protagonismo y las ganas de salir en la prensa, aunque solo sea por dárselas de lista.

Dice que está demostrado que su hija sabe exponer sus ideas con madurez, claridad y coherencia. Pues lo de la coherencia brilla por su ausencia si es imposible que pueda cursar la asignatura, la madurez no tengo ni idea porque no la conozco, pero a esa edad es raro encontrar chicos y chicas de mentalidad madura, pueden aparentarlo, pero yo dudo que esa chica tenga madurez con 16 o 17 años y busque salir en los medios objetando contra lo que no puede objetar.

También afirma que la educación moral de su hija es asunto suyo, pues en eso miente. Los padres tienen el deber de educar bien a sus hijos, pero cuando se verifica que esto no se cumple, o que no se hace como se debe, se les retira la custodia por irresponsable. Es asunto de todos y del estado que la educación en unos mínimos de respeto y convivencia se esté dando. Estoy en contra de confiar la educación bajo la única responsabilidad de los padres, y el caso de los hijos de batasunos, el caso de familias en las que se inculca el racismo, o casos que he visto de niños sometidos a una situación de burbuja por parte de sus progenitores, como sabemos bien del caso de un chaval que juega al ajedrez en Madrid desde hace 3 años y que no habla ni castellano y es incapaz de comunicarse salvo en inglés porque de su casa ni sale salvo para jugar al ajedrez, son ejemplos que me dejan bien claro que la educación tiene como lugar ideal la familia pero que no siempre son mínimamente adecuadas.

Por otro lado, por su hija no está poniendo ni un duro el estado para educarla, sino los padres, y han sido ellos los que escogieron un centro privado, ni siquiera concertado. ¿A que viene entonces todos esos ataques al estado?

No nos dejemos manipular, que yo de lo que si estoy seguro es que en la educación y la profesionalidad de los religiosos es muy ejemplar como para denigrarla por parte de esta señora y su hija, ávidas de salir en la prensa y adquirir algún protagonismo por un mérito por el cual está visto carecen.
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