El viaje de Pablo a Roma, referente para la Iglesia Mundo e Iglesia en el mismo barco y en la misma historia (Hechos, cap. 27 y 28)

Contemplación para alcanzar la verdadera solidaridad...así nos emplazaba Antonio Bravo -sacerdote del Prado- a contemplar la Iglesia y el mundo en el mar de esta historia que estamos viviendo. Seimpre referenciamos al Papa con la figura de Pedro, pero me pareció muy sugerente mirar el pontificado de Francisco desde este viaje de Pablo a Roma, cuando otro te lleva a donde no quieres porque El tiene planes que tú no conoces. Hoy la iglesia le toca vivir este viaje en comunión con un mundo al que tiene que amar y por el que tiene que dar la vida, pero en unos momentos históricos donde habra que comer y desnudarse para alcanzar un nuevo modo de vivir y ser en la historia, que nos llama a ser y caminar, sin abandonar la esperanza. Comparto mis pobres apuntes con los trazos de esa reflexión final en unos días de oración en torno al pastoreo, a nuestro ministerio sacerdotal junto al Buen Pastor y su Palabra. Hilvanes de un estudio de evangelio de este sacerdote secular...
| José Moreno Losada
En una barca solidaria en medio del mar de la historia

Embarcado con nosotros y no está dormido, su presencia silenciosa es nuestra fuerza para ser solidarios en medio del mundo, participando de sus gozos y fatigas, que son los nuestros. Pablo prisionero en su viaje a Roma (Act 27 y 28) nos alumbra también nuestro momento eclesial:
Pablo prisionero: La condición de la prisión es determinación para posibilitar el testimonio hasta el extremo, desde Jerusalén hasta Roma. Hoy también estamos llamados a vivir y experimentar el camino victorioso de la palabra en la debilidad y la determinación no buscada ni querida. Siempre será la paradoja del viaje de la historia y del peregrinar de la Iglesia en ella.
Pablo en la barca: embarcado en una realidad que es plural por ella misma, con otros prisioneros, con los soldados, mercaderes, extranjeros, tripulación, en la misma barca todos, con las mismas dificultades y peligros. Es un lugar posible para la amistad, la cercanía y la preocupación mutua, más allá de ser escuchado y tenido en cuenta. La secularidad es lugar para el encuentro y la donación sin precio, para la preocupación por lo personal y lo común. Aprender juntos en el desvalimiento y la desnudez ante el peligro para seguir viviendo.
Pablo en diálogo y relación: Nada le es ajeno y con todos se implica y complica. Para todos tiene palabra que no son de exigencia sino de humilde colaboración y de propuesta de fraternidad humana en el proceso de la dificultad y resolución de problemas. La vida compartida es el presupuesto previo del anuncio del evangelio. Dios vela y acompaña a su manera en los lugares y circunstancia más singulares y posiblemente extrañas. No hay duda de que todos estamos llamados a la salvación, que es universal y comunitaria.

Pablo signo de esperanza: cuando todo parece perdido, Pablo vive en la confianza del que lo acompaña siempre y le envía a la misión, que no quedará sin cumplirse porque Dios es siempre fiel. Llegarán, desnudos, en pobreza y muy desvalidos, pero el testimonio será posible porque es Dios quien lo asegura y nadie quedará en el camino, los débiles serán salvados junto con los fuertes y por la misma razón del crucificado.
Pablo testigo, con el testimonio de Jesús: Pablo ha aceptado la travesía como prisionero, sintiéndose enviado a dar testimonio y no pierde ninguno de aquellos con los que ha sido embarcado y él ha recibido como don del Padre en Cristo Cuando llega el mayor peligro más fuerte es su testimonio desde la debilidad y no desde la fuerza. Misterio cristológico que siempre ha de ser elaborado en la eclesiología de todos los tiempos y en todos los momentos de la historia.
Pablo y los signos: leer en creyente los datos de salvación que vamos viviendo juntos, aunque sólo seamos nosotros los que los entendamos por la gracia de la fe, es lo propio del apóstol que no desaprovecha ocasión para gritar lo que Dios hace calladamente: la salvación es gratuita, la iglesia apostólica lo sabe y predica, el gozo de la Iglesia es poder descifrar los sinos de la salvación que la presentan a ella misma como sacramento de esa realidad del reino.
El final y su predicación testimonial
No ha sido un momento, sino un proceso, tiempo agónico y difícil, en lentitud, pero nunca leído en claves de desesperación y condena. No se buscan culpabilidad para acusación sino deseo de esperanza para todos, también para los confundidos que no dejan de ser amados por el apóstol. Otro momento grandioso en la mayor debilidad para anunciar a Cristo que es fuerza para los que creen en él.
Conclusión:

“Los presbíteros, servidores de la esperanza, hombres entre los hombres, hermanos entre los hermanos, discípulos entre los discípulos, pobres seguidores del siervo de Dios que es el pastor bueno, el único, el verdadero, el maestro Jesús de Nazaret, en la comunidad del resucitado y en la barca de la historia que está ya sellada definitivamente para la salvación en la plenitud del Reino”