Jóvenes por el cuidado frente al conflicto No al conflicto si al cuidado: Juventud estudiante católica

Han llegado de diócesis distintas, son jovenes, solamente eso... y vienen para pensar juntos, organizarse, y vivir el evangelio en sus institutos y universidades. El tema elegido por ellos me parece fundamental en la sociedad que vivimos: "el cuidado". Perspectiva humana, social, evangélica, como aportación propia y específica de jóvenes que tienen proyecto de vida y que caminan en debilidad pero con confianza y esperanza.
| Jose Moreno Losada
“Entre el conflicto y el cuidado” Juventud estudiante católica
Comisión general del movimiento en Madrid (10,11 y 12 de noviembre)
La mañana luminosa de otoño en esta capital madrileña se abre en mi espíritu con el deseo de gozar del encuentro de estos jóvenes estudiantes que han llegado de distintas diócesis españolas: Madrid, Badajoz, Cáceres, Plasencia, Murcia, Palencia, Salamanca, Tenerife. Son una treintena de estudiantes entre los 15 y los 30 años, representantes de los grupos que se mueven en sus iglesias diocesanas. Los acompañan algún animador y consiliario, pocos porque este movimiento es de protagonismo juvenil real.

La comisión está preparada por el equipo permanente, Rubén que está acabando biología y está liberado para el movimiento, Julia y Raquel que están liberados a media jornada, terminando sus estudios de Comunicación audiovisual y los primeros trabajos como fisioterapeuta. La comisión está preparada para que sea totalmente sinodal, como siempre lo ha sido en los movimientos de la acción católica especializada.
Miro esta asamblea de jóvenes venidos de sitios tan distintos y siento cómo el espíritu se mueve en ellos, se acaban de presentar con algunos datos personales y con la motivación que vienen al encuentro, de una forma graciosa, han de decir algo que comience con la misma letra inicial de su nombre: Edu con entusiasmo, Pedro a “pinchar” para el compromiso de la paz; Iris con Ilusión, Ignacio a ilusionarse, Carmen a conocer el movimiento…

Yo leo este momento- de la comisión y sus participantes como una señal graciosa y esperanzadora de esta realidad eclesial que se mantiene fundamentalmente porque el Espíritu actúa en sus corazones. Casi nada en la pastoral juvenil de las diócesis opta por estos procesos y los favorece, los que lo son lo hacen a contracorriente, por transmisión apostólica entre ellos mismos, pocos jóvenes con pocos medios, pero con la verdad de su vida mantienen una tradición viva en la Iglesia, que va acompasando realmente con los deseos profundos de una ecología integral, de una iglesia sinodal, de una sociedad con ciudadanía corresponsable, con una cultura del cuidado. Es un milagro y yo me siento más creyente cuando lo gozo y lo siento con ellos, me descubro afortunado de ser testigo de estos signos. Ahora mismo me está impresionando cómo está reviviendo y recreándose este movimiento en Tenerife y Murcia. Veo a los chavales que están aquí de esas diócesis y vuelvo a recordar al Jesús pobre que estoy descubriendo en el estudio del evangelio que estoy haciendo con el evangelio de Lucas, siento que ellos están envueltos en pañales y recostados sobre un movimiento que es tan sencillo y austero como el mismo pesebre. Pero algo nuevo está naciendo, lo confieso.

El contexto del encuentro se hace presente desde la primera oración, estamos en momentos de conflictos en la sociedad, de radicalismos, enfrentamientos. Nos rodea un mundo de violencias y guerras. En medio de un Madrid que en estos últimos días tiene un clima de rechazo y violencia en las calles, de gritos y altercados. Y ellos vienen a organizarse y programar un año de trabajo en el que quieren vivir el lema de la asamblea celebrada en agosto: “somos templo, cuidemos y cuidémonos”. Son jóvenes que se plantean la opción la “cuidadanía”, la cultura del cuidado como marco de realización humana y cristiana. Cuidar y cuidarse, para que el espíritu profundo del vivir esté centrado en la posibilidad del encuentro, la fraternidad y el amor. Comprometerse por lo justo que favorece la paz y la dignidad de lo humano.
Estarán aquí en este albergue de Santa María de la Cabeza en la ronda de Segovia, anónimos y silenciosos creciendo hacia dentro, durante un fin de semana lleno de reflexión y organización para el cuidado. Yo participo hoy y me sumo a este proyecto con el que tanto camino he hecho y tanto me ha beneficiado como persona, como creyente y como sacerdote. Me renuevo en esta realidad que no es imaginaria que es tan viva y fecunda como mis propios ojos están viendo. Dichoso yo.
Vamos contentos: https://www.facebook.com/1566593959/videos/223159784127407/