Concretar los Valores que emanan del Evangelio

Cualquier beso, por precario que resulte, es mejor que cualquier definición de beso.

Cuando hablamos de valores mencionamos palabras como amistad, sinceridad, fraternidad, solidaridad…

¿Qué pasan si se quedan en palabras abstractas que no van más allá de formular grandes discursos en favor de la libertad, fraternidad, igualdad o solidaridad pero que no nos comprometen a que los otros tengan ayudas concretas y nos sientan como hermanos?

“No basta decidme ¡Señor, Señor! para entrar en el reino de Dios. Hay que poner por obra el designio de mi Padre del cielo”.

Concretar los valores es hacerlos realidad. Porque, entonces, ya no se trata de hablar del amor sino de tu amor y del mío.

El buen padre de familia, educador o evangelizador es, precisamente, aquel que es capaz de concretar los valores de cada día.

¿Cómo hacerlo?

Los valores no se imponen por la fuerza, ni desde el chantaje el engaño o la seducción. Si van a ser valores se deben comprender, elegir, asumir, interiorizar y vivir. Si no todo se quedará en declaraciones de intenciones más o menos sinceras o en meras apariencias.

No son planteamientos lejanos y de futuro sino realidades concretas y presentes.

El mensaje de Jesús, para que se instale entre nosotros su reino, supone e implica atender esas necesidades en cada hombre y mujer aquí y ahora. Lograr una vida humana para cada persona. Posicionarse ante la realidad social para contribuir a su transformación. Eso es dar gloria a Dios y concretar los valores que emanan del evangelio.

¿Cuáles son los valores a concretar e impulsar y a través de los cuales evangelizar?

• Respetar los derechos humanos, la dignidad humana y todo lo que ello conlleva.
• Enfatizar la búsqueda del sentido de la vida, la componente espiritual y los ámbitos relacionales que lo estimulen
• Cuestionar el relativismo moral y el cultivo excesivo del individualismo
• Dialogar y tender puentes de colaboración con un mundo plural tanto en lo cultural lo religioso como lo social
• Comprometernos con todo aquello que contribuya a crear una sociedad más justa, responsable y solidaria
• Apoyar a instituciones claves en la transmisión de valores como la familia, la escuela o las comunidades eclesiales.

En definitiva, actuar en cada momento y circunstancia en consonancia con aquello en lo que creemos para hacer realidad “por sus obras los conoceréis”.
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