Nadalizar España

Pero hay muchos practicantes de la ley del mínimo esfuerzo, del exceso de permisividad, de la cultura del éxito inmediato, de la banalización del esfuerzo y de referentes sociales superfluos y vacíos.
En esa sociedad de contrastes Nadal es un ejemplo a seguir. Y por motivos que no tienen nada que ver con su estilo de juego ni con sus triunfos. Hablo de los valores que transmite, dentro y fuera de la pista a la hora de obtener y gestionar sus triunfos.
Su técnica es inferior a la de varios jugadores. No le regalan las victorias sino que obtiene sus triunfos a base de entrega, de mucho entrenamiento, de disciplina, de renunciar a muchos caprichos, de no dar nada por perdido, de control de sus miedos y debilidades, de superación y de fe en sí mismo. Y cuando los obtiene se muestra cabal, sensato, humilde y respetuoso en cada uno de sus gestos.
Cuando el rival es Federer el enfrentamiento constituye todo un ejemplo de rivalidad entre dos competidores que se respetan y que saben que no basta con ganar sino que hay que hacerlo sin gestos negativos hacia el rival sino como caballeros. Por eso me gusta la foto adjunta, aunque este año no hemos podido verlos juntos.
Cuando estuvo en el alto del pedestal no se endiosó. En el último año, en el que sus triunfos fueron limitados, demostró que no es un superhombre. Que también él tiene sus flaquezas. Y el hecho de que esas flaquezas hayan estado relacionadas con la crisis en su entorno familiar es algo que aún le engrandece más. Las lágrimas de ayer, al finalizar el partido, fueron muy significativas. A mí me impresionaron.
Recuperado ahora el más alto nivel sigue siendo el de siempre. ¡Qué bueno tomar los valores que él representa como referente y modelo!