Angelismo
El día mundial sin humo (31 de mayo), un montón de gente se sintió pura, angelical frente a otro montón de apestados, impuros. Hasta no hace muchos años, los fornicadotes eran los impuros, los apestados; expuestos a pública penitencia. Hoy, los fornicadores hacen gala y público alarde de sus hazañas y cobran por su confesión ante medios de comunicación de masas, aunque lo que dicen sea inventado. Todo el mundo sabe que “dime de que hablas y te diré de que careces”.
Es evidente que el tabaco es una droga; una droga fomentada, durante siglos, por la sociedad. Fumar es un vicio que la sociedad convirtió en un verdadero hábito social bien visto durante siglos. El primer cigarrillo hizo parte del rito de paso de niño a hombre. Los estudios científicos han verificado que fumar en dañino para la sociedad y los responsables han logrado que el legislador dicte una ley prohibiendo fumar en buena parte de los espacios en los que el fumador pasa parte de su vida de vigilia.
Al purismo que afecta al tabaco hay que añadir el purismo en la comida; los alimentos transgénicos son lo que antes era el dinero, en palabras del santo cura de Ars, excremento del diablo. La abundancia y proliferación de literatura angeológica (la ciencia que estudia los ángeles se llama angeología) no es ajena a esta necesidad de pureza que siente la sociedad de nuestros días.
El contenido de los mitos y de los tabúes cambia pero su función es la misma desde que el hombre es hombre. La sociedad necesita sentirse pura. Muchos creyeron que los límites, de lo permitido y prohibido se había terminado. Estaban equivocados, la sociedad no puede funcionar sin límites. La falta de límites y de tabúes sería la vuelta al caos original. A la indeterminación absoluta, a la indefinición de todo.
Es evidente que el tabaco es una droga; una droga fomentada, durante siglos, por la sociedad. Fumar es un vicio que la sociedad convirtió en un verdadero hábito social bien visto durante siglos. El primer cigarrillo hizo parte del rito de paso de niño a hombre. Los estudios científicos han verificado que fumar en dañino para la sociedad y los responsables han logrado que el legislador dicte una ley prohibiendo fumar en buena parte de los espacios en los que el fumador pasa parte de su vida de vigilia.
Al purismo que afecta al tabaco hay que añadir el purismo en la comida; los alimentos transgénicos son lo que antes era el dinero, en palabras del santo cura de Ars, excremento del diablo. La abundancia y proliferación de literatura angeológica (la ciencia que estudia los ángeles se llama angeología) no es ajena a esta necesidad de pureza que siente la sociedad de nuestros días.
El contenido de los mitos y de los tabúes cambia pero su función es la misma desde que el hombre es hombre. La sociedad necesita sentirse pura. Muchos creyeron que los límites, de lo permitido y prohibido se había terminado. Estaban equivocados, la sociedad no puede funcionar sin límites. La falta de límites y de tabúes sería la vuelta al caos original. A la indeterminación absoluta, a la indefinición de todo.