En algunos tramos de carretera, autopista o calles es tal el cúmulo de señales de tráfico e informaciones diversas que cualquier puede tener la sensación de caminar por entre los árboles de un bosque. En tales casos, la atención del conducto se dispersa y la consecuencia puede ser la absoluta incapacidad para conducir de manera apropiada. Y todo para nada porque “aún prestando atención esmerada a cada una de las señales, no sabrías por donde tirar porque ninguna indica con claridad lo que quiere decir”, me dijo alguien que se vio en un fiasco gracias a la frondosidad de la señalización