Muchos han puesto el grito en el cielo cuando hay oído que, a lo mejor, habría que perseguir a los despilfarradores. Me parece un escándalo farisaico. Puede haber casos complicados pero hay casos clarísimos de autobombo, a su mayor honor y gloria, actuaciones de auténtico macarra, de chulo. Casos en los que el boss ha actuado contra el sentido común y el parecer de los sabios del lugar, sin ningún estudio previo de viabilidad: aeropuertos en los que nunca ha aterrizado un avión, estatuas para perpetuar su memoria, edificios innecesarios que nunca se terminaron, los libros editados que nunca leyó ni leerá nadie porque están mal escritos y no aportan nada a la ciencia ni al placer de la lectura. La justicia está para determinar las responsabilidades individuales o colectivas pero hay que depurarlas y pagarlas.