El GPS ayuda a dirigir y controlar el tráfico y lo facilita. Puede llevar a uno desde Roma a Santiago pasando por Jerusalén. El otro día me encontré con un amigo: “¿Pero no estabas en la cárcel?, le pregunté. “Estoy aquí contigo pero sigo estando en las manos de los carceleros. Llevó un GPS”, me respondió. “Pues ya pediré que me instalen a mi un detector de GPS para estar al loro cuando te me acerques”. Un día este amigo me invitó a cenar. Después de pagar la factura, me entregó la cartera y me dijo: “Toma, esto es lo que te ha sobrado de la invitación”. Cuando el detector de GPS me de la alerta de la cercanía de mi amigo cambiaré de marcha. Cuando se le presenta la ocasión de pispar una cartera, aunque sea a un amigo, lo hace. “La necesidad es más fuerte que la virtud”, me dice. Quiere decir, la tentación que la voluntad porque podría vivir de trabajar honradamente.