Nunca inventé nada ni pienso que vaya a hacerlo. En mi pueblo está todo inventado. Habría que inventar un nuevo ser humano con más corazón. Sobre la segunda parte, me escribieron, entre otras cosas, estás: Si supiéramos más filosofía seriamos menos rebaño, menos borregos, seríamos más críticos con las simpleces y las estupidez que dicen los políticos, los tertulianos y toda clase de maestrillo. Cuando a las tabernas se va a escuchar y luego se reflexiona sobre lo que se ha escuchado se puede aprende más que en muchas aulas de filosofía. (Este pensamiento ya lo habían sugerido antes Kant, Heidegger y otros grandes del pensamiento). Mucha gente de a pie sabe más filosofía de la vida que muchos profesores que nunca han manchado sus botas de barro. (Esto es el resumen de las reacciones a lo que escribí ayer aquí mismo).